Presi¨®n totalista
El Totalismo es un totalitarismo horizontal que depende de la comunicaci¨®n social
Elaborado hace tiempo por Robert Jay Lifton, el concepto de totalismo no ha tenido demasiada aceptaci¨®n. Pero su pertinencia resulta innegable para designar aquellos procesos de eliminaci¨®n del pluralismo y la libertad donde su agente no es el monopolio de poder ejercido por un partido-Estado (totalitarismo), sino la actuaci¨®n de un colectivo organizado que impone la homogeneizaci¨®n de las conciencias, desde s¨ª mismo o en colaboraci¨®n con el poder vigente. Ejemplo primero: ninguna ley proh¨ªbe entrar en un bar de Alsasua siendo guardia civil, ni organizar en Barcelona una contramanifestaci¨®n con banderas espa?olas frente a las esteladas, pero ambas cosas entra?an riesgos. ?De lo segundo, recuerdo la diferenciaci¨®n establecida por el socorrista habanero entre su r¨¦gimen y los de Europa del este: ¡°All¨ª est¨¢s jodido, obedeces, y basta; aqu¨ª debes t¨² mismo pedir que te jodan¡±. Para eso est¨¢n las asambleas populares y en su defecto los ¡°comit¨¦s de defensa de la revoluci¨®n¡± y los ¡°actos de repudio¡±.
Totalismo es totalitarismo horizontal, cada vez m¨¢s difundido en la medida que el poder depende, tambi¨¦n de forma creciente, de la comunicaci¨®n social. Y la inform¨¢tica hace posible un grado de manipulaci¨®n de los medios antes inimaginable: pensemos en el papel de Putin y los Wikileaks en la elecci¨®n de Trump. Cuenta Arcadi Espada que Rajoy evit¨® impedir la consulta catalana al temer un tsunami en la red. Precisamente, destaca en Catalu?a el magistral ejercicio de manipulaci¨®n secesionista, al acu?ar el t¨¦rmino ¡°judicializaci¨®n¡± para descalificar el imperio de la normativa constitucional y asentar en la mentalidad social la legitimidad de una sedici¨®n. Consignas y movilizaci¨®n de masas, sacralizaci¨®n de los s¨ªmbolos independentistas y exclusi¨®n tajante de todo ¡°espa?olismo¡±, ideol¨®gico o simb¨®lico. Balance: supresi¨®n lograda de la expresi¨®n libre y del pluralismo democr¨¢tico.
Nuestro izquierdismo populista sigue un cauce an¨¢logo. Parte de implantar en la mente de sus seguidores un criterio bipolar, maniqueo, seg¨²n el cual el l¨ªder traza la senda del bien, expresi¨®n de los intereses de ¡°la gente¡±, contra el c¨ªrculo de los enemigos, que deben ser silenciados. El antiguo apaleamiento ha cedido paso al tuit viral condenatorio, suerte que l¨®gicamente muchos intelectuales intentan eludir, convirti¨¦ndose algunos en c¨®mplices de la limpieza ideol¨®gica, seg¨²n sucedi¨® en Alemania de los a?os treinta. Como dec¨ªa aquel cargo de Eusko Alkartasuna, comentando la persecuci¨®n de ETA a los constitucionalistas: ¡°?Que no se metan en pol¨ªtica!¡±. Si vas contracorriente de la pasividad generalizada, eres el factor de conflicto. De ah¨ª que, como para Fidel y Ch¨¢vez, los medios de expresi¨®n libres sean el obst¨¢culo principal, a llenar de fango primero y, finalmente, a eliminar.
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