¡°Expl¨ªcanos qu¨¦ es la naci¨®n¡±

El PSOE y los socialistas catalanes del PSC (y tambi¨¦n los vascos del PSE) comparten el planteamiento sobre la cuesti¨®n nacional plasmado en la Declaraci¨®n de Granada (julio de 2013). Pero lo que para la gestora que encabeza Javier Fern¨¢ndez es un punto de llegada, lo es de salida para el partido de Miquel Iceta, siendo la siguiente estaci¨®n el reconocimiento de Catalu?a como naci¨®n.

En su reciente congreso, el PSC ha defendido que una caracter¨ªstica esencial de su posici¨®n respecto a la de los nacionalistas es que el PSC desea compartir el proyecto pol¨ªtico con los socialistas del resto de Espa?a. Pero a la vez reclama una relaci¨®n bilateral de Catalu?a con el Estado, especialmente en materia de financiaci¨®n, a lo que se oponen los dem¨¢s barones del PSOE. La Constituci¨®n admite diferencias competenciales entre los Estatutos de autonom¨ªa, pero siempre que no impliquen ¡°privilegios econ¨®micos o sociales¡±. Esto remite a la excepci¨®n de las comunidades forales, que se benefician de una aplicaci¨®n de los conciertos econ¨®micos y el cupo cuyo resultado es una mayor capacidad de gasto.

El ¡°pacto fiscal¡± planteado por Artur Mas en 2012, bajo amenaza de ruptura rumbo a lo desconocido, fue un intento fallido de esquivar ese condicionante. La reclamaci¨®n del reconocimiento de que Catalu?a es una naci¨®n parte del supuesto de que de ello derivan derechos como el de un trato singular en materia de financiaci¨®n. Pero los barones del PP hicieron saber a Rajoy que si Catalu?a se sumaba a la excepci¨®n foral ellos pedir¨ªan lo mismo.

El reconocimiento de la condici¨®n nacional de un territorio con aspiraciones secesionistas tiene una obvia dimensi¨®n identitaria. En junio de 2006, un periodista pregunt¨® a bote pronto a Michael Ignatieff ¡ªconocido escritor y acad¨¦mico canadiense especialista en conflictos ¨¦tnicos, pasado luego a la pol¨ªtica aplicada como dirigente del Partido Liberal¡ª si pensaba que Quebec era una naci¨®n. En unas memorias de su paso por la pol¨ªtica publicadas en 2014 recuerda que su respuesta fue ¡°por supuesto¡±, dando por hecho que ello no significa reconocer un derecho a separarse de Canad¨¢ dado que ¡°varias naciones pueden compartir el mismo Estado¡±. Hay unas 3.000 lenguas y culturas en los poco m¨¢s de 200 Estados representados en la ONU.

Lo que Ignatieff rechazaba no era la idea de Quebec como naci¨®n, sino la creencia de que ello obligaba a los quebequenses a elegir entre Quebec y Canad¨¢, lo que ¡°siempre hab¨ªan rechazado porque sent¨ªan lealtad hacia ambas¡±. Lo mismo dijo Gordon Brown cuando se implic¨® en la campa?a del refer¨¦ndum escoc¨¦s. En Catalu?a, los contrarios a la secesi¨®n suponen como media de los siete ¨²ltimos sondeos del CEO el 47,4%, frente al 44,7% de favorables. Pero ser¨ªa igual que fuera al rev¨¦s. En ambos casos una consulta sobre la independencia dividir¨ªa a la poblaci¨®n por la mitad cuando una mayor¨ªa de casi dos tercios considera compatibles sus identidades catalana y espa?ola. La Constituci¨®n no contempla otra naci¨®n que la espa?ola, pero distingue entre regiones y nacionalidades, categor¨ªa que no define pero que la doctrina considera mayoritariamente sin¨®nima de naci¨®n.

(En abril de 1790 una banda de campesinos revolucionarios, al sospechar de un hombre bien vestido que pasaba por su distrito, le obligaron a gritar ¡°?Vive la nation!¡±. Para rogarle t¨ªmidamente a continuaci¨®n: ¡°Ahora, expl¨ªcanos qu¨¦ es la naci¨®n¡±).