?Democracia directa?
A Pedro S¨¢nchez le basta y sobra con el mantra del "Gobierno de cambio" para vender su producto
En los ¨²ltimos a?os viene afirm¨¢ndose una corriente dirigida a sustituir el componente de democracia representativa en la vida partidaria por formas de democracia directa que ofrecen en apariencia la ventaja de que se da una intervenci¨®n efectiva de los militantes en los procesos de adopci¨®n de decisiones. Lo expres¨® ya Rousseau con claridad en el Contrato Social: el pueblo no tiene garant¨ªa alguna de que su voluntad ser¨¢ aplicada por los representantes que ¨¦l mismo elige, por lo cual debe adoptar ¨¦l mismo esas decisiones sin mediaci¨®n alguna que las deforme o ignore.
Esta objeci¨®n mantiene su validez, salvo en los casos en que no exista para el pueblo, o para el colectivo en cuesti¨®n, una informaci¨®n plural y suficiente sobre aquello que va a elegir. A mediados del siglo XIX, Napole¨®n III asent¨® su poder personal sobre una serie de plebiscitos en los cuales la pregunta propuesta desde el poder no encontraba oposici¨®n alguna que pudiera ser transmitida a los electores, de manera que ten¨ªa garantizado un triunfo aplastante. Y la receta ser¨¢ aplicada una y otra vez desde entonces, siempre asentada sobre la falacia de que esa proximidad entre gobernante y electores supone, como afirma el vocabulario reciente del PSOE, una forma "superior de democracia interna".
Por medio del uso controlado de la red, imitando al Movimiento 5 Estrellas en Italia, con el monopolio de la propuesta en manos del l¨ªder, est¨¢ f¨®rmula ha operado a la perfecci¨®n en Podemos para asegurar la aprobaci¨®n de toda iniciativa de Pablo Iglesias. La asimetr¨ªa es total y la posibilidad de ver ganadora una oposici¨®n, nula, pero la ilusi¨®n del voto generalizado cumple su funci¨®n legitimadora.
La lecci¨®n ha sido aprendida desde febrero por Pedro S¨¢nchez para evitar inc¨®modos debates en los ¨®rganos de direcci¨®n. A pesar de que el art¨ªculo 36 de los estatutos asigna al Comit¨¦ Federal la funci¨®n de decidir las alianzas, le puso ante el hecho consumado de una consulta irregular a la militancia sobre una confusa alianza, en realidad un cheque en blanco para sus decisiones personales. Ahora apunta otra vez a lo mismo: un Comit¨¦ Federal desprestigiado por el caos que ¨¦l mismo provoc¨® el s¨¢bado debiera ceder la decisi¨®n al supuesto "verdadero protagonista", los militantes. Ignora adrede que democracia es isonom¨ªa (participaci¨®n), pero tambi¨¦n isegor¨ªa (informaci¨®n y libre expresi¨®n). "La democracia requiere p¨²blica discusi¨®n e intercambio de razonamientos", advierte Amartya Sen. Y esto falta por entero en el dise?o de poder personal de S¨¢nchez. Con el mantra del "Gobierno de cambio" le basta y sobra para vender su producto.
Del mismo modo que el Congreso pierde sentido si es precedido por las primarias. Una vez elegido el candidato, aquel pierde su funci¨®n de establecimiento deliberativo de la estrategia pol¨ªtica y se convierte en c¨¢mara de registro de las decisiones del l¨ªder. Se ha comprobado en el propio PSOE.
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