¡°?Unidad! ?Unidad!¡±
Los simpatizantes de Podemos exigen a Iglesias y Errej¨®n que no fracturen el partido
¡°?Unidad! ?Unidad!¡±. Mucho antes de que comience la asamblea de Podemos, la gente que se agolpa en las gradas de Vistalegre resume a gritos lo que espera de los l¨ªderes de su partido. A las puertas de la plaza de toros, un dibujo colgado de una pared reproduce a Pablo Iglesias vestido con una chaquetilla de torero. A su lado, ??igo Errej¨®n se dispone a cortarle la coleta con unas afiladas tijeras, s¨ªmbolo inequ¨ªvoco de la retirada. El p¨²blico corea para pedir lo contrario. ¡°?Unidad! ?Unidad!¡±, gritan 9.000 personas, por la ma?ana y tambi¨¦n por la tarde, cuando un espont¨¢neo interrumpe el discurso de Rita Maestre, es expulsado y luego vuelve colgado del brazo de Iglesias.
Errej¨®n es el primero en pisar el escenario. Tras ¨¦l van incorpor¨¢ndose decenas de cargos de Podemos, que atraviesan los pasillos del coso madrile?o igual que los boxeadores que se dirigen al ring: rodeados de c¨¢maras, flashes y gritos, pu?os en alto, gesto serio. Iglesias llega el ¨²ltimo. Deja que todos pasen. Hecha la pausa dram¨¢tica, pisa las tablas d¨¢ndose golpes en el pecho, pu?o contra coraz¨®n, los o¨ªdos rodeados del mismo grito: ¡°?Unidad! ?Unidad! ?Unidad!¡±.
¡°?El viento del cambio sigue soplando!¡±, brama Iglesias, y la grada se cimbrea ante el llamamiento del l¨ªder. ¡°?S¨ª se puede! ?S¨ª se puede!¡±, responden los 8.000 simpatizantes de Podemos, que le muestran su apoyo ense?ando las palmas de las manos, el s¨ªmbolo que distingue a su propuesta. ¡°?Presidente, presidente!¡±, le dicen a Iglesias.
La gente, que desde primera hora de la ma?ana se agolpa en las cafeter¨ªas y los bares, bebiendo caf¨¦s y dobles de cerveza, responde en masa a Iglesias. Da igual el fr¨ªo que reina en Vistalegre. Se calienta el ambiente.
¡°?Vamos a echar a Rajoy, al Guadalquivir lo vamos a echar!¡±, grita uno de los espectadores, vestido con una camiseta en homenaje a Andr¨¦s B¨®dalo, condenado por agredir a un concejal socialista, al que tambi¨¦n corea el gent¨ªo. ¡°?B¨®dalo, libertad!¡±, chillan.
El ambiente es otro cuando Errej¨®n interviene. "?Unidad! ?Unidad!", grita el p¨²blico, se?al¨¢ndole como el que divide el partido. Hay menos aplausos. El entusiasmo es otro. Las gargantas est¨¢n gastadas tras toda una ma?ana esperando al momento cumbre.
Tres horas antes de que arranque el c¨®nclave, las calles aleda?as ya est¨¢n te?idas de morado. Llueve en Madrid. Los m¨¢s valientes esperan a que se abran las puertas de Vistalegre bajo el agua, paseando carteles contra el PSOE; banderas de Podemos y paraguas con el c¨ªrculo que usa esta formaci¨®n como s¨ªmbolo. Hay gente venida de toda Espa?a: de las gradas cuelgan banderas de Euskadi, Arag¨®n o Canarias; pancartas de #PodemosserRurales; y carteles de grupos de simpatizantes que vienen desde Gav¨¤, Villaverde o Campo del Montiel.
Como un virus, el debate de la unidad afecta a todos los aspectos de la asamblea. Influye, incluso, en el grupo de teatro que intenta animar las pausas. Los actores le piden al p¨²blico que elija la relaci¨®n que une a los dos personajes que van a protagonizar su obra.
La c¨²pula de Podemos, en 2014 y hoy
-?Pareja!, grita un espectador.
-?Adversarios pol¨ªticos!, chilla otro.
-Mejor pareja, contesta el presentador, intentando escapar a la pol¨¦mica.
Antes, los artistas le recuerdan a los asistentes que el PP est¨¢ celebrando su Congreso este mismo fin de semana y en la misma ciudad, Madrid. Es el gran momento de unidad de la asamblea. "?Abuchead como si por la puerta apareciera Cospedal!", animan desde el escenario. Y un denso abucheo conquista la plaza. ¡°?Que nos oigan!¡±, piden los animadores. Y un grito atronador se extiende por todo Vistalegre mientras los votantes inscritos deciden si el futuro de Podemos es el de la unidad o la fractura.
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