Suicidio: c¨®mo prevenir la muerte silenciada
Varios expertos en la materia reclaman un plan nacional de prevenci¨®n sobre el suicidio
Sus padres han encontrado la nota de despedida antes de tiempo. A¨²n no se ha quitado la vida. Tiene 30 a?os, ning¨²n trastorno de salud mental diagnosticado y est¨¢ ultimando los detalles de su suicidio. Ya ha escogido la fecha. Cuando su familia hall¨® por casualidad la misiva, acudi¨® a un centro de Salud Mental para saber qu¨¦ hacer, c¨®mo encarar esa conversaci¨®n. C¨®mo ayudarle.
"Muchos profesionales siguen insistiendo en ciertos mitos que no son ciertos. Se recomienda no preguntarle a esa persona directamente si se quiere suicidar, porque eso puede darle la idea. Pero no es as¨ª como hay que actuar, hay que abordarlo abiertamente y no evitar la palabra", explica Javier Jim¨¦nez, de la Asociaci¨®n de Investigaci¨®n, Prevenci¨®n e intervenci¨®n de suicidio (AIPIS). A ella acudi¨® la familia de este joven en busca de una orientaci¨®n m¨¢s personalizada y espec¨ªfica que las dos gu¨ªas que les facilitaron en el centro. Con el asesoramiento de la asociaci¨®n ¡ªcompletamente voluntario y exento de ayudas p¨²blicas¡ª intentar¨¢n que su hijo no se convierta en una de las diez personas que diariamente se quita la vida en Espa?a.
"En los ¨²ltimos veinte a?os hemos pasado de ser un pa¨ªs de riesgo bajo de suicidio a riesgo medio, y estamos a punto de pasar al alto" subraya Julio Bobes, catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa de la Universidad de Oviedo e integrante de Asociaci¨®n Internacional para la Prevenci¨®n del Suicidio (IASP). Con 3.910 muertes al a?o, el suicidio contin¨²a por tercer a?o consecutivo marcando r¨¦cord, situ¨¢ndose como primera causa de muerte no natural en nuestro pa¨ªs, por encima de los accidentes de tr¨¢fico. Una realidad que pone el foco en las estrategias para frenar este aumento, que ha llevado a Espa?a a superar a Grecia en el n¨²mero de suicidios dentro de la Uni¨®n Europea.
Debido a la transferencia de competencias, los sistemas sanitarios auton¨®micos son los encargados de desarrollar sus propios protocolos para combatir la tendencia. Pero no hay ning¨²n imperativo. "Eso significa que algunas regiones hacen algo, otras tratan de hacer, y otras no hacen nada. La desigualdad regional es tremenda", denuncia Bobes. Catalu?a lidera el terreno en la prevenci¨®n, con un plan regional y un Codi Risc Suicidi (CRS) que se aplica en todo su territorio, aunque a¨²n es precipitado estimar su impacto. "No se han hecho grandes inversiones ni se ha contratado a nadie, el programa se basa en aprovechar los recursos existentes para detectar a las personas con riesgo de suicidio y hacerles un seguimiento de forma proactiva" explica V¨ªctor P¨¦rez Sola, responsable del ¨¢rea de Psiquiatr¨ªa del Hospital del Mar y asesor de la Generalitat en la atenci¨®n de las conductas suicidas.
Aunque otras comunidades como Madrid o Asturias cuenten con sus propios protocolos, muchos expertos llevan a?os demandando que Espa?a implante un plan nacional para luchar contra las muertes voluntarias que cumpla con lo que la propia Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha solicitado.
Algo que de momento no est¨¢ en la agenda pol¨ªtica y cuyos intentos para llevarla a cabo se han visto hist¨®ricamente frustrados, a pesar de que el ministerio de Sanidad rubricase acuerdos para hacerlo. El primero data de 2005 en Helsinki, donde se celebr¨® la conferencia ministerial europea de la OMS. Todos los pa¨ªses entonaron el mea culpa y aceptaron que hab¨ªan desatendido el asunto, comprometi¨¦ndose reducir sus cifras para 2010 a trav¨¦s de planes nacionales. "Nosotros tardamos dos a?os solo en traducir al espa?ol ese documento que hab¨ªamos firmado. Se perdieron dos a?os important¨ªsimos para su aplicaci¨®n, pero en la d¨¦cada posterior tampoco se ha avanzado nada en este sentido porque en 2009 estall¨® la crisis y fue la excusa para la dejadez de las autoridades", recuerda Bobes.
Todo qued¨® en papel mojado, la misma suerte que corri¨® la propuesta no de Ley aprobada en el Congreso por unanimidad en 2012 y presentada por la entonces l¨ªder de UPyD Rosa D¨ªez. Javier Jim¨¦nez form¨® parte de la comisi¨®n de trabajo posterior, conformada para desarrollar el borrador de la futura ley de prevenci¨®n. "Lo echaron para atr¨¢s. Algunas comunidades como Andaluc¨ªa votaron en contra, y aquello qued¨® en punto muerto", recuerda el psic¨®logo cl¨ªnico.
Aunque valora muchas de las iniciativas que privada o regionalmente luchan contra el problema (como el Tel¨¦fono de la Esperanza) Jim¨¦nez considera que el esfuerzo es obviamente insuficiente y se est¨¢ dando la espalda al problema de fondo: "Lo que hay en Espa?a son programas piloto, y solamente en algunos hospitales, como el C¨®digo 100 de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz o el del 12 de Octubre". El psic¨®logo revela que se trata de herramientas a¨²n muy b¨¢sicas, enfocadas fundamentalmente a aquella poblaci¨®n reincidente, que ya ha tenido tentativas frustradas. "Pero con eso no basta. Hay que prestar atenci¨®n tambi¨¦n a quienes est¨¢n en riesgo y a¨²n no lo han intentado. Nosotros no damos abasto, esto es un problema mucho m¨¢s complejo que requiere ir m¨¢s all¨¢", enfatiza.
Estamos cada uno en nuestra Torre de Babel y as¨ª es imposible saber la realidad
La nula unificaci¨®n en los planes deriva, adem¨¢s, en otro problema a?adido: la falta de transparencia en la cifra de suicidios totales. Los ¨²nicos oficiales son los del INE y datan de 2014.? Muchas comunidades -como Madrid- comunicaron err¨®neamente los datos durante a?os y desequilibraron la estad¨ªstica de defunciones, y hay otras que, seg¨²n los expertos, ni siquiera las comunican: "Estamos cada uno en nuestra Torre de Babel y as¨ª es imposible saber la realidad exacta de lo que est¨¢ ocurriendo con los suicidios. Para prevenirlo primero tenemos que tener claro qu¨¦ es lo que pasa, cu¨¢ntos hay exactamente", explica Bobes.
V¨ªctor P¨¦rez Sol¨¢ coincide, y defiende un plan nacional que permita a cada regi¨®n intervenir en funci¨®n de las necesidades propias: "Apuesto por un enfoque realista. Que haya una estrategia m¨ªnima a escala nacional, con una dotaci¨®n econ¨®mica y humana, para que todas las comunidades est¨¦n obligadas a establecer protocolos que se adapten a sus particularidades, m¨¢s urbanas, menos... Porque las caracter¨ªsticas de un suicida en Extremadura no son las mismas que las de Madrid ", agrega. Actualmente, Asturias y Galicia lideran el r¨¢nking de suicidios en nuestro pa¨ªs.
El silencio y el tab¨²
Los expertos responden al un¨ªsono sobre qu¨¦ es lo necesario para frenar el incremento de suicidios, y c¨®mo reforzar la prevenci¨®n. Reclaman mayor dotaci¨®n econ¨®mica y humana (con mejor formaci¨®n para los profesionales sanitarios), sinergia entre comunidades y mayor concienciaci¨®n social con los problemas de salud mental. El 90% de los casos de suicidios se producen en pacientes con un enfermedad mental, y de ah¨ª debe arrancar cualquier medida posterior: "En muchas ocasiones se ha puesto de manifiesto la cantidad irrisoria de fondos destinados a la psiquiatr¨ªa en comparaci¨®n con los fondos destinados al c¨¢ncer. Tenemos un amplio margen de mejora. Para saber las medidas eficaces preventivas en el suicidio hace falta investigar. Y para eso hace faltan datos, y para eso hace falta dinero", resume Blanca Reneses. "La depresi¨®n mayor es una de las primeras causas de p¨¦rdida de vida en el mundo. Mucho m¨¢s que el c¨¢ncer y mucho m¨¢s que las enfermedades neurol¨®gicas. Es un problema de gran impacto que no llama tanto la atenci¨®n como otros, y el suicidio es una de sus formas de expresi¨®n", lamenta Mayol. "Es la rama pobre de la Sanidad", apoya Javier Jim¨¦nez.
La alarma ya existe, pero nos resistimos a mirarla
La mayor¨ªa se apoyan en la probada eficacia de las campa?as para reducir la mortalidad en carretera para reclamar acciones similares en materia de suicidios. "Las muertes por suicidio son tan evitables como las de tr¨¢fico. Hace falta m¨¢s concienciaci¨®n y m¨¢s campa?as p¨²blicas, aunque solo con eso no vamos a reducirlo", opina V¨ªctor P¨¦rez Sol¨¢. Abogan por algo mucho m¨¢s sencillo: hablar de ¨¦l.
El muro de silencio construido en torno al suicidio ha enquistado el problema hasta invisibilizarlo. Es una muerte silenciosa que queda silenciada. Convienen en la necesidad de que los medios de comunicaci¨®n sean precavidos a la hora de dar informaciones, pero opinan que las recomendaciones de la OMS (que incluso desaconseja escribir la palabra) fracasan en su objetivo de evitar el efecto contagio. Apelan a unas directrices cuidadosas (no dar detalles sobre los m¨¦todos o no glorificar al suicida) pero variando la deriva actual en la que estos fallecimientos, simplemente, no cuentan. "Mueren diez veces m¨¢s personas por suicidio que por violencia de g¨¦nero y la causa mayor de muerte de personas j¨®venes es el suicidio. Y nadie lo sabe, porque no se habla", lamenta el psiquiatra.
Javier Jim¨¦nez detalla c¨®mo, en un instituto madrile?o que hab¨ªa sufrido cinco suicidios de j¨®venes en los ¨²ltimos cinco a?os, rechazaron que la ASIPI diera una charla de orientaci¨®n sobre estas conductas. "Nos dijeron que ¨ªbamos a alarmar a los estudiantes y a los padres. ?C¨®mo iba a alarmar una asociaci¨®n de prevenci¨®n? La alarma ya la tienen, pero se resisten a mirarla", asegura. En general, cunde la sensaci¨®n de que se ha sobredimensionado la repercusi¨®n del efecto contagio. "Es como si dij¨¦ramos: no hables de violencia de g¨¦nero, porque eso les va a dar ideas al maltratador y pegar¨¢n a las mujeres", compara P¨¦rez Sol¨¢.
Jim¨¦nez lleva la comparaci¨®n unos siglos atr¨¢s, cuando el suicida arrastraba un estigma que imped¨ªa a la familia enterrarle en el camposanto. O cuando se torturaba p¨²blicamente el cad¨¢ver del fallecido para que no cundiera el ejemplo. "Ahora se suicidan los que est¨¢n locos, y esos no tienen remedio. Eso es lo que parece que piensa la sociedad", lamenta. El estigma ha mutado en silencio.
Big data para frenar los suicidios
En paralelo a la inexistencia de un plan nacional, en los ¨²ltimos a?os han surgido nuevos planes de investigaci¨®n que permitan detectar tempranamente conductas que desembocan en la muerte autoinflingida. La Universidad de Alicante est¨¢ desarrollando una herramienta para rastrear y detectar mensajes prosuicidas en Internet, y as¨ª atacar a uno de los segmentos, el adolescente, donde las cifras de muertes son m¨¢s alarmantes.
Otro de los ejemplos de c¨®mo el Big Data puede ayudar a la previsi¨®n temprana de suicidios es la herramienta HIKARI, pionera en nuestro pa¨ªs. Desarrollada por el Hospital Cl¨ªnico San Carlos y Fujitsu, intenta que los profesionales sanitarios sean capaces de detectar s¨ªntomas suicidas en los pacientes, utilizando para ello los historiales cl¨ªnicos. "El planteamiento es c¨®mo estudiar la gran cantidad de datos sanitarios para poder entender mejor los problemas de salud mental y permitir a los profesionales trabajar mejor en la identificaci¨®n de patrones suicidas" explica Julio Mayol, el director del centro. La psiquiatra Blanca Reneses precisa que se trata de una herramienta de investigaci¨®n, cuyos resultados se har¨¢n p¨²blicos cuando finalicen los estudios de campo. "Para poder predecir y prevenir, necesitamos tener buenos datos inicialmente. Esta herramienta ayuda a sintetizar el gran volumen de informaci¨®n", apostilla, se?alando que la mayor¨ªa de los que se quitaron la vida hab¨ªan acudido previamente al sistema sanitario. Se trata de detectar qui¨¦nes est¨¢n en riesgo aunque no hubieran expresado su voluntad manifiesta de suicidarse.
En una fase m¨¢s avanzada, HIKARI tambi¨¦n podr¨¢ incorporar otros datos (de meteorolog¨ªa o de las redes sociales) que ayuden a detectar los m¨²ltiples factores que influyen en la conducta suicida. En los pr¨®ximos meses har¨¢n p¨²blicos los resultados. "De momento a¨²n estamos estudiando si la m¨¢quina es suficientemente fiable para identificar lo mismo que identificar¨ªa un m¨¦dico leyendo ciertos datos sobre diagn¨®sticos y h¨¢bitos del paciente. Y ahora mismo parece que la inteligencia artificial es bastante fiable", precisa Mayol.
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