El cr¨¢neo oculto en un peluche de Hello Kitty
El secuestro y muerte de una joven de 23 a?os conmocion¨® a Hong Kong a finales de los noventa
En la bulliciosa Granville Road no queda hueco para el n¨²mero 31. La b¨²squeda de las huellas de uno de los m¨¢s cruentos cr¨ªmenes de la historia reciente de Hong Kong resulta infructuosa en esta calle comercial del barrio de Tsim Sha Tsui, donde decenas de neones deslumbran desde las fachadas. Aqu¨ª, cientos de personas con bolsas (y m¨¢s bolsas) de las principales marcas recorren las aceras. El ritmo es fren¨¦tico. No hay respiro. Y el consumismo capitalista, en un territorio bajo dominio de la China comunista, se pasea ante un enorme cartel¨®n que revela la apertura de un nuevo hotel en el n¨²mero 29A. Entre el 29 y el 33. En un alto edificio levantado sobre los cimientos de un antiguo inmueble de cinco plantas: el desaparecido n¨²mero 31, el escenario donde tres hombres secuestraron, torturaron y descuartizaron a una joven en 1999; antes de esconder su cabeza en el interior de un peluche de Hello Kitty.
"Nunca en Hong Kong, en los ¨²ltimos a?os, un tribunal hab¨ªa o¨ªdo tal nivel de crueldad, depravaci¨®n, insensibilidad, brutalidad, violencia y maldad", lleg¨® a afirmar el juez Peter Nguyen, seg¨²n recogi¨® la cr¨®nica de The Washington Post, tras el juicio contra los tres acusados por este crimen: Chan Man-lok, Leung Shing-cho y Leung Wai-lun, de 34, 27 y 21 a?os, respectivamente. Los detalles del caso acababan de dejar conmocionado al tribunal y a toda una ciudad de casi siete millones de personas, con una de las tasas de homicidios m¨¢s bajas del planeta ¡ª0,4 por cada 100.000 habitantes en 2013, seg¨²n las cifras de la ONU¡ª.
La v¨ªctima, Fan Man-yee, una joven madre de 23 a?os y trabajadora de un club nocturno, hab¨ªa sufrido una larga agon¨ªa. La secuestraron a mediados de marzo y, durante casi un mes, la torturaron. Seg¨²n los detalles recogidos durante el juicio por la prensa local, le quemaron las plantas de los pies, le arrojaron aceite sobre las heridas, la dejaron colgando durante horas de las manos y la golpearon con barras de hierro. Todo, por una deuda de 20.000 d¨®lares de Hong Kong (unos 2.500 d¨®lares estadounidenses). "Supuestamente, le rob¨® la cartera [que conten¨ªa esa cantidad de dinero] a Chan Man-lok", recalc¨® el South China Morning Post, el principal diario de la ciudad, que relacion¨® a los agresores con las triadas.
Fue todo un mes de torturas diarias que se prolongaron hasta la muerte de la v¨ªctima, seg¨²n relat¨® la testigo clave del juicio, una ni?a de 13 a?os ¡ªnovia de uno de los acusados¡ª, que acudi¨® a la polic¨ªa atormentada por los malos tratos que hab¨ªa visto cometer. Lo confes¨® todo ante los agentes. Incluso, que ella se hab¨ªa sumado a las palizas en alguna ocasi¨®n. Pero era mayo de 1999. Y Fan Man-yee llevaba ya un mes sin vida.
El relato de la chica condujo a los investigadores hasta el n¨²mero 31 de Granville Road, donde esperaban encontrar el cuerpo. Pero no estaba. La polic¨ªa solo hall¨® tres bolsas con ¨®rganos humanos. Y el cr¨¢neo de la v¨ªctima: oculto en el interior de un peluche gigante de Hello Kitty, el popular personaje de la compa?¨ªa japonesa Sanrio. Un detalle que provoc¨® que la prensa local apodara el caso como El asesinato de Hello Kitty. "No est¨¢ claro por qu¨¦ los agresores de Fan trataron de ocultar su cr¨¢neo en el interior del peluche", escribi¨® Clay Ch, redactor de The Washington Post, que detall¨® c¨®mo la fiscal¨ªa acus¨® a los tres homicidas de descuartizar a la joven y eliminar el resto del cuerpo arroj¨¢ndolo a la basura.
"Durante 10 horas, cortaron el cad¨¢ver de Fan dentro de una ba?era. Chan le cort¨® la cabeza con una sierra, mientras almacenaban sus m¨²sculos en el frigor¨ªfico. El tribunal escuch¨® c¨®mo hirvieron el cr¨¢neo para extraerle la carne, a la vez que preparaban fideos en la placa contigua", recordaba el South China Morning Post en un reportaje sobre el caso. En el a?o 2000, los jueces condenaron a los tres acusados a cadena perpetua por homicidio, sin poder aclarar entonces si la v¨ªctima hab¨ªa muerto a ra¨ªz de las torturas o hab¨ªa ingerido alguna droga en exceso para quitarse la vida.
Y todo ocurri¨® aqu¨ª, sobre estas concurridas aceras de Tsim Sha Tsui. Pero en un escenario que ya no existe. El edificio que ocupaba el n¨²mero 31 lo derribaron hace casi un lustro. Y en su lugar han levantado otro nuevo de casi 20 plantas. Eso s¨ª, en Hong Kong, a¨²n puede encontrarse el rastro de este brutal caso de violencia. No hay m¨¢s que echar un vistazo a los denominados registros de Haunted Houses (Casas encantadas). En esta antigua colonia brit¨¢nica es obligatorio, por ley, informar a los compradores de una casa de si en ella se ha producido una muerte violenta; por lo que han proliferado las bases de datos de inmobiliarias donde pueden consultarse. Una de ellas no escatima en detalles: "Granville Road, 31. Asesinato de Hello Kitty. Cr¨¢neo cocido. Cad¨¢ver desmembrado".
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