El d¨ªa despu¨¦s
No puede ser real. Es una pel¨ªcula. La elecci¨®n del 8 de noviembre de 2016 es lo m¨¢s parecido a un nuevo film-documento de Oliver Stone que podr¨ªa llevar por t¨ªtulo El 8-11-2084.
Pero s¨ª, es real.
Y, gane quien gane, el problema no acaba sino de comenzar el d¨ªa despu¨¦s de este 8 de noviembre, tal d¨ªa, mira por d¨®nde, equivalente a aquel 18 del mes de Brumario de 1799 del calendario revolucionario en el que Napole¨®n Bonaparte consum¨® el golpe de Estado contra el Directorio.
Scott Adams, el creador de la tira diaria Dilbert en Estados Unidos, explic¨® en mayo pasado quiz¨¢ mejor que muchos sesudos analistas lo que est¨¢ pasando.
En aquellos d¨ªas, Adams apoyaba a Hillary Clinton. Observ¨® que John Podesta, su jefe de campa?a, dio un giro copernicano en su caracterizaci¨®n de Donald Trump cuando este obtuvo la nominaci¨®n del partido Republicano.
La nueva a idea era que Trump era demasiado "riesgoso", lo que supon¨ªa un viraje en la campa?a, del planteamiento de ideas y experiencias a la persuasi¨®n pura y dura.
En su blog, Adams escribi¨®:
"La raz¨®n por la que Trump es tan popular es que el p¨²blico ve el sistema como roto y tampoco ve una forma est¨¢ndar / normal de arreglarlo. Cuando las cosas se rompen, y se marcha en la direcci¨®n equivocada, es exactamente el momento en que se desea introducir el riesgo".
Adams cambi¨® de bando en septiembre de 2016 y anunci¨® en su blog del 25 de dicho mes que daba su apoyo a Trump a cuenta de su programa de rebajas fiscales.
Desde entonces, Hillary persisti¨® en la campa?a negativa o, si se prefiere, del miedo y demonizaci¨®n de Trump.
Pero a juzgar por las encuestas, Adams ten¨ªa raz¨®n: cuando las cosas se rompen y una parte importante de la poblaci¨®n estima que el pa¨ªs marcha en la direcci¨®n equivocada, la denuncia del riesgo no sirve para desactivar completamente a un adversario como Trump.
La deconfianza en Hillary vigorizaba a Trump. El anuncio publicitario de clausura de campa?a de Trump contra el establishment le ha permitido, seg¨²n los sondeos, recuperar terreno.
Nunca antes, los europeos hab¨ªan sentido, y mucho menos expresado, tal rechazo a una campa?a presidencial en Estados Unidos. Lo que siempre era la met¨¢fora de la Democracia en Am¨¦rica, t¨ªtulo de la obra cl¨¢sica de Alexis de Tocqueville, se convirti¨® en un film pol¨ªtico de cuasi-ficci¨®n. Pero, y una vez m¨¢s, la realidad supera a la ficci¨®n. ?Y c¨®mo!
Este pasado domingo, los diarios The New York Times y The Washington Post publicaron sendos reportajes de portada que describen la repugnancia mundial ante la campa?a presidencial estadounidense. Nunca, repetimos, una campa?a presidencial norteamericana ha conseguido socavar tanto la credibilidad de Estados Unidos.
Si ambos peri¨®dicos reflejan un estado de ¨¢nimo inocultable, el semanario alem¨¢n Der Siegel ha dado la puntilla al retratar a ambos candidatos, uno junto al otro, igualmente cubiertos de barro y lodo, con el t¨ªtulo de Gui¨®n de una tragedia.
El ex presidente de la C¨¢mara de Representantes, Newt Gingrich, miembro de la campa?a de Trump, amenaz¨® el pasado domingo en el programa pol¨ªtico Meet the Press, con el post 8 de noviembre.
Si gana Hillary Clinton, explic¨®, habr¨¢ investigaciones interminables impulsadas por los republicanos en la C¨¢mara de Representantes. Si Trump se alza con la victoria, vaticin¨® Gingrich un "Madison, Wisconsin a escala nacional", refiri¨¦ndose a la rebeli¨®n de los trabajadores de Wisconsin en 2011 contra el asalto del gobernador republicano Scott Walker a los empleados p¨²blicos.
"Podr¨ªa llevar diez a?os o m¨¢s restaurar la estabilidad pol¨ªtica", advirti¨®.
Gane quien gane, y es muy probable que Hillary Clinton lo consiga, en todo caso, probablemente con el Senado y Congreso a la contra, el d¨ªa despu¨¦s se abrir¨¢ una nueva fase, no menos violenta, en la erupci¨®n del volc¨¢n en el que se ha convertido la pol¨ªtica norteamericana.
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