El menosprecio de dos personajes ant¨®nimos
Aznar ya not¨® que se hab¨ªa equivocado de candidato en la primera campa?a electoral de Rajoy en 2004 cuando no fue lo contundente que ¨¦l quer¨ªa contra Zapatero
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En el verano de 2003, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar puso su dedo sobre Mariano Rajoy y le eligi¨® como su sucesor, tras albergar ya entonces dudas sobre el te¨®rico preferido del PP, Rodrigo Rato, que no midi¨® bien meses antes su autodescarte en conversaciones privadas, y sin considerar siquiera las opciones reales de Jaime Mayor Oreja. Unos meses m¨¢s tarde, en la campa?a electoral de 2004, Aznar ya not¨® que se hab¨ªa equivocado profundamente. Desde entonces, seg¨²n su criterio, todo ha ido a peor porque Rajoy se confirm¨® como lo que todos los que les conoc¨ªan a ambos ten¨ªan muy claro: son dos personajes antit¨¦ticos, con perfiles y caracteres opuestos, discursos ant¨®nimos y maneras de ser abismalmente diferentes.
El choque no es un enfrentamiento ideol¨®gico. Rajoy fue cuatro veces ministro, vicepresidente y responsable de las campa?as de Aznar. Nunca le discuti¨® nada. Hac¨ªa su tarea, no se complicaba en la encomienda e intentaba no levantar pol¨¦micas, ni ruido ni dar guerra. Pero no eran tampoco grandes amigos. No hab¨ªa un aprecio mutuo especial. Ese menosprecio por la falta de empat¨ªa se ha agigantado durante el mandato de Rajoy, que Aznar descalifica sobre todo por su falta de empuje, de fuerza y de contundencia.
¡°Aznar es un martillo, un activista, es impaciente, persegu¨ªa grandes objetivos y empe?os estupendos, con los que se podr¨ªa o no estar de acuerdo, y Rajoy es su contrafigura: el¨¢stico, puro flujo, el agua, la paciencia, y, si es posible, no hacer nada no vaya a ser que se empeore la cosa¡±. La definici¨®n la aporta uno de los principales colaboradores de ambos presidentes del PP al m¨¢ximo nivel. Y no la a?ade ni para ensalzar a Aznar ni para cuestionar a Rajoy. ¡°Su distancia temperamental es formidable¡±, apuntilla.
Aznar ha estallado ahora p¨²blicamente de nuevo, a apenas mes y medio del congreso del PP previsto para febrero, pero no por un detonante concreto. ¡°Es un c¨²mulo de desafectos¡±, aporta un miembro del comit¨¦ ejecutivo del partido.
El primer punto de inflexi¨®n evidente ocurri¨® en aquella nefasta campa?a electoral de 2004. Al PP se le junt¨® todo el averno de contratiempos pol¨ªticos. En la teor¨ªa, Aznar solo deb¨ªa de pasar el testigo del bast¨®n de mando de La Moncloa a Rajoy, seg¨²n lo previsto por sus estrategas, pero apareci¨® la guerra de Irak, las mentiras, la reacci¨®n del entonces presidente popular y su equipo al atentado de Madrid del 11 de marzo, el descaro contagioso del aspirante socialista, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y las encuestas situaron a ambos candidatos en inesperada posici¨®n de disputa en plena recta final de la campa?a. El gur¨² electoral de Aznar, Pedro Arriola, dise?¨® una estrategia meliflua, sin duelos ni enfrentamientos a cara de perro. En los ¨²ltimos d¨ªas Rajoy se hundi¨® y Aznar se molest¨®.
Aznar sab¨ªa c¨®mo era Rajoy y le hab¨ªa seleccionado a prop¨®sito para afianzar la idea en el PP y entre el electorado de que tras su etapa convulsa ven¨ªa entonces un pol¨ªtico ¡°templado¡±. Su contraparte. Aznar sinti¨® pronto el desenga?o con Rajoy del que no cumple con lo que ¨¦l ten¨ªa planeado. Nunca ha querido reconocer abiertamente entre su equipo, tampoco a puerta cerrada en la FAES, que se equivoc¨® con aquella elecci¨®n. Aznar nunca admite errores. Sigue teorizando que, sobre el papel, Rajoy era la mejor opci¨®n posible, pero le gustar¨ªa que fuese m¨¢s expeditivo, firme, menos paciente y que en su relaci¨®n personal guardase algunos detalles, cierto cari?o, posibles gestos. Pretend¨ªa que Rajoy no fuese Rajoy. Nada de eso est¨¢ en la personalidad de Rajoy, seg¨²n constatan varios colaboradores de ambos.
¡°Caprichos de los ex¡±
¡°Rajoy no es un relaciones p¨²blicas, ni con Aznar ni con nadie, y en el equipo del actual presidente tampoco ayudan mucho, no son previsores, no hablan con ¨¦l, no le explican antes las cosas, no le reservan y preparan un papel especial para el pr¨®ximo congreso¡±, indica un dirigente que ha trabajado con los dos presidentes populares.
Aznar tiene ahora entre ceja y ceja otro frente abierto con orgullo. Quiere convertir a la FAES, la fundaci¨®n que preside, que fund¨® y que hasta octubre estuvo ligada al PP, en un ente libre, totalmente ajeno e independiente del partido. A Rajoy no le gust¨® mucho la idea, pero transigi¨®. ¡°Caprichos de los ex, que necesitan que se les haga siempre m¨¢s caso y, claro, Rajoy no hace caso de casi nadie¡±, concluye un exmiembro del equipo de Aznar.
El ¡®pellizco de monja¡¯ de hacer electa la presidencia de honor
La nueva estampida de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar pill¨® totalmente desprevenido al PP, a Mariano Rajoy y al Gobierno. El expresidente hizo p¨²blica su carta de renuncia y su llamada a Rajoy cuando el actual presidente estaba disfrutando de una jornada especialmente complaciente en Nueva York, como presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, con su esposa, y cuando el PP present¨® en Madrid la nueva ponencia de sus estatutos con algunas innovaciones en el apartado de la elecci¨®n de cargos a dos vueltas, primero con el voto de todos los afiliados y despu¨¦s con el m¨¢s decisivo y selecto de los compromisarios. Aunque en el entorno de Aznar y Rajoy se afanaron por desmentir sus evidentes desavenencias y su mala relaci¨®n y que hubiera una espoleta que hubiese encendido justo este martes la crisis, en los nuevos estatutos s¨ª se esconde un problema que molest¨® particularmente al expresidente. A partir del congreso nacional del PP de febrero la figura del presidente de honor ya no ser¨ªa vitalicia, como ha sido hasta ahora y como fue con Manuel Fraga, sino que tendr¨ªa que ser refrendada en cada c¨®nclave. ¡°Es un pellizco de monja, y no es determinante, pero en la direcci¨®n actual del PP se podr¨ªan haber evitado ese desaire¡±, interpreta un colaborador de Aznar. ¡°Es posible incluso que Rajoy no lo sepa y que no se lo hayan contado pero cualquiera que le conozca un poco deber¨ªa de haber sabido y previsto que a Aznar no le gusta que le metan en una lista concreta que debe ser votada y ratificada en el Congreso¡±, analizan en su entorno. Aznar pensaba y querr¨ªa haberse convertido en el PP en una figura incontestable, ajena a las votaciones o las hipot¨¦ticas listas de diferentes posibles candidatos. No est¨¢ previsto que en el c¨®nclave se presente nadie contra Rajoy.
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