Santamar¨ªa y Cospedal pugnan ahora por influir dentro del Gabinete
La vicepresidenta mantiene m¨¢s poder a la espera de los cambios que haga Rajoy en el PP
El denominado G-8, es decir, el grupo de ministros veteranos y amigos personales de Mariano Rajoy, ha muerto y ha renacido, pero ahora dentro del Gabinete, otra batalla a¨²n por descifrar: la distribuci¨®n de poder entre la vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, y la ministra de Defensa y secretaria general del PP, Dolores de Cospedal. Santamar¨ªa parece de partida en mejor posici¨®n pero todo depender¨¢ de si Rajoy releva a Cospedal en el pr¨®ximo Congreso del PP.
Uno de los grandes quebraderos de cabeza que Rajoy ha sufrido desde hace meses es la p¨¦sima relaci¨®n personal y pol¨ªtica entre Santamar¨ªa y Cospedal, sus te¨®ricas n¨²meros dos en el Gobierno y el partido. Esa desconexi¨®n ha pasado factura a la labor del ejecutivo y su mala coordinaci¨®n y falta de respaldo natural con el PP.
En el entorno de Santamar¨ªa han echado en falta en estos a?os un apoyo expl¨ªcito del partido, en muchos casos, a sus medidas m¨¢s cuestionadas, y en la sede central del PP en G¨¦nova 13 no se entend¨ªan bien las desapariciones frecuentes de la vicepresidenta a la hora de tomar posici¨®n y de defender a compa?eros populares en apuros y la carencia de informaci¨®n precisa que padec¨ªan sobre muchos planes del ejecutivo.
Rajoy conoce bien los problemas internos entre Santamar¨ªa y Cospedal y ha optado por no interferir ni tomar partido y por mirar para otro lado. Pero Rajoy aprecia casi por igual la labor que ambas han desarrollado en este periodo complicado para el Gobierno y para el PP y pretend¨ªa contentar ahora a las dos. Un imposible.
El primer escollo a salvar era retirar a Santamar¨ªa la competencia en materia de comunicaci¨®n, uno de los grandes lastres del ejecutivo y de Rajoy en este mandato. Todo el PP coincide en que para estos nuevos tiempos era necesario afrontar otra pol¨ªtica comunicativa, con un perfil m¨¢s dialogante, accesible y flexible. Se atribuye esa necesidad para todos los ministros pero particularmente para el portavoz. Rajoy ha elegido ahora para esa funci¨®n al titular de Cultura, Educaci¨®n y Deportes, ??igo M¨¦ndez de Vigo, que ha tenido la cualidad de heredar la conflictiva cartera de Jos¨¦ Ignacio Wert y no levantar demasiadas ampollas.
Santamar¨ªa, a cambio, recoge las competencias en materia territorial que ten¨ªa bajo su mando en teor¨ªa Crist¨®bal Montoro en el anterior ejecutivo y que no ejercit¨® porque se volc¨® en los recortes y en poner las bridas al gasto auton¨®mico y local, para gran malestar de la mayor¨ªa de los dirigentes regionales del PP. Montoro, cercano a Santamar¨ªa, es el ¨²nico de los ministros veteranos que aguanta frente a la paulatina ca¨ªda en desgracia o salida del Gobierno de los denominados miembros del G-8 como Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo, Jorge Fern¨¢ndez, Miguel Arias Ca?ete, Jos¨¦ Manuel Soria o Ana Pastor.
Rajoy, adem¨¢s, quer¨ªa dotar ahora a alg¨²n ministro de capacidad pol¨ªtica de interlocuci¨®n con Catalu?a y Pa¨ªs Vasco. Santamar¨ªa logr¨® en los ¨²ltimos meses cierta conexi¨®n con el vicepresidente catal¨¢n, Oriol Junqueras.
En la disputa interna, el entorno de Santamar¨ªa se atribuye gran influencia sobre la ministra de Empleo (F¨¢tima B¨¢?ez), sobre el ministro de Hacienda (Crist¨®bal Montoro) y sobre el titular de Energ¨ªa (?lvaro Nadal, hasta ahora en su entorno como responsable en La Moncloa de la Oficina Econ¨®mica). Colaboradores de Cospedal recuerdan la buena relaci¨®n de la ministra de Defensa con Jos¨¦ Ignacio Zoido (Interior), con Dolors Montserrat (Sanidad) y sin contrastar hasta con ??igo de la Serna (Fomento).
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