Los sectores en los que el machismo perpet¨²a las desigualdades de g¨¦nero
"Las mujeres se concentran en aquellas ocupaciones que tienen relaci¨®n con los roles y estereotipos que tradicionalmente se les han atribuido"
En una obra es casi imposible ver trabajar a una mujer, hasta que la construcci¨®n termina y toca limpiar. No hay ninguna cuesti¨®n f¨ªsica, sin embargo, que impida a un hombre empu?ar una fregona y a una mujer colocar ladrillos. La explicaci¨®n para Cristina Anto?anzas, vicesecretaria general de UGT, es que "nuestro pa¨ªs sigue siendo machista, sigue habiendo estereotipos que no se han conseguido romper".
A pesar del salto cuantitativo que han dado las mujeres en su incorporaci¨®n al mundo laboral en las ¨²ltimas d¨¦cadas y de que en algunos sectores como en la Justicia se haya logrado la paridad, se sigue dando una "segregaci¨®n horizontal", explica Marisa Soleto, directora de la Fundaci¨®n Mujeres. "Las mujeres se concentran en aquellas ocupaciones que tienen relaci¨®n con los roles y estereotipos que tradicionalmente se les han atribuido", dice. "Se produce adem¨¢s el efecto perverso de que algunas son actividades que se menosprecian porque las desarrollan mujeres" y esto, apunta, se refleja en las condiciones laborales.
Se trata de profesiones que tienen que ver con los cuidados como la sanidad, la limpieza o la ense?anza, y con el comercio y la atenci¨®n al p¨²blico, como dibuja la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE).
La otra cara de este gr¨¢fico, a¨²n m¨¢s radical, es la que muestra las ocupaciones con m¨¢s presencia masculina, algunas con menos del 1% de mujeres. Son sobre todo los sectores relacionados con la construcci¨®n y la industria.
"No solamente hay obst¨¢culos en la incorporaci¨®n laboral de la mujer, sino que vemos se?ales preocupantes de su participaci¨®n en carreras universitarias t¨¦cnicas, en un contexto en el que las estudiantes ya son el 50% de los universitarios". El retroceso que se vive en algunas ingenier¨ªas pinta un futuro pesimista desde el punto de vista del equilibrio de g¨¦neros.
A algunos hombres les gusta se?alar que las mujeres no se exponen a temperaturas extremas o trabajos f¨ªsicos, en la obra o soldando, en un intento de acallar cualquier denuncia de desigualdad de g¨¦nero en el mundo laboral. Como si no hubiese mujeres capaces y dispuestas a hacerlo, y otras que ya lo hacen y demuestran que pueden, como se?ala Raquel G¨®mez, soci¨®loga y representante de la Secretar¨ªa Confederal de Mujer e Igualdad de CC OO.
"Que no nos vengan con tonter¨ªas", responde Anto?anzas. ¡°No nos ponemos a trabajar en la construcci¨®n porque no nos contratan¡±. Las mujeres siguen teniendo m¨¢s dificultades para acceder al mercado laboral que los hombres, pero hay sectores en los que la "discriminaci¨®n" es m¨¢s patente.
A las mujeres se las ha visto en esos sectores como "elementos de distorsi¨®n del clima laboral", como explica Soleto. Desde un punto de vista hist¨®rico, cuenta la directora de la Fundaci¨®n Mujeres, han encontrado siempre resistencia en profesiones que requieren uniforme, con argumentos tan fr¨¢giles como que no ten¨ªan vestuario femenino.
El argumento de la fuerza tambi¨¦n es un cl¨¢sico. "Las profesiones hoy en d¨ªa dependen mucho m¨¢s de la capacitaci¨®n que del uso de la fuerza". A Soleto le gusta recordar que hace unas d¨¦cadas las mujeres no pod¨ªan ser carteras porque supuestamente no pod¨ªan con la saca. Con los carritos la excusa dej¨® de sostenerse.
Es una cuesti¨®n de resistencia del sector y de falta de calidad de los procesos de selecci¨®n, que no eliminan los obst¨¢culos, seg¨²n Soleto. Se ha visto, por ejemplo, con el conflicto de los estibadores, "con puertos como el de Valencia donde se han incorporado y otros en los que no, como el de Algeciras". Lo mismo con los bomberos de Madrid, que seg¨²n ella han puesto trabas a la incorporaci¨®n de mujeres mientras en otros lugares existen mecanismos para garantizar su entrada.
La ocupaci¨®n de los hombres de espacios que hasta ahora hab¨ªan sido femeninos se hace con mucha m¨¢s facilidad. Cada vez es m¨¢s frecuente ver hombres en las cajas de las grandes superficies y escucharlos reivindican sin traumas el t¨¦rmino matr¨®n mientras las mujeres a¨²n luchan porque se les llame jueza, por ejemplo.
"Mandar para cambiar las cosas"
Los aspectos culturales de estereotipos de g¨¦nero empiezan a definirse tan temprano como a los seis a?os cuando, seg¨²n un estudio publicado en Science, las ni?as se consideran menos "brillantes" que los ni?os. Adem¨¢s, las mujeres a¨²n se enfrentan a obst¨¢culos por el funcionamiento del mercado laboral. "Se las considera m¨¢s caras", apunta Soleto, porque dedican m¨¢s tiempo que ellos al cuidado de los hijos. Aunque en la pr¨¢ctica, se les paga menos:
"El 95% de la parte que se puede repartir de las bajas por nacimiento de hijo se las cogen las mujeres y el 92% de quienes piden excedencias para cuidar de sus hijos son tambi¨¦n mujeres", se?ala la vicesecretaria general de UGT. "Excepto el hecho de dar a luz, [los hombres] pueden hacerlo todo en la crianza de los hijos", dice. Hay que dejar de hablar de conciliaci¨®n, insiste, para hablar de corresponsabilidad y poner en marcha medidas legislativas que garanticen el acceso de la mujer a un puesto de trabajo pero tambi¨¦n a una carrera profesional. Medidas como la equiparaci¨®n de los permisos de paternidad y la flexibilizaci¨®n de horarios.
"Tenemos que mandar para cambiar las cosas", reivindica Anto?anzas. Como se?ala, incluso en los sectores m¨¢s feminizados, el poder lo ejercen hombres. Ellos ocupan el 75% de los directores de empresas grandes y medianas y el 68% en las peque?as, sin diferenciar en sectores. Las mujeres, de todos los puestos laborales, solo son mayor¨ªa en la escala m¨¢s baja, la de empleada con jefes y sin subordinados.
El poder pol¨ªtico y econ¨®mico tambi¨¦n lo tienen los hombres. En las Cortes el 55% de los diputados y el 60% de los senadores son hombres y ninguna mujer encabez¨® las listas electorales de los ¨²ltimos comicios. En los ¨®rganos de Gobierno de la patronal CEOE solo hay hombres.
"Los empresarios tienen que entender que las mujeres y los hombres son iguales y que hemos accedido al mercado laboral para quedarnos. Vamos a estar peleando hasta conseguirlo", dice Anto?anzas. Los sindicatos no andan mejor: en CC OO, que est¨¢ en pleno proceso de renovaci¨®n de cargos, hay candidatas para dirigir tres confederaciones territoriales. En UGT las mujeres lideran tres federaciones y dos territorios. La pelea de la que hablaba tiene muchos frentes abiertos.
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