Podemos y el perd¨®n de Patti Smith
Iglesias y Errej¨®n deber¨ªan pedir perd¨®n a los suyos con la misma convicci¨®n con que lo hizo Patti Smith recogiendo el Nobel de Dylan
Patti Smith es como un paje ingl¨¦s, su pelo blanco, desgre?ado, sus vestidos sacados de un cuento de hadas oscuras. Su voz la lleva a las alturas. En la entrega del Nobel a Bob Dylan ella hizo una interpretaci¨®n memorable de A Hard Rain?s A Gonna Fall, de su amigo galardonado. Y de esos seis minutos de gloria es de justicia que se hayan conservado en la memoria esos segundos de oro en cuyo transcurso ella pide perd¨®n porque se ha roto mientras cantaba.
Dijo Patti Smith, en su segundo momento de titubeo: ¡°Lo siento. Estoy tan nerviosa¡¡± La estaban mirando millones y millones de personas, pero sobre todo la estaban viendo all¨ª, en el Dramaten de Estocolmo, personas f¨ªsicas, no inventadas por la estad¨ªstica, que lloraban con la voz estremecida de la cantante.
Y aunque suced¨ªa todo eso, aunque la interpretaci¨®n era brillante y la evocaci¨®n llenaba de misterio la voz entera, lo que m¨¢s emocion¨® de todo fue su manera de pedir perd¨®n. No es un arte, ni una artesan¨ªa, es una disposici¨®n del ¨¢nimo: no se acurruc¨® en silencio a ver si le volv¨ªa la letra; dijo que a veces pasan estas cosas, uno se pone nervioso y comete un error. Cuando le volvi¨® el hilo fue como si esos segundos tristes se convirtieran en inmortales. Lo celebr¨® la orquesta, lo celebr¨® el p¨²blico. Y ahora es una met¨¢fora que est¨¢ a golpe de click, en internet, donde tambi¨¦n hay emociones.
?Para qu¨¦ sirven esos segundos? Para aprender a pedir perd¨®n. Ahora, en nuestro pa¨ªs, vemos a dos personajes importantes de la pol¨ªtica, Pablo Iglesias e ??igo Errej¨®n, pidiendo perd¨®n a los suyos por dar un espect¨¢culo que ellos consideran poco edificante: se pelean en p¨²blico, desde la noche de Navidad hasta una fecha que no est¨¢ a¨²n escrita. Despu¨¦s de pedir perd¨®n, por separado, vuelven a incidir en la almendra de su pecado; y despu¨¦s de la siguiente contrici¨®n regresan al punto de partida. ?Y por qu¨¦ ocurre esto? Entre otras razones, porque parece evidente que ya sus simpat¨ªas se han dispersado tanto que ahora son, abiertamente, antipat¨ªas. Y porque no han tenido el detenimiento de pensar que la poblaci¨®n ya cuenta con bar¨®metros infalibles para saber si de veras est¨¢n pidiendo perd¨®n y a qui¨¦n. Ninguno le pide perd¨®n al otro porque no han encontrado esa necesidad: no se quieren. Y si no encuentras esa necesidad es imposible que esa petici¨®n de perd¨®n sirva para algo. La guerra continuar¨¢.
Patti Smith dijo: ¡°Estoy tan nerviosa¡¡± Estaba tan consciente de que era perd¨®n lo que ten¨ªa que pedir, consideraba su interior tan da?ado por su propio fallo que en realidad le estaba pidiendo perd¨®n a su alma, a su historia, y no solo a ella misma, a su persona, a su ego o a su posible gloria. Le estaba pidiendo tambi¨¦n perd¨®n a esa bella canci¨®n.
Por eso ara?¨® en el fondo de su alma hasta que consigui¨® esas palabras. Ahora a estos j¨®venes pol¨ªticos en Espa?a les falta saber pedir perd¨®n, pero a¨²n no han hecho un viaje hacia el fondo de su coraz¨®n. Y no saben volver, no pueden volver a la letra que iban cantando. El diluvio est¨¢ por venir, como dir¨ªa Bob Dylan.
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