Ya no es una poblaci¨®n de paso
Hacen falta pol¨ªticas de integraci¨®n social ante la concentraci¨®n de inmigrantes en barrios empobrecidos, la precariedad y el repunte de la xenofobia
![Una familia asiática en el madrileño barrio](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RA667YGCSNSEIBHPO2VAR4WXQU.jpg?auth=22a8807858c65f19a11487f2e777521a807fb89120769dab254ebe04fea417f5&width=414)
La poblaci¨®n de origen inmigrante se ha mantenido estable durante la crisis, pasando de los 6,4 millones en el a?o 2009, el 13,8% de la poblaci¨®n espa?ola, a los 6,6 millones en 2015, 14% del total. As¨ª, a pesar de que se agit¨® el ¡°fantasma¡± del retorno al comienzo de la crisis, los inmigrantes han apostado por continuar sus proyectos de arraigo en Espa?a, a pesar de las malas condiciones. Un dato representativo de esta situaci¨®n es el crecimiento en el n¨²mero de naturalizaciones en Espa?a. As¨ª, si en 2008 el porcentaje de inmigrantes nacionalizados en Espa?a era del 17%, en el a?o 2016, ese porcentaje casi se ha doblado, y ya es del 33% (INE, 2016)
Ahora bien, permanecen pero emergen de la crisis bajo diferentes condiciones sociales de integraci¨®n. Por un lado, se ha acelerado el proceso de etno-estratificaci¨®n social. La poblaci¨®n inmigrante sigue estando concentrada en las posiciones m¨¢s bajas del mercado de trabajo y de la sociedad espa?ola. As¨ª, por ejemplo en la encuesta nacional realizada a mujeres inmigrantes por el Instituto de Migraciones (Univ. P. Comillas) y la OIM en el a?o 2015, un 84% de las mujeres ganaban menos de 999 euros mensuales, y un 54% menos del salario m¨ªnimo profesional (650 euros). Un 45% de las mujeres inmigrantes trabajaban en el sector de cuidados dom¨¦sticos, y entre las que ten¨ªan trabajo, solo un 34% trabajaban con contrato indefinido. Parecidas situaciones, se hallaron en una encuesta similar a inmigrantes ecuatorianos del a?o 2015, realizada por Ikuspegui (UPV) e Instituto de Migraciones (Comillas).
La poblaci¨®n inmigrante se asienta principalmente en los barrios populares de las grandes ciudades espa?olas. Barrios que acumulan muchas de las peores consecuencias de la crisis: altas tasas de desempleo, temporalidad y precariedad, recortes en el gasto social, ausencia de expectativas, etc.
Dificultades de convivencia
Finalmente, aunque la convivencia entre poblaci¨®n nativa e inmigrante en Espa?a es hasta el momento, positiva, los estudios realizados durante la crisis muestran un cierto repunte de posiciones xen¨®fobas y de dificultades de convivencia. Un repunte concentrado, precisamente, en los sectores populares nativos, que son los que m¨¢s se han visto afectados por la crisis y el desempleo.
La combinaci¨®n de estos dos elementos, arraigo y precariedad, plantea la necesidad de promover un nuevo ciclo expansivo en pol¨ªticas de integraci¨®n social. La inmigraci¨®n en Espa?a ha dejado de ser una poblaci¨®n externa, o de paso, y se ha convertido en parte consustancial de la sociedad actual, de su presente y de su futuro. Una poblaci¨®n que est¨¢ incorporada de lleno en sus principales instituciones sociales: mercado de trabajo, barrios, familia, escuelas, organizaciones, negocios, etc. Una realidad que conduce, no solo a cambiar la imagen tradicional que tenemos sobre nosotros mismos como sociedad, por otra m¨¢s plural y diversa, sino tambi¨¦n a asumir que la pol¨ªtica de integraci¨®n social, ya no es, solo, una pol¨ªtica para inmigrantes, sino sobre todo una pol¨ªtica de estado esencial para el futuro.
En materia de integraci¨®n social son m¨²ltiples los retos, pero b¨¢sicamente, en l¨ªnea con el ¨²ltimo plan nacional de ciudadan¨ªa e inclusi¨®n, PECI 2011-2014, se tratar¨ªa de impulsar pol¨ªticas de cohesi¨®n social y de gesti¨®n de la diversidad.
Por un lado, pol¨ªticas con elementos espec¨ªficos destinados a la poblaci¨®n de origen inmigrante, como por ejemplo puede ser la protecci¨®n de las trayectorias educativas de los hijos de inmigrantes. Y otros m¨¢s generales o transversales, destinadas al conjunto de la ciudadan¨ªa, como puede ser la inclusi¨®n de la diversidad como competencia b¨¢sica en el curr¨ªculum educativo, o la mejora de las condiciones laborales. Tambi¨¦n pol¨ªticas que tengan como ejes centrales de actuaci¨®n la Escuela, el barrio y el mercado de trabajo, que es donde se est¨¢ jugando la convivencia y la integraci¨®n.
Y pol¨ªticas finalmente que reciban el respaldo crucial del Estado, no solo en t¨¦rminos financieros, sino tambi¨¦n estrat¨¦gicos mediante el fomento de nuevas modelos de intervenci¨®n y nuevas alianzas de la administraci¨®n con las organizaciones sociales. Hay que recordar que el Fondo de Apoyo a la Acogida e Integraci¨®n de los Inmigrantes y al refuerzo educativo (FAIIRE), clave en el transvase de recursos hacia los diferentes niveles de la administraci¨®n del Estado, se ha visto recortado intensamente durante la crisis, hasta su pr¨¢ctica desaparici¨®n a partir de 2012.
Juan Iglesias es director de la c¨¢tedra de Refugiados y Migrantes Forzosos del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones.
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