Herederos de la violencia en la universidad vasca
J¨®venes antisistema, con actuaciones similiares a la kale borroka, han sometido a la UPV a una sucesi¨®n de sabotajes y ataques en los ¨²ltimos meses
"Pensamos de manera gratuita que cuando el comandante manda parar, la gente para. Pero no es as¨ª". Antonio Rivera, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV-EHU), opina que a¨²n perviven "tics de anta?o" que explican la sucesi¨®n de sabotajes y ataques perpetrados contra la universidad p¨²blica vasca. Son ramalazos, sostiene el profesor, de "la vieja tradici¨®n abertzale del rompecascos" que se resiste a pasar p¨¢gina y se empecina en "seguir jugueteando con la violencia". ETA (el comandante) mand¨® parar hace cinco a?os y medio, pero un grup¨²sculo estudiantil ha mantenido encendida la llama violenta todo este tiempo, sin reparar en que su estrategia de "quemar y romper" est¨¢ obsoleta. Es el Erasmus revolucionario de la UPV.
Los que camuflan su rostro con capuchas y bragas de cuello para asaltar el orden universitario, al estilo de la kale borroka del pasado, han destrozado contenedores de basura, quemado un autob¨²s urbano, increpado y lanzado piedras, botellas y cohetes a la polic¨ªa vasca... Por lo general, quienes encabezan las algaradas son j¨®venes que no han vivido la cultura de la violencia, pues la mayor¨ªa ten¨ªa menos de 15 a?os cuando ETA puso fin a su actividad armada. Enarbolan causas antisistema, en defensa de la clase obrera o contra la burgues¨ªa capitalista para comportarse de un modo semejante a cuando la kale borroka se justificaba con "el manto sagrado de la patria", dice Rivera. Y sentencia: "El problema es que quien mand¨® parar no tiene la intenci¨®n de cuestionar estas pr¨¢cticas violentas".
A finales de febrero, unos 200 alumnos se atrincheraron en el tejado de la Escuela de Ingenieros de Bilbao, poniendo en riesgo sus vidas; hace 15 d¨ªas, en Vitoria, encapuchados lanzaron pintura, excrementos y orines en el decanato de la Facultad de Letras, y otro grupo de radicales arroj¨® un artefacto incendiario cuya deflagraci¨®n provoc¨® da?os en el t¨ªmpano a una trabajadora de la universidad. Son algunas de las escenas violentas que vienen alterando la actividad acad¨¦mica.
Son un grupo muy reducido de personas que tienen establecida su base de operaciones en la Facultad de Letras de Vitoria y en el campus de Leioa (Bizkaia), seg¨²n fuentes del Departamento de Seguridad. Son pocos pero muy activos, en opini¨®n de la instituci¨®n acad¨¦mica. Estos beligerantes estudiantes le colocaron la mordaza a la actual rectora de la UPV, Nekane Balluerka, e impidieron en noviembre pasado que presentase en una sede universitaria su plan de actuaci¨®n. Pudo hacerlo pocos d¨ªas despu¨¦s en el paraninfo de Leioa pero protegida por tres furgonetas y varias patrullas de a Ertzaintza.
El d¨ªa de las elecciones a rector, el boicot a Balluerka, ¨²nica candidata al cargo, fue a m¨¢s cuando grupos de violentos trataron de tomar al asalto la sede del rectorado, en Leioa. Aquel 25 de noviembre, tres autobuses llegados de Gernika con estudiantes de secundaria, menores de edad, se sumaron a la jornada de lucha y actuaron como refuerzo de los universitarios protestantes que quer¨ªan dinamitar las votaciones. En las urnas, Balluerka obtuvo el respaldo de la mayor¨ªa de los alumnos. Sin embargo, el problema sigue sin estar desactivado.
La respuesta de la Ertzaintza y las instituciones
Cuando la Ertzaintza recibi¨® la orden del decanato para acceder a las instalaciones universitarias, se incaut¨® de pancartas, panfletos y otros artilugios. Estaban guardados en el aula que la universidad cede al consejo de estudiantes. Es una dependencia que comparten grupos ecologistas, feministas, a favor del euskera, en defensa de los presos o el sindicato Ikasle Abertzaleak. Este ¨²ltimo, af¨ªn a la izquierda abertzale y promotor de las movilizaciones estudiantiles que han derivado en disturbios, es el que m¨¢s se ha destacado al denunciar la ¡°persecuci¨®n represiva¡±.
El Departamento de Educaci¨®n reacciona del mismo modo cada vez que se produce un ataque grave: ¡°La fuerza y la intimidaci¨®n carecen de espacio en la sociedad vasca en general, y en el mundo universitario en particular¡±. Instituciones como el Gobierno vasco y el Parlamento aut¨®nomo han reaccionado con comunicados y declaraciones oficiales de condena que han recibido incluso el apoyo de la izquierda abertzale.
"El halo y el mito de la violencia no se ha desmontado todav¨ªa. Los autores de esos comportamientos a¨²n siguen pensando que se puede hacer da?o por un ideal que lo justifica", afirma Rivera. Cuando este historiador ejerci¨® como vicerrector del campus de ?lava entre 1997 y 2004 se dio la consigna de "retirar a diario todas las pancartas que se colocaban en la verja de la universidad", porque "el escenario p¨²blico es de todos". "Aquel combate diario desapareci¨® y, cuando se baja la guardia, aparece de nuevo el problema", a?ade.
Profesorado
Los profesores de la UPV que en los tiempos m¨¢s crueles del terrorismo de ETA fueron se?alados, algunos atacados, por la banda y sus seguidores se vieron forzados a dejar de impartir clases en la universidad vasca. Eso ya es historia, pero el fil¨®sofo Fernando Savater sostiene que todav¨ªa no se ha reparado aquella injusticia: "A¨²n estamos esperando que se les rinda oficialmente el reconocimiento debido, no por lo que padecieron sino por lo que lucharon". Reclama una reparaci¨®n para "profesores decentes que salvaron el honor universitario de un centro de estudios sumiso ante los matones del separatismo".
Los docentes han dejado de estar en el punto de mira de los violentos. No son un objetivo directo, pero siguen sufriendo las consecuencias del rebrote violento instalado al lado de las aulas. "La capacidad de hacer comunidad defensiva frente a estos actos es muy dif¨ªcil", reconoce Rivera, quien echa en falta "un mayor grado de convicci¨®n democr¨¢tica", o citando al fallecido Mario Onaind¨ªa: "No tenemos que recuperar la paz, sino la libertad".
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