?Conspiraciones?
Iglesias ha eliminado de Vistalegre 2 todo debate de ideas, sustituy¨¦ndolo por la denuncia de una conjura errejoniana
Un defecto habitual en historiadores y polit¨®logos consiste en suplantar el papel de los actores reales de la escena pol¨ªtica, constituy¨¦ndose en jueces y en protagonistas a posteriori de decisiones y hechos, en cuanto detentadores del criterio de elecci¨®n racional. As¨ª, desde Felipe II a las crisis del PSOE o de Podemos, tropezamos con dict¨¢menes sobre la equivocaci¨®n en que incurri¨® un personaje individual o colectivo en tal o cual circunstancia, cuyos resultados negativos se hubieran evitado de atender al glosador.
Una desviaci¨®n que no se hubiera dado de limitarse el comentarista a analizar las estrategias y los objetivos de X o de Y. ?Se equivoc¨® Pablo Iglesias al optar por el ¨®rdago y el sorpasso al PSOE, en vez de apoyar un gobierno antiPP? Desde el exterior cabe pensar as¨ª. Pero nada indica que el L¨ªder pretendiera eso, aun siendo evidente que semejante t¨¢ctica invalidaba la prioridad proclamada tras el 20-D de acabar con Rajoy. Hay que hacerle caso cuando afirma que para ¨¦l no importa tener raz¨®n, sino ganar, y desde ah¨ª apuntalar a un eventual Gobierno socialista contraven¨ªa su prop¨®sito central de convertirse en protagonista ¨²nico de la izquierda, objetivo hoy viable. Otra cosa es que el coste de la operaci¨®n sea la impotencia parlamentaria y el espejismo de una victoria en 2020 sobre una plataforma radical, apoyada en movilizaciones populares y en un improbable cambio de r¨¦gimen.
Podemos era izquierdista en su programa, y transversal en su captaci¨®n del malestar social del 15-M. Hasta el 20-D esa convergencia pudo mantenerse. Ya no cuando el L¨ªder M¨¢ximo renunci¨® a toda autocr¨ªtica e insisti¨® en el modelo org¨¢nico leninista. Nada de conspiraciones, como han sugerido Iglesias y sus simpatizantes: Errej¨®n propuso una depuraci¨®n del izquierdismo y la inserci¨®n de Podemos en el juego institucional, para lo cual era precisa una inyecci¨®n de democracia interna y de separaci¨®n de poderes en la organizaci¨®n.
De nuevo como Iglesias explic¨® en Disputar la democracia, la pol¨ªtica es boxeo, dir¨ªamos que boxeo tailand¨¦s. As¨ª ha logrado eliminar de Vistalegre 2 todo debate de ideas, sustituy¨¦ndolo por la denuncia de una conjura errejoniana para desplazarle del liderazgo. Incluso recupera fantasmas del pasado ideol¨®gico (Monedero, Vicen? Navarro). Y venga supuesta democracia directa sin debate ni argumentaci¨®n plural; algo as¨ª como lo que el equipo municipal de Carmena nos echa encima sobre la Gran V¨ªa, privando a los ciudadanos de libertad previa de discusi¨®n y de informaci¨®n que oriente el importante voto. Ser¨ªa razonable dejar las cosas como est¨¢n y reservar los carriles al tr¨¢fico de servicio p¨²blico. Pura demagogia sin isegor¨ªa, que se extiende al PSOE gracias a un Pedro S¨¢nchez previsiblemente vencedor, con su ¨²nico juguete del ¡°no es no¡±, futura tabla de salvaci¨®n para Iglesias tras su inevitable victoria p¨ªrrica en Vistalegre 2.
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