Un A?o Nuevo sin beb¨¦s en Ourense
Nos hemos acostumbrado a la sensaci¨®n de no nacer, y en cambio morir a todas horas.
En los peque?os peri¨®dicos, repartidos por todo el pa¨ªs, llegabas a la redacci¨®n el 1 de enero, y si ten¨ªas suerte, te tocaba hacer la ronda de llamadas a los hospitales para interesarte por el primer beb¨¦ del a?o. Se trata de una tradici¨®n, casi de una carrera. Las preguntas que importaban era a qu¨¦ hora hab¨ªa nacido, y si todo hab¨ªa ido bien, a menudo por este orden. Cuanto m¨¢s cerca de las doce de la noche se produjese el parto, mejor para el periodista. Esa circunstancia proporcionaba cierta emoci¨®n a una noticia relativamente aburrida. Aburrida, pero f¨¢cil. Quiz¨¢ la m¨¢s f¨¢cil del a?o, en un d¨ªa que precisamente nadie est¨¢ para heroicidades. A veces se agradece hacer las cosas con un dedo. Despu¨¦s hablabas con los padres, felices de la vida, y enviabas a un fot¨®grafo para retratar a la familia.
Me toc¨® al menos dos veces cubrir el nacimiento del primer beb¨¦ de Ourense. Eso, m¨¢s los altercados en varias locales de ocio, m¨¢s las toneladas de basura que hab¨ªa dejado la Nochevieja en las calles, serv¨ªa para llenar la secci¨®n de local. No quiero ni pensar en la desaz¨®n de los periodistas ourensanos que este domingo telefonearon al hospital de la ciudad, y se encontraron con que no hab¨ªa nacido nadie. Pero nadie. El horror. No se recordaba nada parecido. El dato estremece, aunque no sorprende. Es catastr¨®fico, no grave. Despu¨¦s de todo, Galicia es un pa¨ªs de viejos. Nos hemos acostumbrado a la sensaci¨®n de no nacer, y en cambio morir a todas horas. Ya escuchamos a tres presidentes de la Xunta decir que el envejecimiento representa nuestro principal problema del futuro, sin que lograsen hacer nada relevante para atajarlo. A la vista de que no hay nacimientos, tal vez ni siquiera lleguemos al futuro.
A la espera del primer beb¨¦ de 2017, los diarios optaron por publicar la foto de la ¨²ltima criatura de 2016. La necesidad siempre ahoga. Parece una historia local. Y lo es. Y sin embargo, es una historia universal. Funciona como una met¨¢fora de la Espa?a vac¨ªa, cuya poblaci¨®n se concentra cada vez en menos n¨²cleos, dejando el resto reducida a un desierto. En La Regi¨®n, el principal peri¨®dico de Ourense, s¨®lo unas pocas hojas despu¨¦s de leer que la provincia empezaba el a?o por primera vez sin nacimientos, te encontrabas una p¨¢gina con seis enormes esquelas. Cuatro hombres y dos mujeres. Hac¨ªa pensar en uno de esos claros del bosque llenos de setas venenosas. La muerte nunca falla. En Ourense, la proporci¨®n es de tres defunciones por cada nacimiento. Hay lugares en los que un d¨ªa empiezan a no suceder cosas, como la ausencia de gritos de reci¨¦n nacidos en A?o Nuevo, y de ese hueco acaban por salir las noticias m¨¢s destacadas de la jornada. Qu¨¦ triste.
[A las 23.05 horas del 2 de enero naci¨® finalmente el primer beb¨¦ del a?o en la provincia, una ni?a. Desde hac¨ªa al menos 20 a?os siempre hab¨ªa habido alg¨²n nacimiento el primero de enero].
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