La lucha de Pablo R¨¢ez sigue viva
El padre del joven marbell¨ª que busc¨® en las redes llegar a un mill¨®n de donantes de m¨¦dula mantiene activa su campa?a
Falleci¨® el pasado 25 de febrero, pero mantiene m¨¢s de medio mill¨®n de seguidores en Instagram y son decenas de miles quienes comparten lo que se publica en su perfil de Facebook. Hace un mes que Pablo R¨¢ez, el atleta marbell¨ª de 20 a?os que caus¨® una movilizaci¨®n sin precedentes en la lucha contra la leucemia, dej¨® de ser Pablo para convertirse en Gladiador, el mote con el que le gustaba definirse en los comentarios a las fotos colgadas en las redes sociales. ¡°No conoc¨ª al personaje hasta que no perd¨ª a mi ni?o¡±, comenta su padre, Paco, sin atisbo de melancol¨ªa pese al luto todav¨ªa no madurado de la muerte de su hijo. En su momento, Paco quiso estar al lado de la lucha de Pablo para sensibilizar a la sociedad de la importancia de la donaci¨®n de m¨¦dula, aunque esto conllevara una sobreexposici¨®n de la enfermedad. Se subi¨® al tren cuando todav¨ªa el recorrido de la leucemia daba espacio a la esperanza y ahora tiene que decidir qu¨¦ hacer con el ¡°chiringuito¡± que mont¨® su hijo.
Lo llama as¨ª, ¡°chiringuito¡±, y no para de crecer. Una llamada tras otra por parte de periodistas, productoras, programas televisivos, editoriales, fundaciones, Ayuntamientos, empresas que quieren contar la historia de Pablo, poner su nombre a plazas, desarrollar proyectos en su memoria u otorgarle premios: un legado que es una avalancha para este bombero marbell¨ª de pelo blanco que no pierde la sonrisa y no para de buscarla en los otros. Incluso en Lesbos, donde trabaj¨® como voluntario y a donde no olvid¨® llevar una nariz roja de payaso para los ni?os que llegaban.
¡°Pablo sab¨ªa que iba a pasar eso. Era lo que quer¨ªa¡±, se interrumpe, ¡°pero con otro final¡±. Sin embargo, el final no fue inesperado, tras la ¨²ltima donaci¨®n de m¨¦dula que oblig¨® a su hijo a sesiones cada vez m¨¢s invasivas de quimio. ¡°Despu¨¦s de la segunda reca¨ªda de este verano me di cuenta de que mi hijo lo sab¨ªa, que aceptaba que iba a morir. Tuve la sensaci¨®n de encontrarme ante un gigante¡±.
Paco, que tiene 47 a?os, cuenta que podr¨ªa rebuscar en el ordenador las claves para cerrar la cuenta de Pablo en Facebook, pero no le ve sentido. ¡°Quiero seguir con la lucha de Pablo por m¨ª m¨¢s que por ¨¦l¡±. El n¨²mero de seguidores de su hijo en Instagram, mientras tanto, no para de crecer. ¡°Me sorprende que no le hayan dado el premio al mejor comunicador¡±. En sus publicaciones en las redes, Pablo sol¨ªa explicar de forma detallada los tratamientos a los que le somet¨ªan o el resultado de los an¨¢lisis: ¡°El famoso rechazo que estoy teniendo no es exactamente tan grave como lo ponen. Que esto aparezca no significa que todo haya llegado al final, significa que la m¨¦dula est¨¢ luchando por agarrar bien a mi cuerpo, todo entra dentro de lo normal¡±, escribi¨® el 14 de enero.
Las entradas suelen ir acompa?adas por una foto en la que sonr¨ªe, siempre. En una, publicada hace unos tres meses, hace el pino mientras est¨¢ recibiendo la quimio. Los hashtags con los que hab¨ªa lanzado el desaf¨ªo de llegar a un mill¨®n de donantes de m¨¦dula (#retounmillon y #siemprefuerte) siguen circulando con insistencia en las redes. ¡°?Sabes que los enfermos me abrazan en la calle?¡±, confiesa Paco, que en estos meses ha pisado alg¨²n plat¨® m¨¢s que nada ¡°para agradecer la atenci¨®n¡± que los medios dedicaron a la causa de su hijo.
Todav¨ªa el ordenador de Pablo sigue lleno de im¨¢genes, canciones, grabaciones. Un material que su padre quiere organizar en un homenaje, sin saber todav¨ªa c¨®mo. Solo tiene claro que cualquiera que sea la forma tendr¨¢ que ser ¡°exquisita¡±, cuidada, como el retrato que dio su hijo de s¨ª mismo incluso cuando el miedo lo dejaba aterrorizado y la enfermedad lo dej¨® ciego: ¡°La historia de mi hijo, al fin y al cabo, es una historia de amor¡±. Una historia dolorosamente popular de la que Paco imagina que la gente se olvidar¨¢ alg¨²n d¨ªa. Pero a la vez espera, como hizo su hijo, que pueda servir para cambiar el mundo. Una historia de enfermedad que se convirti¨® en una historia de amor. Con un esfuerzo como el de hacer el pino mientras recibes la quimio. Un esfuerzo que todav¨ªa no se ha agotado del todo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.