Las palabras y las fuerzas
Se vislumbran unas elecciones catalanas con pron¨®stico favorable para Oriol Junqueras
En la pugna entre el soberanismo catal¨¢n y las instituciones espa?olas cada vez es m¨¢s dif¨ªcil distinguir entre el ruido y las verdaderas intenciones de cada uno. En conversaciones privadas, se aprecia una cierta coincidencia sobre el previsible desenlace de esta etapa (un episodio m¨¢s de una larga carrera) y muchas dudas sobre lo que ocurrir¨¢ hasta alcanzar la meta.
Al final del a?o, se vislumbran unas elecciones catalanas con pron¨®stico favorable para Oriol Junqueras. Sobre c¨®mo se llegar¨¢ a ellas, todo son dudas. Hay coincidencia en que no se dan las condiciones para una negociaci¨®n: el Gobierno espa?ol no ha hecho los deberes y el Gobierno catal¨¢n ha llevado su compromiso con el refer¨¦ndum tan lejos que carece de escapatoria: est¨¢ obligado a convocarlo. De ah¨ª que a medida que el calendario avanza aumente la tensi¨®n. Vamos inevitablemente a un choque en alg¨²n momento de los tr¨¢mites previos al refer¨¦ndum. Y este trance habr¨¢ que pasarlo con los menos da?os posibles.
De modo que durante unas semanas, si no se quiere contribuir al griter¨ªo, hay que ser muy prudente a la hora de interpretar los movimientos de unos y otros. Ahora mismo Junts pel S¨ª parece buscar la desconexi¨®n expr¨¦s. Una secesi¨®n es demasiado trascendental como para eludir el debate parlamentario. Y es de una ingenuidad extrema pensar que as¨ª se pillar¨¢ por sorpresa al Gobierno espa?ol. La Brigada Aranzadi no descansa. Pero de las provocaciones a los hechos hay un buen trecho.
En pol¨ªtica, a la hora de la verdad, lo determinante son las relaciones de fuerzas. Una secesi¨®n unilateral solo es posible si se dan una o varias de estas tres condiciones: que se disponga de poder coercitivo, que se cuente con el apoyo de una o varias potencias internacionales o que se tenga capacidad insurreccional. El Gobierno catal¨¢n no cuenta con ninguna de ellas. El soberanismo solo tiene la fuerza de los votos y por ahora no le alcanzan. Necesita seguir acumulando capital electoral. Por su parte, el Gobierno espa?ol deber¨¢ atesorar mucha prudencia, vista su incapacidad para afrontar pol¨ªticamente el problema. Los ciudadanos espa?oles, seg¨²n las encuestas, est¨¢n muy mayoritariamente en contra de la suspensi¨®n de la autonom¨ªa. Cualquier actuaci¨®n gubernamental excesiva complicar¨ªa enormemente el escenario.
Desde hace cinco a?os, se viene anunciando la derrota inminente del independentismo. Pero este sigue siendo el primer proyecto catal¨¢n. El soberanismo, por su parte, anuncia rupturas decisivas que no est¨¢n a su alcance. Llegaremos a unas nuevas elecciones auton¨®micas. Y el soberanismo seguir¨¢ ah¨ª. De c¨®mo sea el camino hasta el momento de votar depender¨¢ el d¨ªa siguiente: mayor enconamiento, m¨¢s de lo mismo (es decir, seguir en el pantano) o expectativas de negociaci¨®n real. A falta de refer¨¦ndum, el voto auton¨®mico decidir¨¢.
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