Antes de las elecciones, las elecciones
Los comicios vascos y gallegos abren una tregua que coloca a Rajoy en posici¨®n de precaria ventaja para una segunda intentona
La ingenuidad de la Constituci¨®n respecto a los accidentes de las investiduras fallidas explica la incertidumbre que comportan las pr¨®ximas semanas. ?Ha deca¨ªdo Mariano Rajoy como candidato? ?Puede agotar los dos meses y, por tanto, su mandato expira cuando ¨¦l mismo proclame la incapacidad de intentar un nuevo Gobierno? ?Consumado el fracaso del 2S, puede otro candidato postularse a una alternativa?
La meta volante de Euskadi y Galicia
Discrepan los juristas al respecto, pero unas y otras fuerzas pol¨ªticas han establecido una ins¨®lita tregua ampar¨¢ndose en la oportunidad o en el oportunismo de las elecciones vascas y gallegas. Llegar a acuerdos nacionales ahora con los partidos implicados en ellas ¡ªespecialmente los nacionalistas¡ª condicionaba en exceso los humores de la campa?a, del mismo modo que la aritm¨¦tica posterior en los Gobiernos de Euskadi y Galicia predisponen acuerdos de investidura en Madrid.
Dos ejemplos: el PNV, tan reacio ahora a la investidura de Rajoy, podr¨ªa necesitar al PP para conservar la lehendakaritza, mientras que la constelaci¨®n de la izquierda gallega y nacionalista, a¨²n no liderada por los socialistas, demostrar¨ªa a expensas de N¨²?ez Feij¨®o que es posible una alternativa polifac¨¦tica a la hegemon¨ªa popular.
Despu¨¦s de Rajoy, Rajoy
Mariano Rajoy ha elegido el camino de la perseverancia, asumiendo como suyos estos dos meses de plazo que no son realmente suyos. Le beneficia en este sentido el autismo del PSOE. Y tambi¨¦n lo hace la pretensi¨®n de convertir septiembre en un argumento de presi¨®n a los socialistas, especialmente si termina produci¨¦ndose en Ferraz la convocatoria de una comit¨¦ federal extraordinario. Rajoy espera que el PSOE "evolucione" de la negaci¨®n hacia la abstenci¨®n. En caso contrario, no preocupa demasiado a los populares la repetici¨®n de unas elecciones generales. Mejoraron sus resultados en junio, podr¨ªan superarlos a¨²n m¨¢s en diciembre. M¨¢s a¨²n "vendiendo" a los electores el esfuerzo sobrehumano de la investidura truncada y los gui?os aperturistas a otras fuerzas.
El PP... sin Rajoy
Consumada la investidura fallida de Rajoy, el PSOE est¨¢ obligado a explicar cu¨¢l es la soluci¨®n milagrosa que existe entre el "no" al l¨ªder popular y el rechazo a las elecciones generales. Una posibilidad consiste en ponerle precio a la abstenci¨®n. Y ser¨ªa un precio muy alto, con dos variantes de envergadura. La primera, recomendada por Gonz¨¢lez, consistir¨ªa en exigir la cabeza de Rajoy, aprovechando incluso las dudas que expres¨® Albert Rivera en su discurso de este viernes y la sorpresa de la caducidad del acuerdo de Ciudadanos. La segunda radicar¨ªa en consensuar la abstenci¨®n, deslegitimando la autoridad de Pedro S¨¢nchez, de tal manera que el propio secretario general se expondr¨ªa al escarmiento de una moci¨®n de censura interna. ?Estar¨ªa obligado a abdicar? ?Habr¨ªa cambio de l¨ªder?
El acuerdo Frankenstein
La eventual capitulaci¨®n de Mariano Rajoy podr¨ªa dejar espacio a una alternativa, pero el plan B requiere suficiente credibilidad y aritm¨¦tica como para que el jefe del Estado intervenga para alentarla. Es la pretensi¨®n de Pablo Iglesias; el problema es que la propuesta del l¨ªder de Podemos requiere la implicaci¨®n contra natura de fuerzas pol¨ªticas conservadoras, soberanistas y de extrema izquierda. La amalgama convierte en bastante inveros¨ªmil que Pedro S¨¢nchez se anime a liderarla pese a las insinuaciones que hizo en su intervenci¨®n del viernes, entre otras razones por la animadversi¨®n del propio partido a Iglesias y a las formaciones rupturistas.
Elecciones invernales
Que pueda haber elecciones en diciembre se antoja m¨¢s probable que ninguna otra opci¨®n. Y que sean en el s¨ªmbolo familiar del 25 de diciembre podr¨ªa evitarse con una reforma de la ley electoral destinada a la abreviaci¨®n de la campa?a.
Parecen las elecciones una soluci¨®n aberrante porque implica la negligencia de la clase pol¨ªtica y porque no se esperan siquiera variaciones significativas ¡ªel ¨²ltimo sondeo del CIS describe un escenario casi id¨¦ntico al actual¡ª, pero la realidad es que los estrategas del antiguo bipartidismo las perciben con c¨ªnico alborozo. Los populares miran hacia arriba desde el rebote del 26J. Los socialistas creen que unos nuevos comicios abrir¨ªan mayores distancias con Podemos.
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