Iglesias, S¨¢nchez, Gonz¨¢lez
Algunos han puesto sus liderazgos en juego por divergencias organizativas no esenciales
Coincidiendo con la consulta interna sobre el reglamento del congreso de Podemos, Pablo Iglesias anunci¨® que si sus planteamientos eran derrotados renunciar¨ªa a seguir al frente. El desaf¨ªo (o gano o me voy) recuerda al de Pedro S¨¢nchez en v¨ªsperas del comit¨¦ federal del PSOE del 1 de octubre. Ambos emplazamientos comparten la carga personalista y la confusi¨®n entre lo pol¨ªtico y lo organizativo.
El comit¨¦ deb¨ªa fijar la posici¨®n sobre el voto socialista en la investidura de Rajoy. Como ahora ha recordado Javier Fern¨¢ndez, desde el 26-J exist¨ªa la convicci¨®n entre los cuadros del partido de que la ¨²nica manera de desbloquear la situaci¨®n y evitar nuevas elecciones, que se pronosticaban letales para el PSOE, era la abstenci¨®n socialista en esa investidura. Pero hab¨ªa temores sobre sus efectos internos. Y lo que se vot¨® fue una propuesta de calendario presentada in extremis por S¨¢nchez, que cre¨ªa contar con una m¨¢s f¨¢cil mayor¨ªa sobre esa propuesta: elecci¨®n inmediata del secretario general en primarias, seguidas de Congreso extraordinario que confirmar¨ªa esa elecci¨®n y aprobar¨ªa la l¨ªnea pol¨ªtica.
Pero S¨¢nchez perdi¨® la votaci¨®n, lo que no habr¨ªa tenido mayor importancia si no fuera porque poco antes hab¨ªa advertido que dimitir¨ªa si no la ganaba. Era un ¨®rdago destinado a reforzar su autoridad ante un comit¨¦ federal dividido sobre la cuesti¨®n pol¨ªtica central del momento. Pero perdi¨® su apuesta, lo que provoc¨® el efecto contrario al pretendido: su derrota organizativa fue interpretada, incluso por ¨¦l mismo, como una desautorizaci¨®n de su posici¨®n contraria a la abstenci¨®n; lo que le imped¨ªa seguir como secretario general.
En el caso de Iglesias, hay tambi¨¦n un deslizamiento entre la exigencia de respaldo a su l¨ªnea pol¨ªtica y la de apoyo a sus planteamientos organizativos. Acaba de reiterar lo que ya hab¨ªa dicho el 20 de diciembre: ¡°Si el documento de estrategia pol¨ªtica m¨¢s importante que se presenta en Vistalegre, el de mi equipo y mi proyecto, sale derrotado, yo no puedo seguir siendo secretario general¡±. Pero lo que se votaba esos d¨ªas eran las normas del congreso, que se ve¨ªan magnificadas como una cuesti¨®n de principio por ese compromiso de retirada. Iglesias pon¨ªa en juego su liderazgo por una cuesti¨®n objetivamente menor.
Un antecedente de l¨ªder que condicion¨® su continuidad a la aprobaci¨®n de sus tesis es el de Felipe Gonz¨¢lez, pero no sobre cuestiones organizativas, sino sobre la definici¨®n del PSOE como partido ¡°marxista de clase¡± planteada en la ponencia defendida por Francisco Bustelo y aprobada en el 28? congreso, en mayo de 1979. Gonz¨¢lez hab¨ªa abogado por una definici¨®n ideol¨®gica m¨¢s abierta, que ser¨ªa la asumida en el congreso extraordinario de septiembre de ese a?o, en el que regres¨® como secretario general tras cuatro meses en que el partido estuvo dirigido por una gestora.
La crisis revel¨® la disfuncionalidad de los procedimientos de elecci¨®n de delegados y la distancia entre las posiciones de cuadros y bases, m¨¢s radicalizadas. Para evitar mezclar los problemas org¨¢nicos con los pol¨ªticos, se derivaron las cuestiones internas a una conferencia de organizaci¨®n y estatutos, que se reuni¨® en 1983. En ella se restableci¨® el sistema de voto por delegaciones provinciales o regionales ejercido por el cabeza de delegaci¨®n de acuerdo con la mayor¨ªa respectiva. Y para compensar el escaso margen para la opini¨®n de las minor¨ªas que dejaba ese sistema se reconocieron las corrientes de opini¨®n.
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