Despu¨¦s del bloqueo, el bloqueo
La mayor¨ªa absoluta del PP en Galicia y la minor¨ªa absoluta de los socialistas representan la distancia an¨ªmica y pol¨ªtica que separa a Rajoy de S¨¢nchez
La mayor¨ªa absoluta que ha logrado Alberto N¨²?ez Feij¨®o y la minor¨ªa absoluta de los socialistas en Euskadi y en Galicia representan la distancia an¨ªmica y pol¨ªtica que separa a Rajoy de S¨¢nchez en la traslaci¨®n nacional del 25-S. No puede hacerse de forma dogm¨¢tica una extrapolaci¨®n, pero la implicaci¨®n de ambos l¨ªderes en la campa?a, las injerencias locales y sus propios galones en sus respectivos partidos les exigen responsabilizarse del resultado. Para bien, como har¨¢ Mariano Rajoy convirtiendo a N¨²?ez Feij¨®o en su lanzador del sprint final en las generales. Y para mal, pues Pedro S¨¢nchez es hoy m¨¢s d¨¦bil que ayer y m¨¢s fuerte que ma?ana.
La prueba est¨¢ en que sus barones parec¨ªan haber deseado en la sombra del aquelarre un desastre electoral en Galicia y Euskadi, sobrentendiendo que el retroceso en ambas comunidades representaba un mal menor respecto al bien mayor que supondr¨ªa debilitar a su l¨ªder, exponerlo a un nuevo conflicto en las urnas, degradarlo a otra noche ¡°hist¨®rica¡± de anestesia y abstracci¨®n.
No piensa darse por aludido S¨¢nchez. Se ha convertido en reh¨¦n y v¨ªctima de s¨ª mismo, atrapado en un laberinto bizantino del que espera salir transform¨¢ndose en presidente del Gobierno a expensas de Rajoy. No pudiendo cruzar el r¨ªo, S¨¢nchez atravesar¨¢ el oc¨¦ano.
Ya dec¨ªa el s¨¢bado que no buscar una alternativa ser¨ªa imperdonable, aun sabiendo que encontrarla resultaba imposible. La contradicen la aritm¨¦tica parlamentaria, la incongruencia ideol¨®gica, el campo de minas que va a colocarle el comit¨¦ federal y la mera realidad, aunque S¨¢nchez persevera en el ilusionismo y en la dilataci¨®n del tiempo como argumentos habituales de supervivencia personal.
Es la raz¨®n por la que su candidatura unilateral a la presidencia del Gobierno se antoja una maniobra de distracci¨®n y un pretexto urdido para sustraerse al retroceso del socialismo en Galicia y Euskadi. Y no puede hacerlo, porque suya fue la elecci¨®n del candidato gallego y porque la oportunidad de facilitar la gobernabilidad del PNV en Euskadi representa un consuelo precario en un partido que fue eje de la pol¨ªtica vasca y que despidi¨® hace solo cuatro a?os al lehendakari Patxi L¨®pez. Ni siquiera el duelo con En Marea en Galicia, perdido in extremis por unos miles de votos, puede ¡°venderse¡± como una proeza. Del sorpasso frustrado al sorpasi?o consumado ¡ªel neologismo es de Javier Ayuso¡ª, el PSOE no alcanza ni a conformarse con la pedrea en una noche de connotaciones catastr¨®ficas.
Tiene S¨¢nchez sometida la salud del PSOE a la propia y no parece darse cuenta de que el fervor con que lo apoyan los militantes en la aversi¨®n a Rajoy, amparada en la actualidad de la corrupci¨®n y amiguismo populares, no equivale al que puedan proporcionarle los votantes en los comicios de diciembre. S¨¢nchez comparece o comparecer¨ªa no ya debilitado respecto a s¨ª mismo, sino mucho m¨¢s vulnerable en su duelo con Rajoy, cuyas antiguas reservas y opiniones sobre el ¡°disparate de unos terceros comicios¡± han quedado subordinadas a la conveniencia de celebrarlos, no ya por la inercia del rebote que se produjo el 26-J, sino porque la faida endog¨¢mica del PSOE y el cinismo con que Rajoy ha resuelto los expedientes de Soria y Barber¨¢ se a?adieron ayer al enorme valor pol¨ªtico-propagand¨ªstico que reviste el resultado de Galicia. Adquiere una fuerza evocadora y hasta anacr¨®nica la mayor¨ªa absoluta, porque ya no es concebible en ninguna otra comunidad aut¨®noma y porque el PP va a dotarla de un est¨ªmulo premonitorio. Rajoy va a convertirla en una suerte de m¨¦rito particular y en un revestimiento a su porvenir de presidente del Gobierno. Le ha servido para arropar un digno resultado en Euskadi ¡ªAlonso logra empatar a los socialistas¡ª y va a servirle para construir un escenario inverso al que desfigura el voluntarismo de S¨¢nchez.
Rajoy es un l¨ªder fuerte en un partido cohesionado. S¨¢nchez es un l¨ªder d¨¦bil en un partido descoyuntado. Y as¨ª estaban las cosas antes de conocerse el resultado de las gallegas y vascas, de forma que el desenlace del 25-S predispone al antiguo juego de las lecturas partidistas y consolida el bloqueo. S¨¢nchez le dar¨¢ menos importancia del que tiene. Rajoy le conceder¨¢ mucho m¨¢s valor del que aloja, confortado en el espect¨¢culo del eclipse gallego y quiz¨¢ descuidando al competidor en que se ha convertido N¨²?ez Feij¨®o.
Razones tiene para postularse a La Moncloa. La maquinaria estajanovista de G¨¦nova se ocupar¨¢ de neutralizarlo, pero ni siquiera el marianismo m¨¢s devoto puede renegar ahora del tama?o que ha adquirido el delf¨ªn y de la extrema paradoja que supondr¨ªa encontrarnos en La Moncloa a un candidato gallego y del PP que no se llama Mariano Rajoy.
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