Lo que no ser¨ªa posible y lo que s¨ª
Hay s¨ªntomas de que un sector del nacionalismo catal¨¢n apoyar¨ªa una salida gradualista
Rajoy estar¨ªa dispuesto a nuevos encuentros subterr¨¢neos con Puigdemont para hablar de todo salvo del refer¨¦ndum sobre la independencia de Catalu?a; y el presidente catal¨¢n solo estar¨ªa de acuerdo en oficializar esos contactos si es para hablar del refer¨¦ndum. A la vez, si el 71% de los catalanes est¨¢ a favor de que se convoque esa consulta, el 61% del resto de los espa?oles est¨¢ en contra.
No es realista esperar que el independentismo sobrevenido vaya a disolverse en el aire. Pero lo cierto es que casi cinco a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del caballo de Artur Mas, el respaldo a la secesi¨®n sigue siendo tenazmente insuficiente para dar un paso con tantas y tan graves consecuencias para las personas. As¨ª lo constatan los resultados electorales y las encuestas que mes tras mes vienen certificando que la mitad de la poblaci¨®n catalana est¨¢ en contra de la separaci¨®n.
Ante el callej¨®n sin salida en que se ha metido el independentismo, tan imprudente ser¨ªa ignorar sus intentos de saltarse la legalidad como despreciar los s¨ªntomas de estar buscando una salida que a veces emergen desde el subsuelo de la pol¨ªtica nacionalista. Como cuando Artur Mas invoca la posibilidad de una tercera v¨ªa negociable que pasar¨ªa por optar entre la independencia y una oferta de mejora del autogobierno catal¨¢n que ofreciera el Gobierno.
No es lo de siempre. Admitir que un refer¨¦ndum sobre s¨ª o no a la independencia excluye a las opciones intermedias (federalismo, autonom¨ªa reforzada, etc.), que sumadas son mayoritarias, es un paso adelante. Pero tiene trampa. El mismo d¨ªa en que se conoc¨ªa esa propuesta, la portavoz del Govern, Neus Munt¨¦, se declaraba a favor del di¨¢logo, pero advirtiendo (EL PA?S, 24-2-2017) que ninguna propuesta podr¨ªa ya parar el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n: porque ¡°no podemos traicionar lo que es un mandato del Parlament¡± y porque ¡°es perfectamente posible si hay voluntad pol¨ªtica¡±. Mandato inexistente a la vista de los resultados de las elecciones de 2015; y voluntad pol¨ªtica para aceptar que uno de cada dos catalanes sean convertidos de la noche a la ma?ana en extranjeros en su tierra.
Cabe sin embargo imaginar otra v¨ªa de salida. Aceptar que al final haya un refer¨¦ndum, pero no entre dos opciones excluyentes, sino a favor de una soluci¨®n pactada entre los dos Gobiernos. Salida que ser¨ªa la desembocadura de una larga negociaci¨®n sobre objetivos intermedios y no sobre el todo o nadahabitual.
Significar¨ªa un repliegue hacia el gradualismo catalanista tradicional que permitiera negociar no sobre la independencia, pero s¨ª sobre los motivos invocados en su d¨ªa para justificar la adhesi¨®n a ella (financiaci¨®n, por ejemplo). Significar¨ªa tambi¨¦n sustituir el dilema entre votar y no votar por el de sobre qu¨¦ hacerlo sin que divida en dos a la poblaci¨®n; y sin vulnerar el orden constitucional, incluyendo el respeto del principio de igualdad de los art¨ªculos 138 y 139 . El Gobierno est¨¢ obligado a rechazar propuestas que desborden los l¨ªmites de la legalidad, pero tambi¨¦n a negociar con las autoridades catalanas toda posibilidad de acuerdo dentro de ese marco.
Y no es cierto que no haya ninguna alternativa sobre la mesa. Acad¨¦micos, pol¨ªticos, intelectuales han planteado salidas con distintas formulaciones pero partiendo de esta base com¨²n: s¨ª a la consulta pero no sobre la independencia, la propuesta m¨¢s extrema, sino de ratificaci¨®n del acuerdo sobre el autogobierno catal¨¢n a que lleguen los Gobiernos de Espa?a y Catalu?a para su incorporaci¨®n al Estatut por los procedimientos previstos.
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