Ver al monstruo
La expectaci¨®n de prensa y vecinos se dispara porque las fotos del 'caso Nadia' lo catapultan a otra dimensi¨®n, la del morbo y lo obsceno
El abogado de los padres de Nadia llega en un Mercedes y lo deja en el aparcamiento del Mercadona, al lado de los juzgados de La Seu d¡¯Urgell. Marga Garau, la madre de la ni?a, baja con un cigarrillo ya en la boca y se pone las gafas de sol, sus defensas psicol¨®gicas para afrontar a los periodistas y aguantar el paseo hasta el tribunal sin decir una palabra. Su marido llega luego en un coche policial con los cristales oscuros; no se ve nada. Pero eso es lo que la ma?ana del viernes ha atra¨ªdo a medio centenar de periodistas a esta lejana localidad de los Pirineos, con un caso cuya expectaci¨®n medi¨¢tica se ha disparado. Y lo que congrega a m¨¢s de una veintena de vecinos, a pesar del fr¨ªo glacial, cinco grados, esperando ante el edificio. Quieren verles. Las fotos de contenido sexual del caso Nadia lo han llevado a otra dimensi¨®n m¨¢s oscura de un potencial imprevisible, la de lo morboso, lo obsceno, lo monstruoso. La gente ahora quiere ver al monstruo.
Marga Garau y Fernando Blanco, que viv¨ªan en un pueblo a 20 kil¨®metros de aqu¨ª, que hasta hace un mes eran un matrimonio normal, ahora en r¨¢pida transformaci¨®n hacia lo escabroso ante los ojos at¨®nitos de todos, est¨¢n investigados por esas fotos, cuya existencia se ha filtrado, y este viernes dieron sus explicaciones. No se sabe gran cosa, solo que hay fotos, el resto hay que imagin¨¢rselo. Y ese es el problema, el juez tiene que probar hechos, pero el p¨²blico ya imagina. Los comentarios de la gente que est¨¢ en la calle: l¨¢stima de chiquilla; yo desde luego s¨¦ lo que pasa en mi casa; ella es tan c¨®mplice como ¨¦l; en el pueblo la gente no los quer¨ªa ni bien ni mal; algo nos ol¨ªamos; iban a comer a sitios caros; hay cosas que no son normales, es como que el padre duche a la ni?a, a partir de una edad no es normal...
Vecinos y presentes admiten que otros d¨ªas, con otras comparecencias, no hab¨ªa apenas gente. ?Qu¨¦ les arrastra ahora aqu¨ª, con este fr¨ªo helador, a ver esto? Una joven con un perrito en brazos se lleva el ¨ªndice al ojo con una sonrisa. Quiere mirar, verlo: "Es que esto aqu¨ª no pasa todos los d¨ªas. Adem¨¢s, mi madre me ve por la tele". Una se?ora graba con un tablet la entrada del coche policial en el garaje del juzgado, aunque es muy r¨¢pida, con varias cadenas de televisi¨®n retransmitiendo el directo. Hay un silencio raro y solo una mujer se anima a increpar algo cercano a un juicio popular de desprecio: "Andaaaa". Todo sucede en unos instantes, no se ve nada, hay cierta decepci¨®n y la gente se va, escapando del fr¨ªo. La calle se vac¨ªa en segundos.
Cuando lo peor de un caso como este sale a la luz, tambi¨¦n puede salir lo peor de todos los dem¨¢s, en un grumo general de cutrer¨ªo. El empleado de un hotel de La Seu d¡¯Urgell confiaba en que la investigaci¨®n descubra m¨¢s cosas, porque el asunto est¨¢ trayendo gente, trabajo, dinero. "A ver si sale algo", dec¨ªa sin rubor. Esto ya es un asunto de gente que sale en la tele a todas horas, que se hace famosa, del que hay que hacerse por fuerza una opini¨®n y que, adem¨¢s, versa sobre algo que apasiona a Espa?a: lo inconfesable que pasa en casa del vecino. Preguntas y es asombroso la cantidad de detalles del caso que conoce la gente, se lo ha le¨ªdo todo, lo sabe todo, tiene trabajadas sus teor¨ªas.
Al final de la ma?ana 15 tr¨ªpodes esperan frente al edificio. Los ni?os ya han salido del colegio y algunos aguardan tambi¨¦n emocionados "a ver si salen". Uno se pregunta qu¨¦ sabr¨¢n del caso y qu¨¦ les habr¨¢n explicado. Un tropel de periodistas se abalanza sobre Marga Garau cuando asoma por la puerta. Retrocede casi asustada, se escabulle por un lado y deja que su abogado hable con la prensa. Alberto Mart¨ªn est¨¢ curtido en ese arte, responde a todo con calma y sabe relacionarse con los periodistas. Pones su nombre en Google y aparece en el programa de Ana Rosa hablando del hombre del semen en el caso Asunta. En su web cita una lista de casos sonados que ha llevado, como el del Robin Hood de Vallecas. Es un abogado muy de teles. Tiene mucho trabajo por delante. Fernando Blanco, mientras tanto, sale de nuevo sin ser visto por el garaje.
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