Competir para presionar al Gobierno
Las fuerzas alternativas al PP tienen la oportunidad de redoblar el control y la fiscalizaci¨®n
La legislatura que comenz¨® oficialmente la semana pasada puede inaugurar tambi¨¦n una nueva forma de hacer oposici¨®n. Las principales fuerzas alternativas al PP, que gobierna con solo 137 esca?os, ya han empezado a competir para liderar ese espacio, m¨¢s fragmentado que nunca. Mientras, La Moncloa ha dado el primer paso para intentar limitar la actividad legislativa del Congreso a trav¨¦s del Tribunal Constitucional. A pesar de ello, los expertos coinciden en que hay cauces para redoblar el control y forzar al Gobierno a que se retrate.
¡°Hay una serie de mecanismos que permiten a los partidos no depender exclusivamente de la voluntad de la mayor¨ªa¡±, explica Manuel Fern¨¢ndez-Fontecha, letrado de las Cortes. Este jurista, que empez¨® a trabajar en la C¨¢mara baja en 1977, pone el acento sobre todo en las comisiones de investigaci¨®n, en las comparecencias y en la petici¨®n de informaci¨®n. ¡°Desde el punto de vista hist¨®rico¡±, apunta, ¡°me recuerda a la legislatura constituyente, en la que hab¨ªa un compromiso muy claro de cumplir con las normas. Entonces las comparecencias se acordaban pr¨¢cticamente por sentido com¨²n¡±. Esa cultura puede reeditarse ahora, aunque los l¨ªmites dependen en buena medida de la voluntad del Gobierno. ¡°Es una oportunidad para que se recupere ese lado¡±, se?ala.
Esa oportunidad entra?a tambi¨¦n alg¨²n riesgo: el m¨¢s evidente es el del bloqueo. ¡°Es importante que el Gobierno no sea arrogante, pero tambi¨¦n la oposici¨®n tiene que actuar con mesura¡±, defiende Alberto L¨®pez Basaguren, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. ¡°Desde la oposici¨®n no se puede gobernar, se pueden tomar decisiones formales y tratar de que el Gobierno negocie¡±, prosigue. De la inteligencia pol¨ªtica del PSOE, Podemos y Ciudadanos depende, en su opini¨®n, la eficacia de la labor de fiscalizaci¨®n. ¡°Tienen que saber gestionar eso¡±, avisa, para que la sociedad no perciba que ¡°la oposici¨®n lo ¨²nico que quiere es hacer obstruccionismo¡±.
El polit¨®logo Pablo Sim¨®n, profesor de la Universidad Carlos III, considera que para que el trabajo de oposici¨®n sea eficaz, el PSOE y Podemos deben aparcar sus disputas. Con respecto a la funci¨®n electiva del Parlamento en ¨®rganos como RTVE o el Poder Judicial, Sim¨®n da por hecho que el PP deber¨¢ cambiar de actitud, puesto que ¡°va a tener que ponerse de acuerdo con m¨¢s partidos o bien, en su defecto, bloquear los nombramientos, pero no va a poder designar a qui¨¦n quiera¡±. Calcula, adem¨¢s, que se multiplicar¨¢n los intentos de ¡°coaliciones negativas¡±, es decir, alianzas para tratar de bloquear medidas del Gobierno como ocurri¨® con la LOMCE. El principal l¨ªmite de la oposici¨®n consiste en que no tiene capacidad de legislar en materias que requieran incremento del gasto.
Con todo, el Parlamento puede resultar decisivo en otros ¨¢mbitos como la regeneraci¨®n. ¡°Los Gobiernos en minor¨ªa con Parlamentos divididos representan una importante oportunidad para la existencia de cambios pol¨ªticos y mejoras institucionales. Un ejemplo de ello es el Gobierno en minor¨ªa de Adolfo Su¨¢rez al inicio de la Transici¨®n, que consigui¨® grandes cambios pol¨ªticos e institucionales acordados con el PSOE, el Partido Comunista y los nacionalistas¡±, razona Elena Costas, investigadora de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. En este contexto, considera que la actual configuraci¨®n del Parlamento ¡°s¨ª puede implicar un avance en la lucha anticorrupci¨®n o como m¨ªnimo alentar un cambio de cultura institucional¡±. ¡°Existen estudios comparativos [por ejemplo Andrews y Montinola, 2004] que asocian el aumento de los jugadores con capacidad de veto con menor corrupci¨®n¡±, se?ala. Esos jugadores ser¨ªan el PSOE, Podemos y Ciudadanos, que buscar¨¢ fiscalizar al Ejecutivo a partir del pacto de investidura suscrito con Mariano Rajoy. El diputado socialista Eduardo Madina destaca, en cualquier caso, que ¡°no hay posibilidad de gestaci¨®n de mayor¨ªas que no pasen por el PSOE¡±. ¡°Todo pasa por el PSOE. Si queremos l¨ªneas de pactos en ¨¢mbitos sociales, tenemos una mayor¨ªa que podemos conseguir con los partidos nacionalistas y Podemos. En regeneraci¨®n podemos hacerlo con Podemos y Ciudadanos¡±, razona.
Los socialistas y Podemos ya han mantenido un pulso a ra¨ªz de la elecci¨®n del exministro del Interior Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz como presidente de la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso. Finalmente, el PSOE y Podemos vetaron su nombramiento en cualquier ¨®rgano de la C¨¢mara y el PP lo tuvo que colocar al frente de la ¨²nica comisi¨®n que, seg¨²n el Reglamento, no requiere votaci¨®n, la de Peticiones.
Tensiones positivas
Este episodio demuestra que la oposici¨®n s¨ª tiene recursos para presionar al Ejecutivo. As¨ª, el papel de las fuerzas alternativas al PP podr¨ªa ser, en definitiva, relevante para tratar de ¡°infligir derrotas pol¨ªticas¡± al Gobierno. Esta es la reflexi¨®n del n¨²mero dos de Podemos, ??igo Errej¨®n, quien mantiene un pulso con Pablo Iglesias por la actividad del partido en el Parlamento, mientras que el l¨ªder de la formaci¨®n ve m¨¢s ¨²til centrarlo en la sociedad civil.
Errej¨®n cree que "el PP y el PSOE van a intentar un juego de oposici¨®n controlada, por el cual el PP premia al PSOE, por ejemplo en los repartos en las preguntas al Gobierno o en un acceso prioritario a las iniciativas que va a llevar el Gobierno". As¨ª, el PP ¡°intentara reconocer al PSOE como principal interlocutor de la oposici¨®n: una suerte de chollo por el que el PP intentar¨ªa restaurar el sistema bipartidista¡±. Pero al margen de estas disputas pol¨ªticas, para muchos analistas las tensiones que previsiblemente atravesar¨¢ el Parlamento pueden ser positivas. ¡°Es en estas situaciones, y no en sistemas controlados por un solo partido que hacen pol¨ªticas m¨¢s ideol¨®gicas, cuando se hacen posibles acuerdos imposibles con Gobiernos de mayor¨ªa absoluta o con una minor¨ªa muy reforzada. Por esa raz¨®n hoy hay que dar una opci¨®n al posibilismo en Espa?a¡±, opina Costas.
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