Dos cargas de profundidad
La crisis abierta en el seno del PSOE mezcla dos l¨ªneas de fractura ¨ªntimamente ligadas. La primera y fundamental es la estrategia a seguir tras unas elecciones que, de nuevo, convirtieron al PSOE en el partido mediano, el decisivo para gobernar.
La estrategia de Ferraz ha sido replicar la pauta que intent¨® el pasado diciembre; que Mariano Rajoy fracase en una investidura para que Pedro S¨¢nchez intente articular una mayor¨ªa alternativa. Podr¨ªa salirle bien y catapultar a S¨¢nchez a la Moncloa. Podr¨ªa salirle mal y provocar elecciones, pero con un PSOE legitimado por no haber investido a Rajoy, transfiriendo la responsabilidad a los nuevos partidos y confiando en que, aun perdiendo votos, Podemos ¡ªquebrados del discurso contra el bipartidismo¡ª caiga m¨¢s. Quiz¨¢ hasta podr¨ªa privarle del amargo c¨¢liz de ser decisivo.
Sin embargo, las preferencias parecen las inversas para los barones cr¨ªticos, que optar¨ªan antes por una abstenci¨®n que arriesgarse a unas terceras elecciones. Creen que no bloquear es m¨¢s responsable para marcar la agenda desde la oposici¨®n, d¨¢ndoles margen para reconstruir su partido y apoyos con un nuevo liderazgo. Incluso podr¨ªan anticipar que un Gobierno inestable y paralizado del PSOE implicar¨ªa un da?o mayor a su partido en el medio plazo.
Esta fractura estrat¨¦gica se entrecruza a su vez con la organizativa. S¨¢nchez ha sido el primer secretario general del PSOE elegido con voto directo de los militantes, sistema que le permite apelar a la legitimidad de las bases, a las cuales no ha dudado en acudir para hacer bypass a los cr¨ªticos dentro de su partido. Frente a ¨¦l se encuentran ramas regionales clave en su partido, con poder org¨¢nico e institucional las cuales, progresivamente, se han ido alejando de la c¨²pula de Ferraz tras numerosos desencuentros.
Ambas cargas de profundidad reforzaron la bomba de relojer¨ªa que estall¨® ayer. Pedro S¨¢nchez siempre ha jugado a trenzar su calendario interno con el de la gobernabilidad para blindarse frente a sus cr¨ªticos y en la misma l¨ªnea fue su ¨®rdago de congreso y primarias expr¨¦s. Confiaba en que su alineamiento como el candidato que busca una alternativa a Rajoy era un marco ganador, de ah¨ª que los cr¨ªticos supieran que o se mov¨ªan ahora o nunca.
Sin embargo, incluso triunfando la maniobra para descabalgar a S¨¢nchez, el dilema para quien pudiera sucederle es endiablado. Si se abstiene tras una conjura exitosa contra S¨¢nchez, perder¨¢ el apoyo de muchos votantes y militantes. Si ponen otro candidato, en las terceras el despe?o parece asegurado. Callej¨®n sin salida.
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