La madre de los organistas cumple 91 a?os con la maleta a cuestas
Montserrat Torrent, decana mundial del instrumento, es reclamada internacionalmente para dar conciertos. La sordera no le impide "proyectar" la m¨²sica que lleva "dentro"
El 17 de abril cumple 91 a?os, pero su agenda de conciertos no tiene mucho que envidiar a la de un m¨²sico en la cresta de la ola. "Oporto, Sabadell, Barcelona, Suiza, Palencia, Segovia, Salamanca, Granada...". Montserrat Torrent i Serra (Barcelona, 1926) va leyendo lo que le espera cuando cure el pu?etero catarro que trajo en la maleta de su abarrotada actuaci¨®n en Compostela. Aquel d¨ªa el p¨²blico se api?aba sentado en el suelo porque en la iglesia no hab¨ªa bancos para todos.
"Si para algo me sirve la sordera es para no escuchar a los sobrinos que me dicen que me quede en casa tranquila y deje de viajar", bromea la decana mundial de los organistas. La entrevista se realiza por escrito, intercambiando varios d¨ªas correos electr¨®nicos. Es verdad que no oye "la palabra hablada", que su o¨ªdo ha sucumbido a los a?os; que enviud¨® recientemente y que ha superado rotundamente un c¨¢ncer pero no se ha recuperado del todo de una fractura de f¨¦mur. Son algunas de las muchas "renuncias" que se van precipitando y "con las que hay que aprender a vivir". Pero Montserrat Torrent sigue adelante porque es "d¨ªscola" y "tenaz". Porque persiste en la "defensa de la vejez y la vida". Y porque ha alcanzado el momento de la "simbiosis absoluta" con el ¨®rgano.
A todo el mundo le cuesta entender c¨®mo, si no oye, la madre de los organistas puede interpretar a Bach en instrumentos de medio planeta con los que no est¨¢ familiarizada, cada uno de ellos ¨²nico y con alma propia. Pero ella asegura que su o¨ªdo s¨ª "escucha el ¨®rgano": "Con distinta voz que los dem¨¢s, pero suficiente para disfrutar de su sonido si es bello". "Todos los d¨ªas estudio dos horas en completo silencio, escuchando el recorrido, una por una, de todas las voces sin que estas lleguen a sonar, intentando otorgarles toda su hegemon¨ªa", explica. "Si tengo todas las obras sonoras en mi interior, es f¨¢cil que las escuche cuando luego son los tubos los que las emiten", concluye. En otros tiempos, la decana o¨ªa la m¨²sica y la interiorizaba. Ahora "proyecta" al p¨²blico lo que lleva "dentro".
Dicen sus pupilos que el ¨²ltimo concierto de la maestra, el mes pasado en el monasterio de San Paio de Antealtares (Santiago), fue "perfecto", "de disco". La hab¨ªan elegido para poner el broche al Congreso Internacional del ?rgano Hispano, y entre el p¨²blico estaba su alumno Juan de la Rubia, considerado hoy el mejor. Ella, sin embargo, prefiere no dar nombres cuando se le pregunta por sus predilectos: "Mis alumnos son para m¨ª como estrellas en el firmamento", contesta, "me complazco en su contemplaci¨®n y valoro sus distintas intensidades. Todas son hermosas. Alguna, con el tiempo, ha quedado mate y hay una que brilla con m¨¢s fulgor por ser de una dimensi¨®n excepcional. No pretende ensombrecer a las dem¨¢s, ?Dios la hizo as¨ª!".
"He dejado escrito que el ¨®rgano no suene en mi funeral. Quiero solo canto gregoriano"
De chica, Torrent estudiaba piano con compa?eras como Alicia de Larrocha. Ese era su camino hasta que un d¨ªa se sent¨® ante el ¨®rgano de la iglesia de su pueblo de veraneo y se enamor¨® de aquello. La gran organista se forj¨® en la postguerra en un mundo de hombres; resistente a las cr¨ªticas de "cierto sector eclesi¨¢stico" aunque siempre con la ayuda de "alg¨²n p¨¢rroco" que le abr¨ªa la puerta para practicar. No era la ¨²nica de su quinta con esa vocaci¨®n, pero las otras fueron cayendo "eliminadas" por el severo maestro, Paul Frank.
Torrent aguantaba, por eso de su tenacidad. "Era feliz tocando aquella m¨²sica que me embelesaba y me saciaba espiritualmente", rememora. "Nada fue buscado con premeditaci¨®n y nada, tampoco, hizo mella en mi decisi¨®n". As¨ª lleg¨® a ser la profesora de ¨®rgano del Conservatorio Municipal de Barcelona, y cumpli¨® el "sue?o" de su padre. "La guerra y la postguerra nos empobrecieron mucho, perd¨ª la infancia y tuve una juventud triste... En su lecho de muerte ¨¦l pudo vislumbrar que se me abr¨ªa un nuevo horizonte gracias al ¨®rgano".
Ha grabado unos 40 discos, y cree que el ¨²ltimo, el a?o pasado en Tur¨ªn, todav¨ªa sin publicar, es el mejor. Entre los incontables ¨®rganos que ha tocado, si tiene que elegir no duda con quedarse con el del Palacio Real de Madrid. "Para m¨ª es el n¨²mero uno; un gran, maravilloso y c¨¢lido instrumento". Y entre los m¨¢s modestos escoge el "peque?o y entra?able" de la iglesia de San Andr¨¦s de Valladolid; aunque "hay muchos y preciosos ¨®rganos antiguos en Espa?a".
En cualquiera de ellos, ignorando el fr¨ªo que tantas veces invade los recintos donde se celebran estos conciertos, siente que toca el alma humana cuando interpreta al compositor sevillano Francisco Correa de Ara¨²xo (1584-1654) y que roza el cielo, apacible o negro de tormenta, pero siempre barroco, cada vez que suena Johann Sebastian Bach (1685-1750). "Correa de Ara¨²xo me fascina. Encuentro en ¨¦l un reflejo de la vida del hombre: alegr¨ªa, dolor, ternura, irascibilidad, iron¨ªa, grandeza... emoci¨®n. Pero por encima siempre estar¨¢ Bach. Correa es grande y es humano. Bach es inmenso y roza lo divino".
"En Espa?a hay ¨®rganos preciosos, pero para m¨ª el n¨²mero uno es el del Palacio Real de Madrid"
"En una ocasi¨®n, en Carolina del Norte, estaba entre el p¨²blico Peter Williams [1937-2016], el importante ex¨¦geta de Bach. Toqu¨¦ Fantas¨ªa y Fuga en sol menor. Tras el concierto vino a darme un abrazo visiblemente afectado... Me excus¨¦ por no haber hecho las correcciones que ¨¦l hab¨ªa prescrito. '?Y qu¨¦ importa eso!', exclam¨®". "Fue emocionante", recuerda Montserrat Torrent. "Aquello me convenci¨® de que en la m¨²sica prevalece el sentimiento, no la raz¨®n".
Torrent es considerada la m¨¢s veterana de los concertistas de ¨®rgano que siguen en activo. Supera por tres a?os a Luigi Ferdinando Tagliavini, el c¨¦lebre organista italiano, que adem¨¢s -comenta la profesora catalana- "ha dejado de tocar en p¨²blico y se dedica a escribir". "Mi esp¨ªritu sigue fuerte", proclama, "y el instrumento vive un buen momento, con excelentes organistas y profusi¨®n de festivales y conciertos, aun a costa de la precariedad de medios... Es una juventud preparad¨ªsima y entusiasta que sigue mi labor con m¨¢s talento, conocimiento y arte", reconoce, "as¨ª que merecer¨ªa otro trato".
En Santiago, el presidente de la Asociaci¨®n del ?rgano Hispano, Enrique Campuzano, le regal¨® un tubo del siglo XVIII procedente de una restauraci¨®n en Talavera de la Reina. Sobrecogida por los aplausos, Torrent pidi¨® sin pens¨¢rselo dos veces que quer¨ªa que la incinerasen con ¨¦l. "No, el tubo debe salvarse", opina ahora: "Conmigo deben ir solo mis recuerdos". "He dejado escrito que el ¨®rgano no suene en mi funeral. Quiero solo canto gregoriano", a?ade. "Parece una paradoja silenciarlo as¨ª despu¨¦s de dedicarle la vida. Pero pienso que el instrumento y su literatura han acabado formando parte de m¨ª misma. Por eso debe callar conmigo, en se?al de que juntos ya lo hemos dicho todo".
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