El pediatra que descubri¨® el peligro de la colza desnaturalizada
Juan Casado empez¨® trabajando sobre la hip¨®tesis de una bacteria hasta que lleg¨® a las anilinas
El pediatra Juan Casado era "un joven m¨¦dico con muchas ganas" en 1981. Ten¨ªa 35 a?os cuando vivi¨® c¨®mo las urgencias del Hospital del Ni?o Jes¨²s de Madrid, un centro especializado en atenci¨®n infantil, se llenaban de ni?os con una rara enfermedad. "Los recib¨ªamos con sarpullidos, con fiebre". Eran v¨ªctimas de lo que luego se supo que era un desv¨ªo para consumo humano de aceite de colza desnaturalizado destinado a un uso industrial. Aunque la historia demostrar¨ªa que los ni?os eran de los menos afectados, fue precisamente un chico de ocho a?os, Jaime Vaquero Garc¨ªa, de Torrej¨®n, la primera de las v¨ªctimas de lo que se denomin¨® neumon¨ªa at¨ªpica o s¨ªndrome t¨®xico.
Pero ese no fue el primer nombre. Cuando los hospitales empezaron a llenarse de afectados, lo primero en lo que se pens¨® fue en una legionela, porque en el esputo de un afectado encontraron la bacteria correspondiente. "M¨¢s tarde, en una necropsia, encontraron Micoplasma neum¨®nica, y la versi¨®n oficial fue que se trataba de una neumon¨ªa", a?ade.
En apenas las primeras semanas de mayo, Casado vio a 232 ni?os con la enfermedad. El hospital se colaps¨®. "Hubo que cerrar los quir¨®fanos, y usarlos para alojar a los ni?os", cuenta el pediatra. "Durante aquellas cinco semanas, pr¨¢cticamente viv¨ª en el hospital", recuerda. Y es que algo no encajaba. "Aquel diagn¨®stico de neumon¨ªa despist¨® mucho", afirma. El Ministerio de Sanidad estableci¨® que se tratara con un antibi¨®tico, eritromicina, pero los pacientes no mejoraban.
Casado, que era entonces miembro del equipo que dirig¨ªa Juan Manuel Tabuenca, empez¨® a experimentar por su cuenta. "Probamos a usar otro antibi¨®tico, otros f¨¢rmacos, pero nada", relata.
Hab¨ªa sobre todo dos cosas que no cuadraban con la idea de una infecci¨®n. La primera, la distribuci¨®n de los casos. "Enfermaban en una vivienda, y en otra no; y en la que lo hac¨ªan, muchos ni?os no enfermaban", dice el pediatra. "Los microbios no se transmiten as¨ª", afirma. Adem¨¢s, hab¨ªa una cuesti¨®n bioqu¨ªmica: los afectados ten¨ªan muy altos los linfocitos eosin¨®filos, que se asocian a alergias o par¨¢sitos. "Pero hubo que descartar que, estando en mayo, no est¨¢bamos viendo una reacci¨®n al¨¦rgica en los eosin¨®filos". Comparando con datos de otros a?os y personas sanas lo descartaron. "Aproximadamente al mes ya ten¨ªamos claro que no se trataba de un microbio", afirma.
Aquella convicci¨®n acababa con la famosa teor¨ªa del "bichito que si se cae de una mesa se mata" del ministro de Sanidad, Jes¨²s Sancho Rof. Pero no daba una respuesta.
Con la idea ya de un t¨®xico en la cabeza, empezaron a buscar alimentos que los ni?os, los menos afectados, no consum¨ªan. Fueron d¨ªas de confusi¨®n. Se habl¨® de las hortalizas, los tomates, el agua. "Nosotros pensamos en las conservas de pescado", admite Casado.
Retrato en im¨¢genes del mayor envenenamiento desde 1980
EL PA?S rescata de la hemeroteca del peri¨®dico las im¨¢genes m¨¢s destacadas de las v¨ªctimas, de los acusados y del proceso judicial.
La soluci¨®n fue sistematizar la b¨²squeda. "Hicimos una encuesta sobre consumo de m¨¢s de 300 productos que pas¨¢bamos a todo el que ven¨ªa el hospital". Y la conclusi¨®n fue una: "Hab¨ªa una relaci¨®n con un aceite que vend¨ªan en mercadillos y a domicilio en una garrafa con un tap¨®n rojo". Esto daba un aspecto social a la b¨²squeda. "La mayor¨ªa de los casos se daba en barrios y pueblos de la periferia de Madrid; hubo muy pocos en el centro", recuerda Casado. Eso cuadraba con la distribuci¨®n an¨®mala de los afectados.
Con esos datos, Casado y su equipo fueron al Ministerio de Sanidad. ?l cuenta que el secretario de Estado. Luis S¨¢nchez-Harguindey, al principio no le hizo caso. "Le dije que o emit¨ªa una alerta o convocaba yo una rueda de prensa", afirma Casado. Esa noche hubo un comunicado advirtiendo contra el aceite a granel.
Los siguientes pasos fueron f¨¢ciles. Las garrafas se enviaron a analizar al laboratorio de Aduanas, y se encontr¨® anilina "que se a?ad¨ªa al aceite de colza para que no fuera apto para el consumo humano y que en ensayos animales produc¨ªa un cuadro similar". El c¨ªrculo qued¨® cerrado. "Fue todo un proceso deductivo de unos m¨¦dicos j¨®venes que ten¨ªan mucha ilusi¨®n", resume el m¨¦dico el caso.
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