El absurdo auge y ca¨ªda de Viruka
La senadora de Podemos expulsada por seguir de alquiler en un piso social ascendi¨® en el partido en la confusi¨®n de los inicios y le desbord¨® pasar de la pobreza a cobrar 5.600 euros
El caso de la senadora Elvira Garc¨ªa, 45 a?os, expulsada de Podemos la semana pasada y que se niega a dejar su esca?o, es una historia pol¨ªtica y humana interesante. Pese a su sueldo de parlamentaria, m¨¢s de 5.600 euros al mes, le han pillado viviendo de alquiler en un piso social del Gobierno vasco en su ciudad, Vitoria, en el que encima no pagaba la cuota, de solo 160 euros. Deb¨ªa 22 meses. Algo incomprensible y suicida en un cargo p¨²blico. En Podemos Vitoria, quienes la conocen, explican su caso como una mezcla de inconsciencia, oportunismo y p¨¦rdida del sentido de la realidad. Describen a Viruka, como la llama todo el mundo, como alguien que ven¨ªa del paro y una vida dif¨ªcil, divorciada con dos hijos menores a su cargo, con una renta declarada en 2015 de 10.500 euros anuales -gracias a la Renta de Garant¨ªa de Ingresos (RGI), la prestaci¨®n vasca para personas sin recursos-, y que se vio desbordada por la repentina notoriedad, el ¨¦xito social y el dinero, como un famoso de Gran Hermano. No saben si es una jeta o deben compadecerla. Ella se ha negado a aclarar nada con este peri¨®dico: ¡°No voy a confirmar ni desmentir nada. Hablar¨¦ cuando tenga que hablar. Todo tiene una explicaci¨®n¡±.
Tras destaparse el esc¨¢ndalo en febrero, Viruka dej¨® el piso, donde resid¨ªa desde 2007, pag¨® la deuda y la echaron del partido, pero sigue siendo un misterio el porqu¨¦ de una historia absurda. Ella ha dado explicaciones confusas tanto en comunicados p¨²blicos como a su propio partido, justificando su situaci¨®n en una separaci¨®n conflictiva que habr¨ªa dejado deudas y un caso de violencia de g¨¦nero. En su trayectoria hay detalles que no encajan y sus compa?eros no se explican, como que viviendo en un piso social mande a sus hijos a uno de los colegios m¨¢s caros de Vitoria. Ahora se ha ido a vivir a un apartamento en el centro, en una de las zonas m¨¢s costosas, y el alquiler ronda los 1.200 euros, seg¨²n los vecinos, el doble de la media de la ciudad. Tampoco es que sea un secreto, porque de todos los edificios de la capital vasca se ha ido a uno donde est¨¢ la sede de otro partido pol¨ªtico.
Parte de la clave de esta historia se debe a c¨®mo naci¨® Podemos y su fulgurante ascenso. ¡°No nos conoc¨ªamos entre nosotros, te ve¨ªas en discusiones sobre problemas del barrio y eso. Nadie quer¨ªa dar el paso de ir en las listas, entrar en serio en pol¨ªtica, y Viruka s¨ª levant¨® la mano", relata Cristina Macazaga, diputada de Podemos por ?lava en el Parlamento Vasco y militante desde los inicios. En el partido local lo cuentan con franqueza, conscientes de que se les ha colado alg¨²n ¡°garbanzo negro¡±. Ahora mismo en Vitoria hay otro conflicto con cuatro diputados provinciales de las Juntas Generales que se niegan a abandonar sus esca?os.
Antes de acercarse a la pol¨ªtica Viruka no hab¨ªa participado en movimientos o asociaciones del barrio de Salburua, donde viv¨ªa. "Desde 2010, cuando empezamos, nunca la vimos por aqu¨ª", cuenta Joseba Mart¨ªnez de Guere?o, presidente de Salburua Burdinbide, la organizaci¨®n de vecinos de la zona. Empez¨® a ir a las asambleas del partido tras la irrupci¨®n de Podemos en las europeas de 2014, luego entr¨® en el consejo ciudadano municipal, el ¨®rgano ejecutivo de la formaci¨®n, de 20 miembros. Le bastaron 122 votos, seg¨²n consta en la web oficial. Como estaba ah¨ª y hac¨ªa falta gente para un partido que sub¨ªa como la espuma la cogieron para las primarias. Las gan¨® porque iba en la lista que se impuso en Euskadi, Euskal Hiria, por eso fue luego candidata y al final sali¨® de senadora. Fue la m¨¢s votada de ?lava, el mejor resultado de Podemos en toda Espa?a. "Pero nadie la conoc¨ªa, no la votaban a ella, votaban a Pablo Iglesias, a Podemos, as¨ª lleg¨® donde est¨¢, nadie imaginaba que ¨ªbamos a sacar tres senadores¡±, resume Macazaga.
Fuentes de la plataforma de Viruka en las primarias admiten que ni sab¨ªan qui¨¦n era. ¡°No hab¨ªa una selecci¨®n de la direcci¨®n, era gente que propon¨ªan los c¨ªrculos, de una provincia a otra no nos conoc¨ªamos¡±, se?alan. Luego, cuando dimiti¨® la primera Ejecutiva vasca de Podemos, ella se pas¨® al otro sector y sigui¨® con los que se quedaban. ¡°Con las listas del Congreso hubo mucho cuidado, Pablo Iglesias se entrevist¨® personalmente con todos, pero en las del Senado no¡±, reconoce Fernando Iglesias, secretario general de Podemos Vitoria, que estuvo desde el principio en el nacimiento del partido en el C¨ªrculo Este, al que pertenec¨ªa Elvira Garc¨ªa por su zona de residencia. Al principio, recuerda, los primeros simpatizantes de Podemos se reun¨ªan en la calle, pero de repente llenaron salas con 500 personas. Define a Viruka como ¡°neutra¡±, apenas participaba. ¡°Nunca ha aportado nada, ni hablaba mucho, ni destac¨®, ni hizo nada en los c¨ªrculos del partido¡±, opina Macazaga. Es decir, subi¨® en volandas de las circunstancias, como si por una vez la suerte le hubiera sonre¨ªdo y le tocara la loter¨ªa.
Ahora en Podemos reconocen que no estaba preparada, y por eso insisten en se?alar c¨®mo fue un acierto no presentarse a las municipales de 2015, era prematuro y las listas pod¨ªan haber sido un coladero. Tambi¨¦n aseguran que los filtros han mejorado en los procesos de selecci¨®n posteriores.
A Elvira Garc¨ªa llegar al Senado le cambi¨® la vida. En Podemos confiesan que para muchos de los nuevos parlamentarios la nueva situaci¨®n fue muy desestabilizadora. A todos les llev¨® uno o dos meses asimilarlo y poner los pies en el suelo. Pero Viruka no aterrizaba. En su perfil de Twitter, que ya ha borrado, aseguraba ser jurista y soci¨®loga, aunque en su ficha de presentaci¨®n a las primarias de 2015 indicaba que no pudo terminar sus estudios y describ¨ªa un curr¨ªculum de ¡°animadora infantil, secretaria, funcionaria a tiempo parcial y aut¨®noma en hosteler¨ªa y turismo¡±. Sol¨ªa decir que era actriz, pero sus compa?eros la recuerdan en paro.
En Podemos empezaron a preocuparse cuando comenz¨® a colgar fotos en Instagram, afirman, ante platos de jam¨®n 5 Jotas y champ¨¢n. Luego tambi¨¦n las ha borrado. Tampoco acat¨® durante un tiempo la orden del partido de rechazar la tarjeta para viajar gratis en taxi a la que tienen derecho los parlamentarios. ¡°Dijo que se perd¨ªa en el metro. Si alguien te dice eso te preguntas si va a estar a la altura del Senado¡±, confiesa Jorge Hinojal, del grupo municipal de Podemos en la capital vasca y miembro de la Ejecutiva de Euskadi. Tambi¨¦n superaba la dieta de hotel, 60 euros, y ella pagaba la diferencia, porque prefer¨ªa estar en alojamientos mejores. Los temores se dispararon porque no daba al partido la parte reglamentaria de su sueldo. En alguna ocasi¨®n, ante las cr¨ªticas, explic¨® que como senadora no pod¨ªa ir vestida de cualquier manera y ten¨ªa que comprarse ropa. En marzo de 2016 los ¨®rganos internos empezaron a reclamarle el dinero y en diciembre le abrieron expediente. Aleg¨® que estaba afrontando la hipoteca de su casa tras una separaci¨®n conflictiva, de ah¨ª la sorpresa cuando descubrieron que viv¨ªa en un piso social.
Hay un detalle asombroso que lo dice todo: fue ella misma quien desvel¨® su pufo con el piso, v¨ªctima de su petulancia. Fuentes de Alokabide, la entidad vasca de alquiler social, relatan que ante los requerimientos para que pagara y la amenaza de desahucio, en una discusi¨®n con funcionarios solt¨® que mucho cuidado con lo que hac¨ªan que ella era senadora. En Alokabide no ten¨ªan ni idea y, obviamente, se llevaron las manos a la cabeza al comprobar que era cierto. Es decir, ella destap¨® su esc¨¢ndalo. Y no est¨¢ todo claro en lo que ha dicho para taparlo. Convocada ante el consejo ciudadano municipal del partido, expuso argumentos incoherentes y no convenci¨® a nadie, seg¨²n tres cargos de Podemos presentes en la reuni¨®n. Adem¨¢s se quedaron flipados porque se present¨® con un abogado. ¡°Estamos todos desconcertados, ya no sabemos qu¨¦ pensar, ni siquiera se ha dejado ayudar¡±, resumen. Luego empez¨® a emitir comunicados por libre y rompi¨® con sus compa?eros.
Respondi¨® luego ante los responsables del partido en el Senado y present¨® una denuncia por malos tratos y una sentencia de divorcio. Fuentes de Podemos en el Senado admiten que esos papeles eran insuficientes e incompletos. Le pidieron m¨¢s documentaci¨®n, pero no la aport¨®. Algo tambi¨¦n incomprensible es que en Alokabide tampoco ha acreditado nunca estos extremos, lo que le hubiera valido m¨¢s ayudas y beneficios. Garc¨ªa se ha negado a aclarar estas cuestiones. Su abogado y su exmarido, contactados por este peri¨®dico, tampoco han querido hacer ninguna declaraci¨®n.
Ante las primarias de su partido de 2015, en el apartado ¡°Motivaci¨®n para presentarse¡±, Elvira Garc¨ªa dec¨ªa as¨ª: ¡°Actualmente el Senado se ha convertido en un cementerio de elefantes, donde van a morir, y perdonadme la expresi¨®n, los pol¨ªticos que han fracasado en otras instituciones o sufragios, y son enviados all¨ª a calentar sillones para tener una jubilaci¨®n dorada¡±. Es para preguntarse qu¨¦ ser¨¢ de ella cuando acabe la legislatura y vuelva a su vida anterior.
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