El discurso ¨ªntegro de Felipe VI
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Buenas noches.
En estas horas de la Navidad quiero desearos, junto a la Reina y nuestras hijas Leonor y Sof¨ªa, unas felices fiestas y nuestra esperanza de que el 2017 sea un a?o mejor para todos. Y en una noche como la de hoy, a tantas familias que han sufrido las recientes inundaciones en nuestro pa¨ªs, quiero decirles especialmente que las tenemos muy presentes.
Navidad es nacimiento, y celebrar con alegr¨ªa lo que nace es tener fe en el futuro. Es en momentos como estos, cuando los sentimientos personales y colectivos de afecto, de amistad y de fraternidad, creados a trav¨¦s de nuestra convivencia, nos recuerdan el gran patrimonio com¨²n que compartimos. Un patrimonio que merece el cuidado de todos y que todos debemos ayudar a proteger como lo mejor que tenemos y somos; como lo mejor de lo que nos une.
Como es tradici¨®n, permitidme esta noche que comparta con vosotros algunas reflexiones sobre nuestro presente y sobre nuestro futuro, procurando extraer de todo lo que hemos vivido, especialmente durante este 2016, aquello que mejor nos ayude a seguir adelante.
Siempre se ha dicho que los momentos m¨¢s dif¨ªciles de la vida son las mejores oportunidades para descubrir nuestra fuerza interior, para comprobar nuestro car¨¢cter, nuestra verdadera dimensi¨®n. A lo largo de este a?o he estado en diferentes lugares de nuestra geograf¨ªa nacional. Y tengo que deciros que, en todo ese recorrido por nuestros pueblos y ciudades he visto dificultades y problemas para muchos de nuestros compatriotas; pero tambi¨¦n trabajo duro, honesto, sacrificado; mucha capacidad y talento; y, sobre todo, determinaci¨®n, ganas de salir adelante.
He comprobado, una vez m¨¢s, el valor que tiene en nuestra sociedad la familia, porque su ayuda ha permitido a muchos sobrellevar los peores momentos.
He conocido a trabajadores y profesionales, hombres y mujeres que, con su esfuerzo sereno, durante estos largos y dif¨ªciles a?os, sin desfallecer ni resignarse, sostienen con gran dignidad y coraje a sus familias, sus vidas y sus trabajos.
He visto, tambi¨¦n, en muchos compatriotas la decisi¨®n de asumir riesgos para crear o defender puestos de trabajo, y el valor para levantarse y reemprender la tarea despu¨¦s de haber visto destruidas obras hechas con ilusi¨®n y gran sacrificio.
Podr¨ªa dar, adem¨¢s, innumerables ejemplos de solidaridad. Muchos de vosotros entreg¨¢is con generosidad vuestro saber, vuestro tiempo y esfuerzo, y sobre todo vuestro coraz¨®n, para ayudar a los dem¨¢s; sois capaces de reaccionar ante cualquier emergencia, probando siempre que, all¨¢ donde haga falta, all¨¢ donde se necesite una palabra de aliento o una mano amiga, hay un espa?ol que demuestra con obras la grandeza y el alma m¨¢s profunda de nuestra tierra.
Como tambi¨¦n he sido, y soy continuamente, testigo de la labor de tantos servidores p¨²blicos que, con una extraordinaria vocaci¨®n de servicio a la comunidad, garantizan nuestras libertades, atienden nuestros hospitales o educan a nuestros hijos; muchos compatriotas que, dentro y fuera de Espa?a, velan por nuestra seguridad, defienden nuestros valores y contribuyen al avance de la ciencia y al enriquecimiento de la cultura. Todos ellos son la imagen de nuestro pa¨ªs y tambi¨¦n hacen posible que nuestro Estado funcione y que podamos celebrar un d¨ªa como hoy.
Todo esto para m¨ª y para todos nosotros, es un motivo para sentirnos aut¨¦nticamente orgullosos; y tambi¨¦n es una raz¨®n para la esperanza, porque una sociedad que mantenga estas actitudes, estas convicciones y estos valores no puede tenerle miedo al futuro. Estoy seguro de que nuestra memoria colectiva reservar¨¢ un lugar de honor en la historia para estos tiempos de sacrificio y abnegaci¨®n; pero tambi¨¦n de generosidad y superaci¨®n.
Pero tenemos que seguir mirando hacia adelante construyendo nuestro pa¨ªs, construyendo tambi¨¦n Europa. Tenemos que esforzarnos, paso a paso, d¨ªa a d¨ªa y con esp¨ªritu positivo, para que la prosperidad y el bienestar sean la base de una convivencia ilusionada. Y por eso hay varios asuntos a los que, concretamente, quiero referirme esta noche:
Es cierto que la crisis ha impuesto grandes sacrificios. Hoy, sin embargo, vivimos con la esperanza de la recuperaci¨®n que ya hemos iniciado. Todos deseamos que esa recuperaci¨®n se consolide, que nos permita adem¨¢s crear mucho m¨¢s empleo y de calidad, y tambi¨¦n corregir tanto las desigualdades derivadas de una crisis tan profunda como la que hemos vivido, como fortalecer, en general, nuestra cohesi¨®n social, que es una garant¨ªa para asegurar la estabilidad y el equilibrio de nuestra sociedad.
En ese sentido, es muy importante para todos que muchas familias puedan recuperar su nivel de vida y que nuestros j¨®venes puedan tener oportunidades de futuro, de ilusi¨®n, de confianza; que sobre todo las personas m¨¢s desfavorecidas o m¨¢s vulnerables tengan la certeza de que no se quedar¨¢n en la soledad del camino que Espa?a tiene que recorrer en el siglo XXI.
Por otra parte, hemos superado una compleja situaci¨®n pol¨ªtica que conoc¨¦is bien. Es importante ahora que en nuestra sociedad se haya recuperado serenidad y que los ciudadanos puedan tener la tranquilidad necesaria para poder llevar a cabo sus proyectos de vida. Como igualmente es esencial, de cara al futuro, que el di¨¢logo y el entendimiento entre los grupos pol¨ªticos permita preservar e impulsar los consensos b¨¢sicos para el mejor funcionamiento de nuestra sociedad.
Y me gustar¨ªa insistir esta noche tambi¨¦n en la necesidad de que cuidemos y mejoremos en todo momento nuestra convivencia. Y la convivencia exige siempre, y ante todo, respeto. Respeto y consideraci¨®n a los dem¨¢s, a los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el ¨¢mbito laboral; respeto al entorno natural que compartimos y que nos sustenta. Respeto y consideraci¨®n tambi¨¦n a las ideas distintas a las nuestras. La intolerancia y la exclusi¨®n, la negaci¨®n del otro o el desprecio al valor de la opini¨®n ajena, no pueden caber en la Espa?a de hoy.
Como tampoco son admisibles ni actitudes ni comportamientos que ignoren o desprecien los derechos que tienen y que comparten todos los espa?oles para la organizaci¨®n de la vida en com¨²n. Vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos est¨¦riles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad.
Porque el progreso, la modernizaci¨®n, el bienestar, requieren siempre de una convivencia democr¨¢tica basada en el respeto a la Ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empeque?ecer, de fortalecer y no de debilitar.
Porque ahora es el momento de pensar en la Espa?a que queremos para las pr¨®ximas d¨¦cadas, que ser¨¢ la de nuestros j¨®venes de hoy, y de forjarla con solidez. Y para ello, debemos concentrar nuestras energ¨ªas en mirar hacia el mundo que nos rodea, y darnos cuenta cabalmente de por d¨®nde va.
Un mundo muy incierto, con grandes desaf¨ªos pol¨ªticos, sociales o en materia de desarrollo y seguridad, por ejemplo. Pero entre ellos, hoy quiero detenerme en los avances de la tecnolog¨ªa que, a escala global, condicionan cada d¨ªa m¨¢s nuestras vidas cotidianas.
Vivimos una nueva realidad que ha cambiado la forma de comunicarnos y relacionarnos entre nosotros; de recibir informaci¨®n necesaria para formar nuestra opini¨®n y tomar decisiones; que se ha introducido en nuestras empresas, en nuestras f¨¢bricas y en nuestras industrias, transformando los procesos productivos y los empleos, tal y como los conoc¨ªamos. Incluso est¨¢ transformando nuestros colegios, universidades y centros de formaci¨®n. Nunca antes en la historia de la Humanidad y en un espacio de tiempo tan corto, se hab¨ªan producido cambios tan grandes.
Hoy sabemos que no se trata ya solo de una revoluci¨®n tecnol¨®gica: es algo mucho m¨¢s profundo. Es un nuevo modelo del mundo que traspasa fronteras, sociedades, generaciones y creencias.
En este contexto es evidente que debemos adaptarnos a esa nueva realidad imparable y desarrollar al m¨¢ximo nuestras habilidades para actuar con ¨¦xito en la ciencia, en la econom¨ªa o en la cultura, tambi¨¦n en la industria y en la seguridad; pero preservando siempre los valores humanos que nos identifican y nos definen. No debemos esperar a que esa nueva realidad se imponga sobre nosotros; tengamos en cambio, la fuerza y el empuje suficientes como pa¨ªs para anticiparnos y asumir el protagonismo necesario en la nueva era que se abre ante nosotros.
Y en esa tarea la educaci¨®n es ¨Cy ser¨¢ sin duda¨C la clave esencial. Una educaci¨®n que asegure y actualice permanentemente nuestros conocimientos; pero que tambi¨¦n forme en lenguas y en cultura; en civismo y en valores; que prepare a nuestros j¨®venes para ser ciudadanos de este nuevo mundo m¨¢s libres y m¨¢s capaces y que sepan aprovechar la experiencia de nuestros mayores. Una educaci¨®n que fomente la investigaci¨®n, impulse la innovaci¨®n, promueva la creatividad y el esp¨ªritu emprendedor como rasgos y exigencias de la sociedad del futuro, que es ya la sociedad de nuestros d¨ªas.
No quisiera ocupar durante m¨¢s tiempo vuestra atenci¨®n en una noche que debe ser de celebraci¨®n familiar; aunque no quiero terminar sin deciros que creo sinceramente en una Espa?a consciente, solidaria, firme en sus valores, alejada del pesimismo, de la desilusi¨®n o el desencanto; creo en una Espa?a decidida a superar las dificultades que, aunque grandes, son tambi¨¦n vencibles.
Y no tengo duda de que seremos capaces de superarlas si entendemos que ya no vivimos tiempos para encerrarnos en nosotros mismos, sino para abrirnos al mundo; si tenemos claro que no lo son tampoco para fracturas, para divisiones internas, sino para poner el acento en aquello que nos une, construyendo sobre nuestra diversidad; son tiempos para profundizar en una Espa?a de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas. Tiempos, en fin, en los que tenemos motivos y razones m¨¢s que poderosas para la uni¨®n, para trabajar todos juntos, desde cualquier lugar de nuestro gran pa¨ªs, con ilusi¨®n, con ideales y con proyectos para la mejor Espa?a.
As¨ª lo siento y as¨ª lo creo. Y con esa profunda convicci¨®n os deseo, en esta noche a todos y a cada uno de vosotros y a vuestras familias, una muy feliz Navidad.
Eguberri on / Bon Nadal / Boas festas.
Buenas noches. Y Feliz y pr¨®spero 2017.
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