O m¨¢s impuestos o m¨¢s recortes
El reto del Gobierno es fabricar presupuestos fiables para ciudadanos y socios europeos. As¨ª, deber¨¢ aplicar un ajuste: subiendo ingresos impositivos o recortando gastos sociales
O m¨¢s impuestos o m¨¢s recortes sociales. Espa?a debe resolver ese dilema en un mes para honrar sus promesas de agosto, que le evitaron una dura sanci¨®n europea... Y no volver a las andadas. Todo ello sin olvidar la necesidad de corregir el da?o hecho al Estado de bienestar en seis duros a?os de austeridad, con fuertes recortes en sanidad, educaci¨®n y protecci¨®n social.
El primer compromiso es acabar 2016 con un d¨¦ficit del 4,6% del PIB. Bruselas quiere garant¨ªas, esc¨¦ptica como el Banco de Espa?a. El Gobierno tendr¨¢ que concretarlas. El otro es finalizar 2017 con un desequilibrio ingresos-gastos del 3,1%. El titular de Econom¨ªa, Luis de Guindos, present¨® en octubre unas medidas de ajuste adicionales al Presupuesto prorrogado: mantener el impuesto sobre el Patrimonio, subir el IBI, pagos fraccionados de sociedades... Pero le faltan a¨²n 5.500 millones de euros, aunque ahora alega que ser¨¢n menos, porque creceremos m¨¢s de lo previsto.
Si se incumple, el riesgo es doble: congelaci¨®n de ayudas europeas (1.200 millones) y una multa sideral. Y crecer¨ªa el desprestigio de Espa?a. Ya agudo, pues el mandato Rajoy I nunca cumpli¨® (ni con Bruselas ni con sus promesas a los espa?oles). Contra la propaganda: cada uno de los cuatro a?os desbord¨® el objetivo pactado.
Pese a ello, Bruselas no actu¨® como madrastra, aunque el b¨²nker alem¨¢n presionaba. Comprendi¨® los esfuerzos de los espa?oles. Relaj¨® la austeridad. Rebaj¨® entre 2013 y 2015 los objetivos iniciales de d¨¦ficit en 11,5 puntos del PIB: casi 120.000 millones extras para el gasto p¨²blico dinamizador de la demanda (Recuperaci¨®n y persistencia de fragilidades, Josep Oliver, EuropeG, 15/12/2015).
Y eso que, de nuevo contra la ret¨®rica oficial, ha sido la Administraci¨®n central ¡ªy no las autonom¨ªas¡ª la gran culpable del d¨¦ficit. Estas gestionan un tercio del gasto. Se les autoriz¨® un desfase m¨¢ximo de un quinto del total.
Adem¨¢s, el Gobierno fall¨® cuando menos deb¨ªa: el peor desv¨ªo de lo pactado (5,1% en vez de 4,2%) se dio en 2015, justo el a?o en que el PIB creci¨® espectacularmente al 3,2%. Creciendo tanto, ?por qu¨¦ no hacen los deberes?, inquir¨ªan en la UE.
Porque, adem¨¢s, el crecimiento fue muy impulsado por Europa. Obedeci¨® en parte a factores internos, como el efecto rebote sobre las ca¨ªdas anteriores, la habilidad de los agentes privados, alguna de las reformas internas. Pero en gran medida ¡ªhasta la mitad del aumento total, seg¨²n el Centro de Predicci¨®n Econ¨®mica (Ceprede)¡ª a los vientos de cola externos. Al desplome del precio del petr¨®leo y a la pol¨ªtica monetaria expansiva del BCE: el bajo tipo de cambio del euro que espolea exportaciones; el leve tipo de inter¨¦s que reactiva el cr¨¦dito y reduce la factura de la deuda.
Incluso si se mantiene esa favorable conjunci¨®n astral, el ajuste resulta imperativo. Est¨¢ comprometido, claro. Pero tambi¨¦n porque el crecimiento y el empleo futuros peligran si no se sujeta el d¨¦ficit. Este alimenta un endeudamiento p¨²blico que roza el 100% del PIB, frente al r¨¦cord del 36,1% en 2007. Esa carga detrae de fines m¨¢s productivos la factura de unos 30.000 millones de euros anuales en intereses de la deuda.
?C¨®mo dise?ar ese ajuste? Todo empuja a aumentar ciertos ingresos m¨¢s que a recortar gastos. La reciente contrarreforma fiscal ha actuado como una tijera: en un filo, los recortes sociales a los m¨¢s necesitados; en el otro, la mayor carga fiscal a trabajadores cualificados y clases medias. Ha generado ira. Y una enorme resistencia, sobre todo, a desarbolar m¨¢s el Estado de bienestar.
Tambi¨¦n gastaremos m¨¢s para atender a los arrinconados por la gesti¨®n de la crisis. Y para rellenar la hucha menguante de la Seguridad Social. Y porque los m¨¢rgenes de las autonom¨ªas se secaron. Y porque lo prescribe el pacto Ciudadanos-PP de gasto social adicional, 28.500 millones en cuatro a?os (5.000 en 2017). Y porque el Congreso aprieta con nuevas facturas por 8.000 millones¡
Ser¨¢ dif¨ªcil que los recursos generados por el crecimiento basten para sufragar todo eso. As¨ª que el pacto Ciudadanos-PP se cumplir¨¢ casi seguro para subir el IVA, pero m¨¢s dif¨ªcilmente para rebajar dos puntos del IRPF. Y es que el sistema impositivo espa?ol est¨¢ hecho unos zorros. La crisis hundi¨® la recaudaci¨®n en 40.000 millones de 2007 a 2011.
As¨ª que el Rajoy I incumpli¨® sus promesas de rebajar globalmente los impuestos. E incumplir¨¢, para sobrevivir, las de la campa?a del 20-D, reiteradas el 2 de junio: ¡°Ser¨ªa un enorme error no bajar los impuestos¡±. E incluy¨® esta promesa, matizada, en el acuerdo con Ciudadanos, fiando la rebaja del IRPF al momento en que se alcance el d¨¦ficit del 3%.
Al contrario, aument¨® la presi¨®n fiscal. Pese a que quede como herencia de la crisis ¡ªy de su gesti¨®n¡ª el desplome del impuesto de sociedades (IS), que a¨²n recauda menos de la mitad que en 2007. Sigue aquejado de desgravaciones y exenciones, de agujeros negros que lo desnaturalizan: la gran empresa cotiza a un tipo efectivo del 6,9%, frente al tipo efectivo medio del 21,3%.
En cambio, se recuper¨® el IRPF, el impuesto m¨¢s redistributivo pues sigue una escala progresiva (IS e IVA son proporcionales): a m¨¢s ingresos, tipos crecientes. Y que adem¨¢s mima las rentas del capital y no las del trabajo. As¨ª que estas son ¡°las ¨²nicas que tributan efectivamente a tipos progresivos contribuyendo de forma efectiva a la redistribuci¨®n de la riqueza¡± (Reflexiones y alternativas en torno a un modelo fiscal agotado, Antoni Dur¨¢n-Sindreu, Reial Acad¨¨mia de Doctors, 2016).
Y aument¨® sustancialmente la aportaci¨®n del IVA, gracias, sobre todo, a sus alzas de 2010 y 2012. El IVA es un gran recaudador. Y aunque sus tipos son similares a los de la mayor¨ªa de socios europeos, rastrilla menos porque sus tipos reducidos se aplican a mayor n¨²mero de art¨ªculos. Recauda y a¨²n podr¨ªa recaudar m¨¢s, pero es antigualitario, al gravar art¨ªculos y servicios que castigan m¨¢s a quienes consumen mayor parte de su renta: los contribuyentes de menores ingresos.
El sesgo antirredistributivo del sistema se completa y agudiza por la levedad de los impuestos sobre la riqueza (patrimonio, sucesiones y donaciones), de efecto menor a la media europea.
Por el lado del gasto, la mochila de recortes sociales es de arduo (e injusto) aumento. Entre 2009 y 2014, el gasto en bienestar ya se saj¨® duramente: 10% en sanidad, 19,4% en educaci¨®n y 13% en protecci¨®n social, justo cuando m¨¢s se necesitaba. Rebajas muy superiores a la media europea (Recortes durante la crisis, FEDEA, 2016). Solo entre 2012 y 2015 el gasto social para dependencia y similares se redujo en 11.000 millones, un 13% entre las tres Administraciones. Y no hablemos de las becas.
Algo a¨²n m¨¢s tajante ocurre con la inversi¨®n p¨²blica, reducida de 58.891 millones desde su pico en 2009 a 26.996 en 2015 (datos de Seopan), sobre todo en equipos e instalaciones defensivas y¡ sanitarias y educativas. Lo que se prev¨¦ constre?ir a¨²n m¨¢s (parece indoloro) en los papeles ya enviados por el Gobierno a Bruselas.
Y en cambio, ante el exceso de burocracia prescindible, el trato fue d¨¦bil. Cierto que a final de 2015 se hab¨ªan suprimido 2.305 entes p¨²blicos, pero muchos ya no operativos; en su mayor¨ªa locales (1.436) o auton¨®micos (754). Y solo en un 5%, de la Administraci¨®n central: 115, solo con un caso significativo, el organismo aut¨®nomo Cr¨ªa Caballar de las Fuerzas Armadas. Ni secretar¨ªas de Estado, ni ministerios sobrantes por carecer de competencias.
As¨ª que sigue pendiente una reforma fiscal a fondo, del ingreso y del gasto. Pero hoy lo m¨¢s urgente es debatir el formato y pactar el alcance del ajuste.
Algunas pistas consensuables ser¨ªan recuperar la potencia impositiva previa a la crisis; incrementar m¨¢s all¨¢ la recaudaci¨®n para digerir sus efectos sociales no superados. Y combinar eficacia y equidad. Si es inevitable un alza de impuestos muy capaces pero no redistributivos (IVA) cabe compensarla recuperando cierta imposici¨®n sobre la riqueza.
?C¨®mo? Con m¨ªnimos en patrimonio, sucesiones y donaciones; vigilancia de grandes fortunas elusoras; mayor dotaci¨®n e independencia de la Agencia Tributaria; pago de la parte pendiente (2.800 millones) de los beneficiarios de la amnist¨ªa fiscal. As¨ª como replantear la fiscalidad medioambiental; dotar de ingresos suficientes a las autonom¨ªas; y eliminar duplicidades administrativas, tambi¨¦n las centrales. Al menos.
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