Indignidad
Trillo se ha movido siempre entre las sombras donde el desmedro se hace virtud y la traici¨®n, h¨¢bito
Federico Trillo es un curioso y conspicuo personaje de sobra conocido por su capacidad de maniobra en el terreno pol¨ªtico o en el que se tercie; por el calibre de sus ¡°valores profesionales¡±, que le han llevado incluso a conseguir plaza en una de las principales embajadas europeas, la de Reino Unido, sin tener relaci¨®n alguna con la carrera diplom¨¢tica y por el respeto profundo que imponen sus conocimientos (es decir, lo que se supone conoce) en sus correligionarios del Partido Popular, Rajoy incluido.
Todo eso es sabido. Trillo se ha movido siempre entre las sombras donde el desmedro se hace virtud y la traici¨®n, h¨¢bito. Por supuesto, en casi la totalidad de las ocasiones ese actuar sinuoso provoca cierta reverencia peligrosamente pr¨®xima o quiz¨¢s temor por lo que calla. Y por lo que resuelve.
Hoy, en momentos aciagos, cuando el Consejo de Estado de forma demoledora establece que el accidente del Yak 42 podr¨ªa haberse evitado si los responsables de Defensa hubieran velado por sus hombres, se oculta en forma cobarde de aquella responsabilidad que le persigue desde que arteramente se desentendi¨®, haci¨¦ndola recaer en otros, de su responsabilidad en el siniestro del Yak 42.
Pero a pesar de la contundencia del dictamen, el PP y su presidente a la cabeza han salido a la palestra, como ya hicieran en el caso G¨¹rtel en febrero de 2011, para amparar a su compa?ero. ¡°Eso ya est¨¢ sustanciado judicialmente¡±, ha manifestado Rajoy de forma escueta y, como acostumbra, ha aclarado que ¡°eso¡± ¡°pas¨® hace much¨ªsimos a?os¡±. Ergo, en la filosof¨ªa mariana, el problema y por ende la responsabilidad, ya no existen.
Lo cierto es que murieron 62 militares cuando volv¨ªan de una misi¨®n en Afganist¨¢n y el avi¨®n que los transportaba se estrell¨® en tierras turcas. Esas muertes podr¨ªan y deber¨ªan haberse evitado.
El entonces ministro Trillo, en los primeros momentos tras el siniestro, dijo que el aparato estaba en perfecto estado y que la responsabilidad de certificar las condiciones en que volaba el avi¨®n era de la NAMSA. Cinco a?os m¨¢s tarde, en su declaraci¨®n por escrito ante el juez instructor de la Audiencia Nacional, Fernando Grande Marlaska, quien investigaba posibles irregularidades en la contrataci¨®n del aparato, el antiguo titular de Defensa afin¨® m¨¢s, culpando del alquiler a sus subordinados, los militares del Estado Mayor Conjunto (EMACON).
?Cu¨¢l era entonces el papel del ministro, el m¨¢ximo responsable pol¨ªtico del Ministerio al que pertenec¨ªan aquellos 62 hombres? Seg¨²n explic¨® se limit¨® a decidir "la participaci¨®n de Espa?a en las misiones internacionales". Ahora bien, "son las autoridades militares las que asumen las competencias operativas y log¨ªsticas de la misi¨®n". Entre otras cosas afirmaba en aquella declaraci¨®n que antes del siniestro no conoci¨® queja alguna sobre la seguridad de los aparatos alquilados a la antigua URSS. Matiz¨® que todas esas afirmaciones se basaron "en la documentaci¨®n remitida por el EMACON del Estado Mayor de la Defensa". Ya se sabe. La culpa es siempre del maestro armero. Y el m¨¢ximo responsable, ocult¨¢ndose en la retaguardia al resguardo de un muro de indignidad. Lo del paso al frente, lo olvid¨® el se?or ministro.
Para el Consejo de Estado tal planteamiento se contradice con el informe secreto del Centro de Inteligencia y Seguridad del Ej¨¦rcito, que un mes antes del siniestro apuntaba el riesgo de traslado en tales aviones debido al deficiente mantenimiento de los mismos. Nadie hizo nada. Nadie quiso saber nada. Empezando por el ministro. Un ministro que tambi¨¦n protagoniz¨® el esc¨¢ndalo de la confusi¨®n de los restos de los fallecidos, repatriados sin llevar a cabo las necesarias autopsias de identificaci¨®n. Todav¨ªa siento el dolor de las familias y sus caras de contrici¨®n ante la farsa de un funeral de Estado que, ante todo, ten¨ªa que escenificar el dolor oficial para acallar las cr¨ªticas por una gesti¨®n desastrosa. Prisas y mentiras en una confusi¨®n absoluta en que unas personas fueron reconocidas como otras¡ Chanchullos y malos modos de actuar que incrementaron el dolor de las familias.
Pese a todo, Trillo se libr¨® de sentarse en el banquillo de los acusados. El Tribunal Supremo no encontr¨® indicios suficientes para imputarle un delito de imprudencia grave con resultado de muerte, que es lo que atribu¨ªan los familiares de las v¨ªctimas. La respuesta del alto tribunal ten¨ªa como origen el escrito remitido por el instructor, Grande-Marlaska, quien ped¨ªa saber si proced¨ªa o no acusar a Trillo. Juez que, por si hab¨ªa dudas, aclaraba dos d¨ªas despu¨¦s en otro escrito que no ve¨ªa "indicios de responsabilidad" en la gesti¨®n de Trillo como ministro. El Supremo consider¨® que no resultaba procesalmente necesaria la imputaci¨®n. Todo estaba en orden y como deb¨ªa ser.
A estas alturas del art¨ªculo debo a?adir un nuevo ¡°valor¡± al personaje. Me refiero a una cualidad poco edificante en quien era el primer responsable de las Fuerzas Armadas: parapetarse tras los mandos para eludir su propia acci¨®n o la omisi¨®n de la misma. Esta actitud dice muy poco de una persona que deber¨ªa defender el trabajo de los suyos.
Pero a lo mejor yo estoy en un error y para el se?or Trillo, los militares con los que ten¨ªa obligaci¨®n de trabajar codo a codo y por los que deb¨ªa velar como responsable m¨¢ximo, como bien recuerda el Consejo de Estado, no eran los suyos.
Quiz¨¢s los ¨²nicos suyos o seg¨²n se mire, los que le pertenec¨ªan, eran los otros, los del Partido Popular. Para muestra un bot¨®n: Siendo Trillo diputado y portavoz de la Comisi¨®n de Justicia del Congreso, adem¨¢s de coordinador de Justicia y Libertades P¨²blicas del PP, se le concedi¨® la gracia de mantener en activo su despacho de abogados denominado Estudio Jur¨ªdico Labor, administrado por sus hijos.
Un permiso bien gratificado. El 21 de diciembre de 2009 apareci¨® un pago de 69.900 euros por parte del Partido Popular a este bufete. La realidad del abono la confirm¨® la propia Mar¨ªa Dolores de Cospedal, hoy tambi¨¦n ministra en la misma cartera que Trillo. Aunque el PP neg¨® que ese dinero se destinara a pagar la defensa de los militares encausados en el caso Yak 42, como se lleg¨® a decir. No obstante, de ese tema quedar¨ªa en el a?o 2013 el testimonio de Luis B¨¢rcenas, quien afirm¨® ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que hab¨ªa entregado dinero de la caja B del PP al exministro de Defensa para pagar la representaci¨®n jur¨ªdica de los militares acusados. Finalmente, no se sabe bien por qu¨¦, no se profundiz¨® en esta investigaci¨®n y qued¨® en el aire el destino final de ese dinero.
Lo que s¨ª qued¨® claro es que la actuaci¨®n de Trillo en el caso del Yak 42 se alej¨® de lo moralmente recomendable, esta ¨²ltima acci¨®n en el ¨¢mbito profesional podr¨ªa bordear el t¨¦rmino desfachatez en cuanto a la mezcolanza de los asuntos p¨²blicos y privados de la que debe exigirse inhibici¨®n a todo representante elegido por el pueblo y a todo cargo institucional.
Sin embargo, muchos deben ser los valores que el presidente Mariano Rajoy ha visto en este hombre, del mismo modo que anteriormente lo hicieran importantes personajes como Manuel Fraga o Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con todo su grupo pol¨ªtico. Con los primeros, Trillo comparti¨® adem¨¢s otra joya de la corona de su tiempo: la guerra de Irak. El caso es que Rajoy no dud¨® en nombrarle embajador en Londres, no por su preparaci¨®n en esta ¨¢rea, sino por los servicios prestados.
Federico Trillo nos representa por tanto desde marzo del 2012 ante Su Graciosa Majestad, alguien de quien se desprende, al resumir la exposici¨®n anterior, que no vela por sus compatriotas, el honor le es al parecer indiferente, no hace gala de valent¨ªa ante los sucesos que afectan a la instituci¨®n y a sus subalternos y demuestra inter¨¦s manifiesto por el propio beneficio econ¨®mico.
Peor a¨²n: con absoluto desparpajo y evidente desprecio a los ciudadanos realizaba este jueves unas declaraciones en una emisora de radio afirmando que ya antes del verano pidi¨® el traslado de la embajada para volver al Consejo de Estado, el mismo ¨®rgano que le ha puesto en evidencia, y reavivando teor¨ªas conspirativas en contra suya y del Gobierno por parte de ¡°los de siempre¡± apuntando en particular al medio de comunicaci¨®n que ha sacado a la palestra los datos que le afectan, para considerar a continuaci¨®n que el informe del Consejo de Estado ¡°no a?ade nada¡±.
Cuando un pol¨ªtico presenta tan graves carencias, cuanto menos deber¨ªa pedir perd¨®n y emprender la retirada y no esperar a que lo cambien en la siguiente remodelaci¨®n ni buscar argumentos para seguir culpabilizando a los otros... de sus propias faltas. Y es que para quien est¨¢ al mando hay siempre algunos preceptos imprescindibles: la protecci¨®n del d¨¦bil predomina sobre cualquier otro concepto y la dignidad prevalece sobre el miedo. En este caso, la indignidad se ha impuesto sobre la dignidad de las v¨ªctimas que todav¨ªa siguen buscando respuestas.
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