Espartaco naci¨® en Dos Hermanas
Al grito de "no es no", Pedro S¨¢nchez supera las expectativas con una gran movilizaci¨®n y enardece a sus partidarios anunciando su candidatura
A Virginia, madrile?a, de 44 a?os, no la han subido a un autob¨²s ni le han dado un bocadillo. Ha venido desde Madrid en el Ave de la "madrug¨¢" y se ha sufragado el viaje, las emociones y hasta la memoria, pues el ¨²ltimo mitin al que recuerda haber asistido se remonta a las elecciones de Felipe Gonz¨¢lez de 1996.
"He votado a S¨¢nchez y me siento solidaria con ¨¦l, pero sobre todo me indigna que el PSOE haya hecho presidente a Mariano Rajoy. Pedro representa el `no es no?. Y me ha estimulado a moverme y actuar despu¨¦s de muchos a?os sin hacerlo".
Es el de Virginia es un ejemplo nuclear, descriptivo, de la movilizaci¨®n que ha suscitado la reaparici¨®n de Pedro S¨¢nchez. Y del morbo que supon¨ªa reconocer la salud del San Sebasti¨¢n del socialismo, cosido como est¨¢ de estiletes, flechas y de cornadas. Y dispuesto a resarcirse de los traidores y de los enemigos, escogiendo como p¨²lpito provocador y cat¨¢rtico el territorio donde gobierna Susana D¨ªaz.
Porque Dos Hermanas est¨¢ a unos kil¨®metros del palacio de San Telmo, aunque su alcalde, Francisco Toscano, elegido en 1983, forma parte de la corriente antisusanista y ha proporcionado a S¨¢nchez el auditorio del Centro Tecnol¨®gico, id¨®neo para un mitin convencional, pero demasiado peque?o para la veneraci¨®n de Espartaco.
Y Espartaco es Pedro S¨¢nchez en el liderazgo de los indignados y de los desamparados. Que afluyeron hasta Dos Hermanas en proporciones muy superiores a las calculadas por los organizadores y por los detractores. Fue necesario evacuar el teatro y concebir la liturgia en la plataforma de madera del Lago de la vida, homenaje municipal a los donantes de ¨®rganos y alegor¨ªa providencial de la resurrecci¨®n.
Adquir¨ªan as¨ª mayor sentido las connotaciones mesi¨¢nicas de la reaparici¨®n. Pedro S¨¢nchez caminaba sobre las aguas con un sol de justicia. De justicia porque sus militantes lo aclamaron como si fuera el origen de la rebeli¨®n espartaquista. "No es no, no es no", coreaban sus partidarios, en la construcci¨®n de un eslogan solidario.
Dif¨ªcil calcular las cifras -2.000, 3.000 personas-, pero no la la respuesta masiva en las aguas del Lago de la vida ni la heterogeneidad de los sanchistas. En su edad. En su clase social. En sus lugares de procedencia. Ven¨ªan de Murcia y de Asturias. De Le¨®n y de Valencia. Y de Madrid, como Rosa. Ella tiene el socialismo en su nombre, en sus venas y en un alfiler de la chaqueta. "Nos hemos organizado en un grupo de whatsapp. Y no con el PSOE, sino pese al PSOE. Nadie nos ha subido a un autob¨²s. Estamos por convicci¨®n. Pedro es nuestra gran esperanza y necesitamos que se presente".
Por buler¨ªas animaron al l¨ªder. Lo interrumpieron, lo aclamaron. Y aguardaron con m¨¢s suspense que paciencia el mensaje por el que hab¨ªan dormido poco y caminado mucho. "Dilo ya, dilo ya", le urg¨ªan. Y S¨¢nchez lo dijo media hora despu¨¦s de haberse subido al p¨²lpito: "Compa?eros, compa?eras, la militancia va a tener su candidatura. Es momento de comprometerse. Ser¨¢ un honor liderar vuestro proyecto pol¨ªtico. Ser¨¦ candidato a la secretar¨ªa general (...) En el mes de junio recuperaremos el Partido Socialista", sentenci¨® S¨¢nchez en la formalizaci¨®n de su candidatura. Lo considera secuestrado por la gestora, reh¨¦n de la abstenci¨®n al PP y sustra¨ªdo a la expresa voluntad de los militantes.
"Pedro presidente, Pedro Presidente", le jaleaban en resonancia con el eslogan de las camisetas ("Viajo con Pedro), aunque tuvieron bastante m¨¢s guasa las palabras del anfitri¨®n: "Demos la bienvenida a nuestro secretario general", proclam¨® el alcalde de Dos Hermanas, acaso confortado por la adhesi¨®n de Od¨®n Elorza, de Zaida Cantera, de P¨¦rez Tapias, "senadores" todos ellos de la rebeli¨®n de Espartaco.
El discurso de S¨¢nchez fue autocomplaciente. Una memoria acad¨¦mica y enciclop¨¦dica de sus logros. Una "autohagiograf¨ªa" en la que se jact¨® de haber evitado el sorpasso y de haber "casi" gobernado el destino de Espa?a. Por eso demoniz¨® la abstenci¨®n del PSOE y quiso significarse como genuino condotiero de los militantes. "De abajo a arriba", como Espartaco y sus seguidores, pero tratando de eludir el destino inapelable y prosaicos de los mes¨ªas. Taladrado en la cruz.
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