¡°Si los jueces hubiesen actuado ni mi nieta ni su madre estar¨ªan muertas¡±
El Poder Judicial ve un desamparo jur¨ªdico en el doble asesinato de una madre y su hija de nueve a?os
La vida ha sido extremadamente cruel con la ni?a dominicana Argelys Leonela. Estando en el vientre de su madre, a su padre lo mataron de un tiro durante un atraco en Santo Domingo (Rep¨²blica Dominicana). Su abuela materna la cr¨ªo en sus primeros a?os y cuando cumpli¨® los siete la envi¨® a Espa?a (al cuidado de una azafata del avi¨®n) para que se reuniera con su madre. Lo que sigue fue un infierno para ella: los dos a?os y seis meses que pas¨® en Madrid fue continuamente maltratada por el novio de su madre, que acab¨® arrojando a ambas, madre e hija, a las agua de un pozo de agua fecales de Zamora el 1 de julio de 2014. No est¨¢ claro si ya estaban muertas. Algo debi¨® pasar la v¨ªspera de ese d¨ªa en la casa de Vallecas donde viv¨ªa la ni?a con su madre y el novio de esta. Cuando la polic¨ªa irrumpi¨® en ella, no hall¨® excesivo desorden, pero faltaba el colch¨®n de una cama. Y ellas estaban desaparecidas.
Las acosaba a las dos. Su ¨²nico consuelo era cuando ¨¦l no estaba. Y algunos fines de semana de paseo por las calles del barrio de Arganzuela con su abuela paterna, Lorenzana S¨¢nchez, conocida como Ayda, dominicana de 60 a?os. Ella tambi¨¦n cambi¨® Santo Domingo por Madrid tras la muerte violenta de su hijo. Ayda llevaba muchos meses presintiendo lo peor: "Ve¨ªa a la ni?a nerviosa, atemorizada; me confi¨® que la pareja de su madre se pon¨ªa como loco, les pegaba y romp¨ªa muebles a patadas"). Pero durante mucho tiempo Adolfina, la madre de la ni?a, rest¨® importancia al asunto y rega?aba a la menor cuando le contaba cosas a la abuela. "Oye, pon cuidado en mi nieta, que me cuenta cosas muy feas...", , le recordaba Ayda a su ex nuera. "No hagas caso, son cosas de ni?as...". En realidad, Adolfina, de 30 a?os, tambi¨¦n estaba atemorizada. En un diario que intervino la polic¨ªa en la casa, Adolfina dej¨® escrita, entre oraciones, la siguiente petici¨®n: "Dios, te ruego que alejes a este hombre de m¨ª y mi hija; es muy malo...".?
El juicio contra el doble asesino de Vallecas comenzar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 13 con un jurado popular en la Audiencia de Madrid
Cuando Ra¨²l ?lvarez, de 34 a?os, el novio, iba a recogerla, a Ayda se le descompon¨ªa el cuerpo. Se evitaban la mirada. Un d¨ªa Ayda no aguant¨® m¨¢s y denunci¨® el calvario de su nieta en los juzgados de plaza de Castilla. En su escrito, a mano y con muchas faltas de ortograf¨ªa, ped¨ªa ayuda a los jueces y describ¨ªa la gravedad de lo que estaba ocurriendo con su nieta. La deficiente atenci¨®n del juzgado ante la denuncia result¨® fatal. "Si los jueces hubiesen actuado ni mi nieta ni su madre estar¨ªan muertas, y Ra¨²l en la c¨¢rcel; es una pena lo que ha sucedido a mi ni?a con tan poquitos a?os", se enfada la abuela.
Argelys era una ni?a que llamaba la atenci¨®n en el barrio. Amplios rizos y rostro dulce. Estaba interna de lunes a viernes en un colegio y sacaba notas espl¨¦ndidas. Pero sus espor¨¢dicas sonrisas, cuando ¨¦l no estaba, ocultaban angustiosos secretos. ¡°Ah¨ª viene otra vez mi pesadilla, abuela...¡±. Esta frase no se le va de la cabeza a Ayda. Se la dec¨ªa su nieta cuando la pareja de su madre iba a recogerla para llevarla al piso de Puente Vallecas donde viv¨ªan, en la calle Sancho Panza. Ayda le advirti¨® varias veces a Ra¨²l que no se le ocurriera tocar a su nieta; y su respuesta fue amenazarla.
Cuando Argelys y su madre fueron halladas muertas el 25 de noviembre de 2014 dentro de un pozo del t¨¦rmino municipal de San Vicente de la Cabeza (400 habitantes, Zamora), lim¨ªtrofe con Portugal, la abuela se retorci¨® de rabia. Su presentimiento se hab¨ªa cumplido. El pozo, rodeado de abundante vegetaci¨®n, estaba a 200 metros del pueblo, del que era oriundo Ra¨²l y que sol¨ªa visitar en vacaciones. Ayda ignora a¨²n c¨®mo y donde las mat¨® (no han querido darle detalles, aunque las autopsias tampoco dan excesivas pistas). Y exige que Ra¨²l sea condenado a m¨¢s de 60 a?os de c¨¢rcel por dos asesinato y maltrato habitual. La abuela cree que su nieta fue violada, y eso lo conecta con la ausencia del colch¨®n. "Se deshizo del colch¨®n para que no hubiera vestigios de nada", indica Ayda.
El juicio contra este doble asesino confeso (tras marear a la polic¨ªa durante cinco meses finalmente, acorralado por las pruebas, accedi¨® a indicar a la polic¨ªa el lugar donde hab¨ªa ocultado sendos cad¨¢veres) se celebrar¨¢ a partir del 13 de febrero en la Audiencia de Madrid. Hasta el momento se ha negado a declarar en sede judicial. No queda claro en la autopsia c¨®mo las mat¨®. Los forenses alegan que los cuerpos, arrojados a un pozo de aguas fecales, fueron hallados con un alto grado de descomposici¨®n. Su caso lo tramit¨® un juzgado de violencia machista de Madrid. En la causa no consta ning¨²n informe psiqui¨¢trico de Ra¨²l. Se le considera totalmente cuerdo.
"Si los jueces hubiesen actuado ni mi nieta ni su madre estar¨ªan muertas, y Ra¨²n en c¨¢rcel; es una pena lo que ha sucedido con mi ni?a", sostiene la abuela.
Desde el minuto cero Ayda supo, seg¨²n cuenta EL PA?S, que ¡°el asesino era Ra¨²l¡±. La peque?a estaba a punto de regresar a Santo Domingo. Ten¨ªa billete para el 30 de junio de 2014. Al otro lado del Atl¨¢ntico la esperaba su abuela materna. Nunca lleg¨®. ¡°Nos llamamos la otra abuela y yo porque la ni?a no hab¨ªa llegado, luego supimos que ni siquiera subi¨® al avi¨®n¡±, describe Ayda.
La maleta se qued¨® hecha encima de la cama de la casa de Vallecas. ¡°Ha sido Ra¨²l, ha sido Ra¨²l¡±, repet¨ªa a la polic¨ªa. Poco antes de desaparecer la ni?a, la abuela recibi¨® un premonitorio mensaje desde un tel¨¦fono oculto. ¡°No volver¨¢s a ver a la ni?a jam¨¢s¡±. Como se ha negado a declarar y las ¨²nicas testigos est¨¢n muertas, no est¨¢ claro el m¨®vil que gui¨® su instinto asesino. La abogada de Ayda y su nieta en este proceso, Mar¨ªa ?ngeles Jaime, de la Asociaci¨®n Mujeres Juristas, Themis, sostiene que no est¨¢ claro, pero que pudo existir un m¨®vil econ¨®mico, robar los 20.000 euros que ten¨ªa ahorrados Adolfina, en la creencia de que ella quer¨ªa abandonarle. Lo que s¨ª tiene claro la abuela es que "no fue por celos".
Los cad¨¢vares fueron arrojados a un pozo de aguas fecales de la provincia de Zamora
La polic¨ªa puso la lupa sobre ¨¦l casi desde el principio, pero Ra¨²l negaba una y otra vez saber nada de ellas. Fueron cruciales los posicionamiento de su tel¨¦fono para detenerle. Los agentes detectaron que se hab¨ªa desplazado desde Madrid a Zamora al d¨ªa siguiente de la fecha del viaje de vacaciones que iba a realizar a Santo Domingo. pero se guardaron esa baza para el final. Cuando se vio acorralado, confes¨® que las hab¨ªan enterrado en un colector del barrio madrile?o de la Dehesa de la Villa. Los agentes buscaron sin ¨¦xito los cad¨¢veres. Finalmente, se derrumb¨® y les llev¨® hasta el pozo de Zamora. ¡°En los cinco meses en que estuvieron desaparecidas, el asesino tuvo tiempo de buscar y estar con otras tres mujeres; se re¨ªa de la polic¨ªa", se lamenta. Ayda cree que por su aspecto ("porque somos negras") no le hicieron apenas caso los medios de comunicaci¨®n en los cinco meses que estuvo buscando a su nieta y a su ex nuera Adolfina.
¡°Que se pudra en la c¨¢rcel por lo que ha hecho a mi nieta, tan peque?a y no dejarla vivir. Lo denunci¨¦, pero no me hicieron caso", se emociona Ayda pensando en su nieta. Llevar¨¢ al juicio un millar de firmas para que "Ra¨²l cumpla ¨ªntegramente la pena que se le imponga". Ayda llev¨® la inacci¨®n judicial ante su denuncia al Consejo del Poder Judicial, que le ha dado la raz¨®n. En este asunto se produjo "un funcionamiento anormal de la Administraci¨®n de Justicia", sostiene el ¨®rgano de gobierno de los jueces, que da luz verde a una eventual indemnizaci¨®n por parte del Estado espa?ol.
125.000 euros de indemnizaci¨®n
El d¨ªa que se present¨® en el juzgado de guardia de la plaza de Castilla de Madrid no sab¨ªa que tendr¨ªa que escribir ella la denuncia. [Antes, los ciudadanos pod¨ªan acudir al juzgado de guardia y un funcionario tomaba nota de la denuncia en su monitor o m¨¢quina de escribir; pero desde hace unos a?os el juzgado de guardia se limita a recoger denuncias ya escritas, o remiten a los denunciantes a cualquier comisar¨ªa para interponerlas]. Esto resultar¨ªa fatal a la postre.
Ayda apenas sab¨ªa juntar tres palabras. Y pidi¨® ayuda a otra mujer que hab¨ªa en los juzgados y entre ambas redactaron all¨ª mismo la denuncia, sobre un papel formulario que les facilit¨® el agente judicial. ¡°Temo por mi nieta, la ni?a tiene mucho miedo (...) Ra¨²l convive con mi ex nuera, la ni?a no es su hija; hasta a mi me ha amenazado con cortarme la cabeza si ella lo deja". En la denuncia abundaban las faltas de ortograf¨ªa y se desliz¨® un maldito error. Puso como su domicilio el n¨²mero dos de la calle "Debino Valles" en lugar de "Divino Valles" de Madrid. Fuentes del juzgado al que le correspondi¨® por reparto la denuncia de Ayda aseguran que ¡°lamentan profundamente¡± lo ocurrido, pero que la denuncia fue archivada "tras dos requerimientos negativos a los domicilios de la abuela y de la madre para tomarles declaraci¨®n y que remitidos a los domicilios que indic¨® la denunciante, y que result¨® ser un bar". Ayda no est¨¢ satisfecha con esta explicaci¨®n: ¡°Es cierto que hubo ese error, pero tambi¨¦n constaban los tel¨¦fonos".
El Consejo del Poder Judicial ha analizado este caso una denuncia de la abuela. El ¨®rgano de gobierno de los jueces ha concluido que la ¡°administraci¨®n de justicia¡± ha fallado ante el auxilio pedido por la abuela. Parte de que el juzgado debi¨® realizar m¨¢s gestiones para localizar a la denunciante dada la gravedad de los hechos que se expon¨ªan, y mostrar aun mas inter¨¦s teniendo en cuenta la fragilidad de la denunciante a juzgar por su propia dificultad para redactar la denuncia. Ayda reclama al Estado 125.000 euros de indemnizaci¨®n. El Consejo ha informado al Ministerio de Justicia que se ha producido ¡°un funcionamiento anormal de la Administraci¨®n de Justicia¡±, que debe ser indemnizado.
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