Los peligros del voto online
Tras la propuesta de la Junta Electoral Central, los expertos advierten de los riesgos
En unas elecciones en las que se permitiera el voto por internet, ?c¨®mo impedir que, por ejemplo, su jefe se plante junto a usted y le obligue a votar lo que usted no quiere cuando el ¨²nico testigo de esa coerci¨®n es la pantalla del ordenador? ?C¨®mo evitar que los hackers corrompan el sistema seg¨²n sus intereses? ?Y c¨®mo lograr que el partido que pierda las elecciones no las impugne porque no se f¨ªa? Esas son las dudas que ha despertado entre los expertos la propuesta de la Junta Electoral Central para sustituir el voto rogado de los espa?oles residentes en el extranjero por la opci¨®n de que voten online, desde donde quieran y a trav¨¦s de una plataforma digital accesible desde ordenadores y m¨®viles. Un cambio valorado en un m¨ªnimo de 30 millones de euros, seg¨²n fuentes del sector.
¡°El principal problema en el voto electr¨®nico remoto es la coacci¨®n, porque no se puede saber si alguien le est¨¢ poniendo una pistola en la cabeza al votante¡±, razona Jacobo van Leeuwen, de Evicertia, una compa?¨ªa especializada en certificar operaciones online. ¡°Proponemos que el votante pueda votar tantas veces como quiera y que solo cuente el ¨²ltimo voto¡±, sigue. ¡°La segunda medida es priorizar el voto presencial frente al electr¨®nico. Eso significa que si alguien ha podido tener dudas sobre si su voto ha sido contabilizado, se le da la oportunidad de votar en un colegio electoral¡±, a?ade este experto, que ofrece tres opciones para darse de alta en la plataforma digital que gestionar¨ªa el voto: o desplazarse f¨ªsicamente para pedir hacerlo ante la autoridad competente; o emplear el DNI electr¨®nico; o usar una combinaci¨®n de claves, direcciones de email y videoconferencias como las que ya piden muchos bancos para abrir cuentas corrientes sin pasar por ninguna sucursal. Adem¨¢s, afirma?van Leeuwen, los sistemas de verificaci¨®n criptogr¨¢fica permiten al votante comprobar su voto y preservar su seguridad.
Las autoridades buscan alternativas al sistema del voto rogado, que desde 2011 obliga a declarar su deseo de votar con antelaci¨®n a los casi dos millones de espa?oles residentes en el extranjero con derecho a sufragio. Los efectos en la participaci¨®n electoral han sido irrefutables. En las elecciones generales de 2008, ¨²ltimas antes de la aprobaci¨®n de la nueva normativa, votaron el 31,88% de los expatriados. En los comicios de 2011, 2015 y 2016 lo hicieron el 4,95%, el 4,73% y el 6,30%, respectivamente. La Junta Electoral propone al Ejecutivo que legisle para permitir el voto online, ¡°una medida excepcional, ¨²nicamente para este tipo de electores y alternativa a otras v¨ªas convencionales, que, mejoradas, deber¨ªan mantenerse a disposici¨®n del elector¡±.
La ejecuci¨®n de la propuesta, sin embargo, es extremadamente compleja. Primero, los partidos tendr¨ªan que pactar una reforma de la Ley electoral. Luego el Gobierno tendr¨ªa que firmar un contrato millonario con una compa?¨ªa que ofreciera el servicio, que a su vez deber¨ªa ser auditado y atacado por especialistas inform¨¢ticos hasta demostrar su fiabilidad. El siguiente paso ser¨ªa financiar una intensa campa?a publicitaria para impulsar un cambio cultural de proporciones incalculables explic¨¢ndole a los votantes c¨®mo usar la plataforma online y que ya no es necesario que marquen un papeleta en su colegio electoral. Durante ese tiempo ser¨ªa necesario emplear a decenas de especialistas en un centro de consultas desde el que pudieran atender a las dudas de millones de usuarios residentes en decenas de pa¨ªses con husos horarios distintos. Un reto may¨²sculo del que apenas hay ejemplos.
En Europa solo Estonia y Suiza usan en todas sus elecciones el voto online no presencial. La buena acogida con la que sus ciudadanos han recibido el sistema, reflejada en los ¨ªndices de participaci¨®n, ha ido en paralelo a los problemas que han tenido que resolver sus gobernantes.
Espa?a ya experimento el sufragio digital en 2004
La medida que ahora propone la Junta Electoral Central para los espa?oles residentes en el extranjero ya se ha ensayado previamente en Espa?a. As¨ª, seg¨²n un informe de este organismo, los electores de tres mesas electorales pudieron acogerse a la modalidad del voto online en las elecciones generales de 2004. En 2005 se volvi¨® a probar de nuevo en el refer¨¦ndum acerca de Tratado constitucional europeo. "Las pruebas no fueron especialmente exitosas y la participaci¨®n fue muy escasa", describen los investigadores.
¡°Al escoger el voto electr¨®nico abres tu sistema [electoral] al ataque de cualquiera desde cualquier punto del mundo. El riesgo no merece la pena, especialmente despu¨¦s de que se haya demostrado que los sistemas de voto online son muy caros y poco fiables¡±, explica a trav¨¦s de un email Jason Kitcat, que lider¨® a un equipo de 25 personas que monitoriz¨® el voto electr¨®nico en las elecciones inglesas y escocesas de 2007. ¡°En Estonia vimos distintas maneras que permitir¨ªan atacar los resultados¡±, a?ade este especialista en transformaci¨®n digital, que form¨® parte de un grupo de expertos que asegura que fue capaz de instalar un programa en el sistema estonio con el que pod¨ªa borrar los votos o alterar su signo. "Desde entonces, todo ha empeorado. No ha habido grandes avances en seguridad, se han descubierto m¨¢s ataques a sistemas gubernamentales y comerciales y se han creado m¨¢s redes de robots para realizar esos ataques", cierra.
Esos riesgos potenciales de seguridad han hecho que el voto online no haya pasado a usarse a gran escala en Dinamarca, Francia, Reino Unido u Holanda, que ya han hecho pruebas en distintas citas electorales. La pol¨¦mica ha perseguido incluso a los sistemas electr¨®nicos de voto presencial, que por ejemplo se usan en Estados Unidos, donde la leyenda negra de su f¨¢cil manipulaci¨®n ha acompa?ado sin ninguna prueba a la victoria de Donald Trump. Finalmente, gur¨²s de la inform¨¢tica como Bill Gates, fundador de Microsoft, o Jimmy Wales, de Wikipedia, han alertado de los peligros de esta opci¨®n.
Y, sin embargo, en un periodo marcado por la desafecci¨®n de los j¨®venes hacia la pol¨ªtica, hay expertos que creen que podr¨ªa facilitar su participaci¨®n en las elecciones. Su argumento: no se puede seguir votando en el siglo XXI como en el siglo XIX.
¡°No podemos esperar que la tecnolog¨ªa sea el factor clave para animar la participaci¨®n, aunque la puede facilitar. Al emigrante no le va a resolver el problema de voto, moviliz¨¢ndole, dependiendo de su edad¡±, razona ?ngel Valencia, catedr¨¢tico de ciencia pol¨ªtica, sobre la brecha tecnol¨®gica que se ha abierto entre aquellos que nacieron en un mundo predominantemente anal¨®gico y los que lo han hecho en uno plenamente digital. ¡°Pero la democracia electr¨®nica es una via interesante para el presente y un futuro no muy alejado, por los colectivos j¨®venes y los de las ¨¢reas dispersas, donde es mucho m¨¢s dif¨ªcil acudir a los colegios electorales¡±.
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