¡°Hay que diferenciar entre demagogia y populismo¡±
El polit¨®logo Manuel Arias en su ensayo ¡®La democracia sentimental¡¯ analiza el fulminante regreso de las emociones y las pasiones a la arena pol¨ªtica
En los pr¨®ximos meses habr¨¢ elecciones en Holanda, Alemania y Francia. Y es posible que crezcan las fuerzas de extrema derecha. Las emociones y los afectos parece que hoy pesan m¨¢s que el debate de ideas y argumentos, como muestran los resultados del Brexit, del refer¨¦ndum sobre los acuerdos de paz en Colombia o de la cita electoral que condujo a Donald Trump a la Casa Blanca.
De ah¨ª que sea muy oportuno el ensayo que Manuel Arias Maldonado, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de M¨¢laga y con una s¨®lida trayectoria acad¨¦mica internacional detr¨¢s ¡ªcolaborador adem¨¢s de distintos medios, como EL PA?S, y responsable del blog Torre de marfil en Revista de Libros¡ª, ha publicado hace unas semanas. En La democracia sentimental (P¨¢gina Ind¨®mita) aborda el apabullante regreso de las pasiones a la arena pol¨ªtica, fen¨®meno que amenaza con erosionar el sereno temple de la herencia ilustrada.
Pregunta.? ?En qu¨¦ momento estamos?
Respuesta. Con la crisis, el tejido social se tens¨® y surgieron manifestaciones emocionales de alto voltaje. Y hay sujetos pol¨ªticos que pretenden aprovecharse de esta situaci¨®n, con lo que la estabilidad pol¨ªtica corre peligro.
P.? ?No hay un exceso de informaci¨®n que obliga a los individuos a tomar atajos que lo simplifican todo?
R. Una ideolog¨ªa ha sido desde siempre eso: un paquete cerrado que contiene una explicaci¨®n del mundo. Lo que s¨ª ha cambiado es el entorno. La oferta de informaci¨®n es m¨¢s abundante que nunca. Pero somos muy ligeros al aproximarnos a esa informaci¨®n. Como el sujeto no es capaz de asimilar tanta complejidad, acepta ofertas de sentido simplistas. Por eso es un buen momento para los populistas, los nacionalistas y los dem¨®cratas radicales que hablan del refer¨¦ndum como soluci¨®n. En r¨ªo revuelto, ellos pescan.
"La publicidad ha avanzado hacia la iron¨ªa, mientras que la pol¨ªtica sigue anclada en una estructura de promesas algo primitiva"
P.? ?En ese contexto hay margen para convencer al otro con argumentos?
R. Es muy estrecho. Pero lo ha habido siempre. Lo que plantea el liberalismo pol¨ªtico, o te¨®ricos como Habermas, es s¨®lo una aspiraci¨®n. Hay otra corriente, la del tribalismo moral, que nos dice que estamos predise?ados para tener una inclinaci¨®n pol¨ªtica concreta. Cooperamos con nuestra tribu, pero nos peleamos con las otras. ?C¨®mo es posible ah¨ª la persuasi¨®n? En una ¨¦poca de crisis se imponen las reacciones viscerales.
P.? Con lo que los valores de la Ilustraci¨®n se van al garete.
R. El proyecto ilustrado se sosten¨ªa en la idea de un sujeto aut¨®nomo que atiende a razones. Y se cre¨ªa que con la educaci¨®n p¨²blica y la reducci¨®n de las desigualdades se conquistar¨ªa ese ideal. No ha sucedido tal cosa, as¨ª que hoy somos ilustrados sin ilusiones.
P.? Hay quienes sostienen que hablar de populismo hoy no es m¨¢s que una estratagema para no aceptar la posibilidad de que se produzcan cambios dr¨¢sticos.
R. El populismo existe con rasgos propios, cuando todo se reduce al antagonismo del pueblo contra una ¨¦lite. Pero es importante diferenciar entre demagogia y populismo. Es demagogia decir ¡°ma?ana acabo con el desempleo¡±; el populismo, en cambio, afirma que hay una ¨¦lite quit¨¢ndote el empleo y que te lo va a devolver como reparador de la democracia. El populismo tiene elementos concomitantes con el nacionalismo; en ambos casos se est¨¢ diciendo que lo que sostiene el contrato social es la identificaci¨®n emocional de aquellos que forman un pueblo o una naci¨®n. Y ah¨ª la mediaci¨®n de los l¨ªderes o las ¨¦lites es decisiva. La revoluci¨®n, el romanticismo pol¨ªtico, est¨¢ planteando en cambio un anhelo de totalidad que se realizar¨¢ en el futuro. A diferencia del nacionalismo, que es m¨¢s nost¨¢lgico.
P.? Sin promesas, sin embargo, no se ganan elecciones.
"El populismo existe con rasgos propios, cuando todo se reduce al antagonismo del pueblo contra una ¨¦lite"
R. Es cierto. La democracia se basa en un mecanismo de gobierno/oposici¨®n y en una promesa de soluciones. ?Y qui¨¦n gana unas elecciones prometiendo complejidad, soluciones parciales, el ¡°haremos lo que podamos¡±, etc¨¦tera? Habr¨¢ otro que dir¨¢ justamente lo contrario y ofrecer¨¢ soluciones rotundas, y seguro que ¨¦ste se impone.
P.? As¨ª que habr¨¢ que estimular los afectos que movilizan.
R. En la esfera pol¨ªtica, cualquier consideraci¨®n moral est¨¢ supeditada a la eficacia. La gran virtud de la democracia es que est¨¢ estructurada sobre el ideal de la verdad. Una verdad que es din¨¢mica y m¨®vil: no hay verdades absolutas. Un pol¨ªtico puede faltar a la verdad, pero luego la opini¨®n p¨²blica deber¨¢ ajustar sus decisiones a esas falsas promesas. Hay algo de hipocres¨ªa cuando el ciudadano reacciona como una dama ofendida por las promesas, que en el fondo sabe que son falsas, no cumplidas. Es como aquello de ¡°Ariel lava m¨¢s blanco¡±. Lo curioso es que la publicidad ha avanzado hacia cierta iron¨ªa mientras que la pol¨ªtica sigue anclada en una estructura de promesas que no deja de ser primitiva.
P.? Habla en su libro de ¡°brecha tr¨¢gica¡±. ?A qu¨¦ se refiere?
R. A la inevitable distancia que existe entre el ciudadano y la polis. En la mayor¨ªa de los asuntos colectivos siempre habr¨¢ un largo trecho entre nuestros deseos y la soluci¨®n que tenemos que aceptar forzosamente. Y esto es una tragedia porque no hay manera de suturar esa herida. Cuanto m¨¢s intenso sea moralmente el ciudadano, m¨¢s sufrir¨¢ esa herida; cuanto m¨¢s moderado, podr¨¢ considerarla con m¨¢s distancia. Rousseau propuso la idea de voluntad general, que todos estemos de acuerdo en una soluci¨®n pol¨ªtica. Pero representa una anhelo de identidad entre gobernantes y gobernados que nunca se da. Ante esa tragedia, yo creo que s¨®lo se puede responder con iron¨ªa. Asumir que es inevitable y mantener cierta distancia frente a los proyectos colectivos. No desentendi¨¦ndonos de ellos, sino anticipando que las grandes expectativas van a verse defraudadas y que debemos limitarlas. Esto es muy poco sexy frente a lo que prometen el populista, el nacionalista o el revolucionario.
P.? Iron¨ªa. Y tambi¨¦n melancol¨ªa, ?no?
R. A trav¨¦s de ella anticipas la decepci¨®n porque conoces la imperfecci¨®n de los asuntos humanos. Admito que es dif¨ªcil asumir esta posici¨®n porque los grandes proyectos surgen de la ilusi¨®n. As¨ª que lo del ironista melanc¨®lico es una ideal que s¨®lo va a realizarse dif¨ªcilmente. Pero sirve para hablar del ideal de autonom¨ªa.
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