Guindos, el hombre del rescate
El ministro gana poder en el Ejecutivo, pero est¨¢ obligado a cuadrar un presupuesto con recortes de 5.500 millones de euros
¡°No voy a repetir como ministro¡±, subrayaba Luis de Guindos a un grupo de corresponsales espa?oles hace solo unos d¨ªas en Luxemburgo. Es curioso: Guindos (Madrid, 1960) usa a menudo una cita de Pablo de Tarso: ¡°Conocer¨¦is la verdad, y la verdad os har¨¢ libres¡±. En el Gran Ducado ¡ª¡°no, no voy a repetir¡±¡ª dej¨® de lado a San Pablo y se acord¨® de una frase sacada de la bolsa de trucos de un luxemburgu¨¦s, Jean-Claude Juncker: ¡°Cuando las cosas se ponen serias, hay que mentir¡±.
Guindos repite en el ministerio. Y de la mano de Juncker, por cierto, protagoniza una de las fotos de la legislatura pasada: el hoy jefe de la Comisi¨®n Europea agarra del cuello a un sorprendido ministro en plena negociaci¨®n del rescate espa?ol. Hab¨ªa que acordar entonces las duras condiciones a la banca (con Espa?a como conejillo de indias europeo en las quitas a los preferentistas) y la tutela de la UE sobre la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola. Guindos, eso s¨ª, solo ha accedido a llamar rescate al rescate hace muy poco. ¡°No es un rescate, es un pr¨¦stamo en buenas condiciones¡±, defend¨ªa en junio de 2012: de nuevo Juncker y su ¡°cuando las cosas se ponen feas¡±.
Amante del tenis y fan del Atl¨¦tico, Guindos (Madrid, 1960) ha hecho varias veces un viaje de ida y vuelta desde la Administraci¨®n a la empresa privada. Joven y brillante t¨¦cnico comercial y economista del Estado ¡ªde la misma hornada que el exministro Jos¨¦ Manuel Soria, cuya amistad le llev¨® a uno de los momentos m¨¢s delicados de la legislatura, el fallido nombramiento de Soria para el Banco Mundial¡ª, el nuevo ministro de Econom¨ªa e Industria trabaj¨® en los mercados, en AB Asesores, antes de entrar en el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Guindos fue un estrecho colaborador de Rodrigo Rato, a quien admir¨® primero y despu¨¦s apuntill¨® como presidente de Bankia, y a quien ajusticia con frialdad en su Espa?a amenazada (Pen¨ªnsula), un libro imprescindible en el que disecciona la versi¨®n espa?ola de la Gran Recesi¨®n, y que hay que leer al alim¨®n con los del socialista Jordi Sevilla (Seis meses que condujeron al rescate) y el exgobernador del Banco de Espa?a Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez (Economistas, pol¨ªticos y otros animales) para hacerse una idea de todo lo que se hizo bien y de todo lo que se hizo mal en la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola de los ¨²ltimos a?os.
Tras ese primer paso por la pol¨ªtica, volvi¨® al sector privado y pas¨® por el Instituto de Empresa, Endesa, la caja BMN y la consultora PricewaterhouseCoopers, y fue presidente de Lehman Brothers para Espa?a y Portugal en pleno crash, antes de volver al Gobierno. As¨ª que entre Lehman y el rescate ha vivido como testigo de primera fila tanto la mayor crisis financiera desde la Gran Depresi¨®n como la mayor crisis econ¨®mica espa?ola en varias d¨¦cadas.
Perspicaz, independiente (ni siquiera ahora es militante del PP), dialogante y con una enorme capacidad de encaje, Guindos ha destacado estos a?os como comunicador: es quiz¨¢ el ¨²nico miembro del gabinete de Rajoy que no solo no reh¨²ye a los medios espa?oles e internacionales, sino que los busca para dar su punto de vista. ¡°Buena parte de mi tarea ha consistido en explicar de la que nos hemos librado¡±, resume certero en su libro.
En Bruselas se le tiene por un tipo serio que supo pilotar el rescate, y que incluso ha hecho olvidar que la llave de la caja la ten¨ªa el titular de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, con quien ha tenido m¨¢s que palabras (como las ha tenido con el director de la Oficina Econ¨®mica, ?lvaro Nadal). En su debe, cabe decir que Espa?a, con Guindos y Rajoy, ha perdido varios puestos de relevancia en Europa, en especial la silla en el consejo del BCE. El ministro patin¨® tambi¨¦n con su candidatura a la presidencia del Eurogrupo, que el holand¨¦s Jeroen Dijsselbloem le gan¨® por goleada. En esa batalla, y en muchas otras, Guindos se arrim¨® a uno de los hombres m¨¢s poderosos de Europa, el ministro alem¨¢n Wolfgang Sch?uble (¡°es admirable en lo personal, y siempre ha sido un apoyo de Espa?a en los momentos dif¨ªciles¡±). Berl¨ªn manda mucho en Europa, pero cuando le conviene no duda en poner sus propios intereses por delante de cualquier cosa. A cambio de esas dos sillas vac¨ªas, Sch?uble maniobr¨® para que Bruselas no multara a Espa?a este verano. Dos de cal y una de arena.
Guindos no lidi¨® con una, sino con tres crisis: financiera, fiscal y econ¨®mica. Y nadie sale de un jaleo as¨ª con todas las plumas. El prestigio de Espa?a se ha deteriorado de lo lindo, y el de Guindos ha sufrido tambi¨¦n en Bruselas por los continuos incumplimientos por el lado del d¨¦ficit. ¡°Espa?a siempre acaba cumpliendo¡±, dec¨ªa a¨²n en 2015, despu¨¦s de una rebaja de impuestos electoralista y a destiempo que provoc¨® el pen¨²ltimo derrape fiscal. No cumpli¨®, y tuvo que disculparse por ello ante el Eurogrupo, algo ins¨®lito. Y ahora toca revertir esa rebaja con una subida de impuestos: el nuevo presupuesto de 2017 ser¨¢ la primera piedra de toque de Guindos y Rajoy. Hay que pactar con la oposici¨®n. Y hay que satisfacer las exigencias de Bruselas: recortes por importe de 5.500 millones. Un sudoku complicado que podr¨ªa marcar la legislatura si no sale bien.
Nada ha sido f¨¢cil para Guindos durante los ¨²ltimos a?os, y aun as¨ª el ministro sale algo reforzado ¡ªaunque menos de lo que quer¨ªa¡ª en el arranque de la segunda legislatura de Rajoy. Cogi¨® una econom¨ªa en ca¨ªda libre, con la banca sufriendo de lo lindo y con seis millones de parados, y tras unos primeros meses titubeantes ¨Cy varios errores gruesos por parte de Rajoy y el propio Guindos¡ªlos pr¨®ximos a?os prometen ser algo menos peliagudos. Espa?a crece el doble que Europa y el n¨²mero de desempleados ha bajado a 4,5 millones. Pero es imposible dar la crisis por terminada con el PIB a¨²n por debajo del nivel precrisis y el paro rozando el 20%. Queda mucha, mucha tela que cortar. La deuda privada, p¨²blica y exterior es un enorme lastre. La banca a¨²n arrastra los pies. Pese a la mejor¨ªa, Espa?a presenta muy feas cifras en el mercado de trabajo ("la reforma laboral no ha precarizado el empleo", escribe parafraseando, una vez m¨¢s, a Juncker y no a Pablo de Tarso), y muy malos n¨²meros en d¨¦ficit y en asuntos m¨¢s terrenales, como los ¨ªndices de desigualdad y pobreza. Ojo: la econom¨ªa espa?ola es vulnerable a cualquier r¨¦plica de la Gran Recesi¨®n. Cuando llegue ¨Cque llegar¨¢, tarde o temprano¡ª es de esperar que Guindos no se caiga del caballo, como San Pablo. Esa ca¨ªda es una leyenda ap¨®crifa; la crisis es lo contrario: la cruda realidad.
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