El dilema socialista
El ¡®no¡¯ lleva inexorablemente a un suicidio pol¨ªtico para el PSOE y la democracia
La pol¨¦mica en torno a la abstenci¨®n del PSOE se est¨¢ resolviendo, tanto en medios de comunicaci¨®n como en sectores de izquierda, claramente a favor del no. El planteamiento de la mayor¨ªa es bien simple: el partido socialista solo puede apoyar, aunque sea indirectamente, la investidura de Rajoy desde una renuncia vergonzante a sus ¡°principios¡±. Pasar a la abstenci¨®n para que haya gobierno, descalifica al PSOE, le sit¨²a ante una contradicci¨®n insalvable. De ah¨ª al linchamiento desde plumas y juicios f¨¢ciles.
Y obviamente, puestos a juzgar en el negro contra blanco, el manique¨ªsmo de Pablo Iglesias encuentra aqu¨ª y ahora el terreno m¨¢s propicio. As¨ª, en el Congreso, al contraponer el inmaculado historial socialista de su abuelo con la degradaci¨®n del PSOE actual al servicio de Rajoy. Habr¨ªa que advertir que tal senda es peligrosa, dado que su abuelo, mi amigo, excelente persona y entra?able socialista, seguidor de Besteiro, fue tambi¨¦n un decidido anticomunista y como tal se comport¨® en momentos cr¨ªticos. As¨ª que mejor dejar la historia quieta.
Conviene recoger la advertencia del historiador Jos¨¦ Antonio Maravall: la fijaci¨®n de una estrategia pol¨ªtica sobre unos ¡°principios¡± corresponde a la vocaci¨®n inmovilista de la derecha. La izquierda debe moverse en el terreno de los objetivos y de los medios, teniendo en cuenta los datos que ofrece la realidad, sobre todo en circunstancias tan dif¨ªciles y complejas.
Si estuvi¨¦ramos en un escenario donde ¨²nicamente se planteaba la ayuda o el rechazo a Rajoy, con su balance de desigualdad y corrupci¨®n, no existir¨ªa la menor duda: no a su investidura y terceras elecciones, para sacarle del gobierno. Solo que tras el 26-J, las votaciones en Euskadi y Galicia y las sucesivas encuestas, las terceras elecciones no servir¨¢n de nada, con una victoria ampliada del PP, a pesar de los casos de corrupci¨®n; adem¨¢s, acentuar¨¢n la ca¨ªda del PSOE hacia los infiernos, constatable una elecci¨®n tras otra y, finalmente, consumar¨¢n en consecuencia el adelantamiento de Podemos, convertido en ¨²nica oposici¨®n desde su izquierdismo antidemocr¨¢tico. Cat¨¢strofe general.
En una palabra, el no lleva inexorablemente a un suicidio pol¨ªtico para el PSOE y para la democracia, tanto en el orden pol¨ªtico como en el econ¨®mico. El catalanismo proseguir¨¢ sin obst¨¢culos la carrera de la independencia, mientras el Estado sigue en par¨¢lisis forzosa y los costes fijados por Bruselas ser¨¢n aun mayores.
Otra cosa es si persiste el inmovilismo de Rajoy. No contar¨¢n las buenas palabras, sino su disposici¨®n a pactar unos presupuestos, correctores y con incrementos fiscales progresivos para pagar recortes de Bruselas y pensiones. Aqu¨ª est¨¢ la tarea del PSOE. Misi¨®n casi imposible, pero si entonces es derribado Rajoy, el fracaso ser¨¢ todo suyo.
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