Crecer sin madre por un asesino machista
Los olvidados hu¨¦rfanos de la violencia de g¨¦nero protagonizan una emotiva jornada parlamentaria clausurada por el expresidente Gonz¨¢lez
David, un muchacho apuesto y formal que no aparenta ni 30 a?os, subi¨® al estrado de la sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados, tom¨® la palabra y en cinco minutos, sin una voz m¨¢s alta que otra, propin¨® un pu?etazo a la conciencia de los presentes, de la presidenta Ana Pastor para abajo. David es t¨ªo y tutor de su sobrina. Una ni?a de 6 a?os que, a los 2, en 2013, vio a su padre matar a su madre ¨Cla hermana de David¨C en su propia casa. Tras el asesinato, que tard¨® meses en investigarse, el homicida se llev¨® a la ni?a de su entorno, solicit¨® y obtuvo una pensi¨®n de viudedad de su v¨ªctima y aisl¨® a la peque?a de su familia materna. Tras la condena firme a 20 a?os del homicida, David y su esposa, una joven pareja sin hijos, se hicieron cargo de la menor. El relato directo, sin victimismos, sentimentalismo ni tremendismo ninguno, de la gincana burocr¨¢tica que supone criar a un hu¨¦rfano de la violencia machista sac¨® los colores a todos. Y eso, sin escuchar a la peque?a, cuyo silencioso dolor atronaba la sala.
¡°Mi mujer y yo tomamos esta decisi¨®n, comprometida y madurada, de coraz¨®n. Volver¨ªamos a hacer. Pero nuestra vida ha cambiado. Ahora somos una familia: un padre, una madre y una hija. No pedimos caridad. Solo, que no sea imposible¡±. As¨ª, con tono emocionado pero sereno, relat¨® David las dificultades para acceder a las escasas y dispersas ayudas a los hu¨¦rfanos, la imposibilidad de incluir a su sobrina como hija en su declaraci¨®n de IRPF, o la paradoja de que, si finalmente, consigue la adopci¨®n de la menor, esta deje de percibir la pensi¨®n de orfandad de 190 euros que percibe. ¡°Somos sus tutores, podr¨ªamos seguir as¨ª, pero queremos adoptarla para protegerla de su padre. Ella nunca dejar¨¢ de ser hu¨¦rfana. No queremos compasi¨®n, sino que no se penalice la desgracia¡±, dijo. Un aplauso de varios minutos sell¨® sus palabras. No se recordaba un testimonio m¨¢s emocionante desde el de Pilar Manj¨®n en la Comisi¨®n del 11-M.
La violencia machista deja unos 40 hu¨¦rfanos al a?o, 8 solo en lo que va de a?o, 500 desde la entrada en vigor de la Ley de 2004. Son las v¨ªctimas m¨¢s invisibles y olvidadas. La sensaci¨®n en la jornada parlamentaria donde se presentaban las conclusiones del Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla para hu¨¦rfanos de violencia de g¨¦nero era de hora de la verdad. Tras 13 a?os de vigencia de la ley, hab¨ªa en el aire el reconocimiento de cierto fracaso y cierta verg¨¹enza. El Estado no ha atendido debidamente a los m¨¢s vulnerables. Pero tambi¨¦n un prop¨®sito de enmienda. ¡°Estamos en una encrucijada hist¨®rica. Esto no es una cuesti¨®n de partido, sino un partido ¨²nico. La atenci¨®n de los menores v¨ªctimas de violencia nos alude, nos ata?e, nos averg¨¹enza¡±, dijo Mario Garc¨¦s, secretario de Estado de Asuntos Sociales. La fiscal de Violencia contra la Mujer, Teresa Peramato abund¨® en la idea: ¡°Vamos avanzando, y fiscales fiscales cada vez muestran m¨¢s preocupaci¨®n por estos menores. Pero no estamos satisfechos. Estamos fallando, en la protecci¨®n de las mujeres y los ni?os. Si no protegemos bien a los ni?os, no protegemos a las mujeres, y viceversa. Necesitamos, exigimos, m¨¢s formaci¨®n. Todos: jueces, polic¨ªas, sanitarios. Necesitamos proteger para prevenir, y al rev¨¦s. Esto es una necesidad conjunta¡±.
Luego vinieron, claro, los pol¨ªticos. Las portavoces, porque fueron todas mujeres, de los grupos parlamentarios. La bater¨ªa de medidas que propondr¨¢n en la subcomisi¨®n de Violencia de G¨¦nero que estudia el futuro Pacto de Estado. La memoria de Soledad Cazorla, primera fiscal de Violencia para la Mujer hasta su muerte en 2015, y cuyo rostro bondadoso presid¨ªa las pantallas, sobrevolaba la sala. ¡°?Por qu¨¦ te has muerto?, con todo lo que queda por hacer¡± lleg¨® a preguntarle al aire su hermano, el letrado en Cortes Luis Mar¨ªa Cazorla, mezclando en su testimonio la raz¨®n, el coraz¨®n y la prudencia necesaria para abordar tan complejo asunto. El dedo en la llaga lo hab¨ªa puesto David con su dignidad de padre sobrevenido del hijo de su hermana muerta. ¡°A la ni?a le decimos que su mam¨¢ de barriguita est¨¢ en el cielo, y su pap¨¢ biol¨®gico est¨¢ en el sitio donde se castiga a los mayores que no han sido buenos¡±.
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