Diada: de fiesta popular a reivindicaci¨®n nacionalista
An¨¢lisis del cariz de la fiesta nacional catalana en los ¨²ltimos diez a?os
No siempre fue as¨ª. No hace tanto que la Diada consiste en contar manifestantes, en la pelea de cifras de los organizadores y la polic¨ªa, en medir cu¨¢ntas personas por metro cuadrado tendr¨ªa que haber si uno u otro tuviera raz¨®n y qu¨¦ porcentaje de independentistas hay (polarizaci¨®n, o con ellos o con nosotros, sin matices). Un 11 de septiembre de hace diez a?os, el d¨ªa en que Catalu?a celebra su fiesta nacional y conmemora la ca¨ªda de Barcelona frente a las tropas borb¨®nicas de Felipe V en 1714, no era tan distinto de un 25 de julio en Santiago de Compostela.
En 2006 Pasqual Maragall se bat¨ªa en retirada de la pol¨ªtica creyendo haber propiciado una soluci¨®n estable: el Estatuto. ¡°Hemos llegado al punto que quer¨ªamos. La independencia no servir¨ªa de nada y ser¨ªa rid¨ªculo en la Europa de hoy¡±, lleg¨® a decir. Hasta 2012, se echaban cuentas sobre cu¨¢nta gente asist¨ªa a la ofrenda floral, la atenci¨®n estaba puesta en el artista que cantaba Els segadors en el acto oficial. Tambi¨¦n, s¨ª, en el par de encapuchados que quemaban banderas espa?olas o retratos del Rey y en los grupos, pocos, que abucheaban a pol¨ªticos llam¨¢ndoles botiflers (el apodo peyorativo con que bautizaron durante la guerra a los partidarios de Felipe V). Ahora los n¨²meros han engordado tal como ha ganado adeptos la reclamaci¨®n de un Estado propio y los ha perdido lo que Artur Mas, ahora adalid del independentismo, llamaba entonces catalanismo tranquilo. Ahora los n¨²meros lo copan todo y sirven para enviar mensajes de Barcelona a Madrid (como si fueran rivales) y al contrario. Se ha impuesto un ellos y un nosotros.
DIADA DE 2015
La Diada de hace un a?o coincidi¨® con el arranque de la campa?a del 27-S, unas elecciones auton¨®micas que la candidatura conjunta de Junts pel S¨ª, la coalici¨®n electoral conformada por Convergencia Democr¨¢tica de Catalu?a (CDC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Dem¨®cratas de Catalu?a y Moviment d'Esquerres, quiso interpretar en clave plebiscitaria. Si obten¨ªan una mayor¨ªa en esca?os comenzar¨ªan un proceso de secesi¨®n. Los manifestantes salieron a la calle y llenaron los 5,2 kil¨®metros de la avenida Meridiana de Barcelona en lo que se llam¨® la Via Lliure (V¨ªa libre). Fue la cuarta demostraci¨®n, el cuarto a?o consecutivo en que ense?aban m¨²sculo movilizando a tal masa. Seg¨²n la Asamblea Nacional Catalana (ANC) fueron dos millones, 1,4 seg¨²n la Guardia Urbana. La Delegaci¨®n del Gobierno en Catalu?a redujo la cifra hasta los 520.000. Incluso, porque el debate se hab¨ªa trasladado ah¨ª, la web The Spain Report utilizando una herramienta en l¨ªnea calcul¨® que debi¨® haber 672.000. De haber m¨¢s la densidad habr¨ªa sido de unas 8,3 personas por metro cuadrado, la misma que hizo que en el estadio de Hillsborough una avalancha matara a 96, aplastados contra las vallas.
El intento primordial de aquella cita fue internacionalizar el conflicto. Mas dec¨ªa que Europa no podr¨ªa dar la espalda a las urnas, como respuesta a las advertencias de la Comisi¨®n y de l¨ªderes como Merkel y Cameron de que una eventual Catalu?a independiente quedar¨ªa fuera de la UE. El corresponsal alem¨¢n de Berliner Zeitung Martin Dahns confes¨® estar fascinado por un fen¨®meno social de tal tama?o que persegu¨ªa b¨¢sicamente ¡°dibujar una frontera en el mapa.¡±
DIADA DE 2014
En la de 2014 The New York Times escrib¨ªa: ¡°Catalu?a con los ojos puestos en Escocia¡±. En el tricentenario de la ca¨ªda de Barcelona Catalu?a intentaba celebrar una consulta no vinculante en la que se preguntara a la ciudadan¨ªa si estaba a favor de la independencia. El famoso 9-N que el Tribunal Constitucional luego suspendi¨®. Carme Forcadell, hoy presidenta del Parlament, presion¨® entonces a Mas para que colocara las urnas a pesar de lo que dijeran el Gobierno o los tribunales, y Mas entonces acudi¨® a dialogar con el presidente Mariano Rajoy para pedirle que no impugnase la consulta.
Los manifestantes, que aprovecharon para solicitar el s¨ª para Escocia, dibujaron una V en Barcelona ocupando toda la Gran Via y la avenida Diagonal cuyo v¨¦rtice era la plaza de les Gl¨°ries. Una preinscripci¨®n en la web permite saber que al menos 530.000 personas se apuntaron. El titular de la portada de este peri¨®dico el 12 de septiembre fue: ¡°El soberanismo cumple su objetivo en la calle para prolongar el desaf¨ªo¡±. Pedro S¨¢nchez dijo: ¡°No podemos continuar as¨ª, Rajoy y Mas deben sentarse¡±, decidiendo qu¨¦ cara ponerle a los que extremaron la contienda.
DIADA DE 2013
Una cadena humana de 400 kil¨®metros, esa es la imagen de lo que fue el 11 de septiembre de 2013. Desde la frontera con Francia hasta el l¨ªmite con Valencia, gente dada de la mano por un Estado propio. La Generalitat asegur¨® que hab¨ªan participado en ella 1,6 millones de personas y la Guardia Urbana de Barcelona contabiliz¨® alrededor de medio mill¨®n en las calles de la capital. Carme Forcadell, presidenta entonces de ANC, exigi¨® a Artur Mas que convocara un refer¨¦ndum en 2014. Los catalanes hab¨ªan demostrado lo que quer¨ªan, y lo quer¨ªan ya. Mas no tom¨® parte en la cadena para no complicar a las instituciones que representaba, aunque varios de sus consejeros acudieron. Su partido hablaba ya a las claras de independencia, ¨¦l se manten¨ªa en la ambig¨¹edad. Lleg¨® a admitir que ser¨ªa imposible hacer la consulta en 2014 sin el respaldo del Gobierno y a proponer ya entonces convertir las auton¨®micas de 2016 en un plebiscito para determinar si los independentistas eran mayor¨ªa.
DIADA DE 2012
La de ese a?o fue un hito. El anterior, siendo ya presidente de la Generalitat Artur Mas, los colectivos independentistas hab¨ªan logrado reunir apenas a unos 10.000 manifestantes en Barcelona. En 2012 se vivi¨® una exhibici¨®n sin precedentes. Pac¨ªfica y sin incidentes. Para los organizadores, dos millones de personas saltaron a las calles; para la Guardia Urbana, 1,5 y, seg¨²n los c¨¢lculos que EL PA?S hizo en ese momento, unas 600.000. En cualquier caso, super¨® las m¨¢s secundadas hasta entonces, que hab¨ªan sido la de 1977 para reivindicar el Estatuto y la de julio de 2010 protestando por los recortes que el Tribunal Constitucional hab¨ªa aplicado sobre ese nuevo Estatuto firmado en 2006. Los votantes de CiU gritaron las mismas consignas, juntos, que los ecosocialistas. Aun¨® a todo el espectro pol¨ªtico del catalanismo. Artur Mas quiso aprovechar el capital pol¨ªtico que esperaba que supusiera aquello para negociar con el Gobierno un nuevo pacto fiscal m¨¢s beneficioso para Catalu?a. Mariano Rajoy, presidente, dijo que ¡°no era momento de algarab¨ªas, l¨ªos, pol¨¦micas y disputas¡±, que los problemas de Catalu?a eran ¡°el d¨¦ficit, la deuda y 700.000 parados¡±.
Si bien una buena parte de aquellos que protestaban podr¨ªan haber estado reclamando un nuevo modelo de financiaci¨®n o un cambio pol¨ªtico en que se les reconociera su condici¨®n de naci¨®n y su particularidad cultural, lo que termin¨® por aglutinarles a todos fue la expectativa de un autogobierno, de un Estado independiente. Y entonces comenz¨® fuera de la linde catalana la b¨²squeda de culpables, que algunos encontraron en la deriva de CiU y otros en la estrategia recentralizadora e intervencionista del PP y en la sentencia del Constitucional que corrigi¨® el Estatuto con el que Maragall hab¨ªa conseguido consenso.
DIADA DE 2011
Hubo pol¨¦mica, s¨ª, pero fue una jornada tranquila. Hubo pol¨¦mica servida por un auto de una secci¨®n de la Sala Contencioso-Administrativa del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC) que conced¨ªa a la Generalitat un plazo de dos meses para imponer el castellano como lengua vehicular de los ciclos de ense?anza. Se se?alaba al PP por estar perpetrando ¡°un ataque a Catalu?a¡±, desde el sector catalanista. Se recuerda de ese d¨ªa la escena de Xavier Garc¨ªa Albiol, alcalde de Badalona, que tras anular los actos programados en su ciudad acudi¨® a Barcelona, retir¨® la palabra ¡°nacional¡± del cartel de la Diada y trat¨® de impedir que la bandera espa?ola se descolgase del balc¨®n del consistorio.
DIADA DE 2010
Disgregadas en 16 plataformas y partidos con intereses que todo el mundo asum¨ªa irreconciliables, unas 9.000 personas se manifestaron en favor de la independencia ese a?o. Los convocantes dieron una cifra superior, 14.000, para igualar la que se hab¨ªa alcanzado en 2009. No pod¨ªa decaer.
La Diada de 2010, a?o en el que un 24% se reconoc¨ªa partidario de convertirse en Estado escindido de Espa?a, fue la del fin del Tripartito. Montilla defend¨ªa el discurso institucional de cercenar ciertos art¨ªculos del Estatuto, de renunciar, por ejemplo, a la palabra ¡°naci¨®n.¡± El resto de sus socios de Gobierno lo criticaban. Felip Puig, n¨²mero dos de Converg¨¨ncia, pronunci¨® lo que se convirti¨® en lema: ¡°Independencia o decadencia¡±. La sombra de las elecciones que se celebrar¨ªan el 28 de noviembre (y que a la postre dieron la presidencia a Mas) planeaba ya por la cita. Una curiosidad, Albert Rivera, l¨ªder de Ciutadans, dec¨ªa entonces que reivindicar el catal¨¢n era solo una forma de alimentar el odio.
En un lustro la festividad nacional catalana ha mutado, y uno de los aspectos que siempre represent¨® pero era residual entre un crisol de sensibilidades y formas de entender el catalanismo, parece imponerse. Si antes las reivindicaciones y proclamas atend¨ªan tambi¨¦n a trabajadores despedidos y desamparados, si se sol¨ªa protestar ese d¨ªa contra recortes sociales o, en general, contra cualquier aspecto en que la Generalitat y el Gobierno central pudieran hacer m¨¢s por los ciudadanos; si Montilla ¡ªy hasta Artur Mas¡ª pod¨ªan celebrar una Diada en la Expo de Zaragoza, m¨¢s all¨¢ del Parlament o el parque de la Ciutadella; ahora lo ¨²nico usual es contar los cientos de miles de manifestantes independentistas. Si la relaci¨®n de Catalu?a con Espa?a lo que podr¨ªa haber requerido es una charla de div¨¢n y prestarse o¨ªdos, ahora se asemeja a una contienda en la que escoger bandos. Cada 11 de septiembre.
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