Nuevo puente, mismo origen y destino
El ¨¦xito de la reforma constitucional depender¨¢ la utilidad de sus cambios

Resulta mal negocio que el PP y el PSOE acometan por s¨ª solos una reforma constitucional, como lo hubiera sido que uno solo de ellos se hubiera lanzado a tal empresa hace cinco o diez a?os. Y es igual de inconcebible que eche a andar una tarea tan delicada sin que los dos principales partidos del pa¨ªs acuerden unas bases m¨ªnimas sobre las que trabajar.
Juntos representan el voto de trece millones y medio de espa?oles, pero el resto de fuerzas en la C¨¢mara son la voz parlamentaria de diez millones de votantes. Unidos Podemos representa a cinco de ellos; Ciudadanos, a m¨¢s de tres; las fuerzas nacionalistas o independentistas tienen el respaldo de un mill¨®n y medio de electores.
Una reforma constitucional ¡ªque no un proceso constituyente¡ª es como la construcci¨®n de un nuevo puente entre el pasado y el futuro, sin que el viejo puente sea inutilizado en ning¨²n momento. El objetivo es que sea adecuado para las nuevas necesidades y resuelva los problemas detectados por el uso, pero sin que entren en discusi¨®n ni el origen ni el destino de la obra.
Las lagunas y deficiencias de la Constituci¨®n del 78 han sido detectadas y debatidas hace ya mucho tiempo por acad¨¦micos y pol¨ªticos: desde la insostenible prevalencia del var¨®n sobre la mujer en la sucesi¨®n de la Corona a la falta de una clara delimitaci¨®n de las competencias entre el Gobierno central y las comunidades aut¨®nomas; de la escasa definici¨®n de los mecanismos previstos para resolver un bloqueo pol¨ªtico como el ocurrido durante el ¨²ltimo a?o a la necesaria incorporaci¨®n de nuevos derechos sociales que el tiempo ha consolidado en la pr¨¢ctica.
Hay asuntos en los que se intuye de antemano que su inclusi¨®n en un debate sobre la reforma de la Constituci¨®n provocar¨ªa un empantanamiento y la subsiguiente frustraci¨®n. PSOE y PP (y tambi¨¦n Ciudadanos) los tienen ya m¨¢s que identificados: la unidad de Espa?a, el derecho de autodeterminaci¨®n o la Monarqu¨ªa. Cualquier partido tiene derecho a cuestionarlos, evidentemente, pero todos son conscientes de que llevarlos al primer plano es garant¨ªa segura de fracaso.
Es responsabilidad de todos, pero especialmente del PP y del PSOE por haber dado el primer paso, buscar la mayor utilidad de los posibles cambios, adoptar posiciones flexibles y asegurarse de que al final del proceso, nadie sienta que, en mayor o menor medida, el nuevo texto no contiene algo de su huella. Que el nuevo puente tambi¨¦n sea suyo.
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