De ca?as con Einstein y Newton
Profesores de la Universidad de Sevilla dan charlas en un bar de la capital para acercar la ciencia al p¨²blico
El bi¨®logo Miguel Alc¨ªbar toma como ejemplo uno de los casos del detective Sherlock Holmes para describir c¨®mo trabajan los astrobi¨®logos. ¡°En Estrella de plata, Holmes tiene que explicar por qu¨¦ el perro que estaba en el establo no ladr¨® a quien entr¨® a robar el caballo. Partiendo de la observaci¨®n de que no ladr¨®, el detective conjetura que el visitante era alguien que el animal conoc¨ªa bas¨¢ndose en la regla general de que todos los perros ladran a desconocidos¡±, expone. Alc¨ªbar imparte esta charla sobre astrobiolog¨ªa en un bar de Sevilla ante un p¨²blico tan heterog¨¦neo como las sillas que ocupan. Desde jubilados hasta universitarios. La ponencia se enmarca en una iniciativa, organizada por profesores de la Universidad de Sevilla, para sacar la ciencia de los laboratorios y acercarla al p¨²blico en general. ¡°Tanto Holmes como los astrobi¨®logos emplean el razonamiento abductivo: parten de un hecho observacional para establecer qu¨¦ fue lo que pas¨®, utilizando una regla aplicable a ese hecho¡±, resume.
Ciencia en el Bulebar (por el nombre del local donde se celebra) surgi¨® hace cuatro a?os cuando volv¨ªan en coche del Naukas Bilbao, la cita de divulgaci¨®n cient¨ªfica m¨¢s grande de Espa?a. ¡°?bamos hablando sobre la cantidad de gente que hab¨ªa acudido, que parec¨ªa que dentro estaban tocando los Rolling Stones, cuando se nos ocurri¨® que pod¨ªamos organizar algo m¨¢s peque?ito en Sevilla¡±, recuerda Clara Grima, doctora en Matem¨¢ticas. Y en cuesti¨®n de d¨ªas, lo ten¨ªan planteado. Se celebrar¨ªa cada mi¨¦rcoles alterno a las 21.00 en el bar que su colega Carlos Garc¨ªa, profesor de Lenguajes y Sistemas, ten¨ªa en la Alameda de H¨¦rcules. Se hablar¨ªa de f¨ªsica, matem¨¢ticas, macroeconom¨ªa, espeleolog¨ªa, paleogen¨¦tica¡ ¡°Tengo que reconocer que no confiaba en que funcionase, cre¨ªa que aqu¨ª solo interesaba el flamenquito y la Semana Santa¡±, afirma Grima. Pero se equivoc¨®. ¡°Desde el primer d¨ªa hubo aceptaci¨®n. Hoy cada mi¨¦rcoles hacemos lleno¡±, se?ala el catedr¨¢tico de Matem¨¢ticas Aplicadas Alberto M¨¢rquez.?¡°Incluso, compitiendo con la Champions¡±, bromea la doctora junto a ?ngel Fern¨¢ndez, otro de los organizadores y CEO de Jot Down.
Gregorio Garc¨ªa sabe lo que es quedarse sin asiento, por eso siempre intenta llegar al bar una hora antes. ¡°La ciencia es cultura¡±, asegura este catedr¨¢tico jubilado de Biolog¨ªa Celular. ¡°El reto en estas charlas es conseguir que el que sepa m¨¢s no se aburra, y el que menos no se pierda¡±, se?ala Garc¨ªa, quien acude a este ciclo desde hace a?o y medio. Tambi¨¦n es asistente asidua Lali Bautista, profesora de Secundaria de Biolog¨ªa. ¡°Estas charlas me ayudan a saber c¨®mo tratar estos temas con mis alumnos¡±, asegura. ¡°Tiene un planteamiento muy familiar, lo hacen divertido y f¨¢cil de entender¡±, se?ala El¨ªas Guisado, estudiante de F¨ªsica y Matem¨¢ticas y que descubri¨® la iniciativa hace dos meses.
Pero esta aceptaci¨®n no solo ha sido de p¨²blico, tambi¨¦n de conferenciantes. ¡°Al principio d¨¢bamos nosotros las charlas o invit¨¢bamos a conocidos, ahora son ellos los que se ofrecen¡±, explica Grima, quien apunta que ya est¨¢ cubierto el calendario de este curso. ¡°Hay gente que le cuesta dar una charla en un bar. Es m¨¢s f¨¢cil dar una conferencia entre colegas, en un congreso, porque usan tu mismo lenguaje. Aqu¨ª tienes que saber transmitir tus conocimientos a un p¨²blico general¡±, explica M¨¢rquez. ¡°Ah¨ª est¨¢ la clave de la divulgaci¨®n cient¨ªfica¡±, apunta Grima, quien critica la escasa inversi¨®n p¨²blica en ciencia y educaci¨®n. ¡°La divulgaci¨®n cient¨ªfica viene a cubrir un hueco. La ciencia es patrimonio del ciudadano porque, gracias a sus impuestos, los cient¨ªficos pueden investigar. Por ello, es de recibo que la gente est¨¦ informada, para evitar enga?os, para que se forme una opini¨®n¡¡±, explica Enrique F. Borja, doctor en F¨ªsica. ¡°Sabemos que con esto no vamos a darle la vuelta a la sociedad, pero es una primera semilla¡±, apunta M¨¢rquez.
Un centenar de personas sigue la conferencia de Alc¨ªbar. La mayor¨ªa, sentados; una veintena de pie, cerveza en mano; y otros tantos apoyados en la barra. Uno de los asistentes levanta la mano. ¡°?Por qu¨¦ hay tanto inter¨¦s por descubrir si hay vida en otro planeta?¡±, pregunta. ¡°Por morbo¡±, le contesta uno. ¡°Es una pregunta compleja, al menos, para contestar a la ligera¡±, se?ala Alc¨ªbar. Se abre el debate.
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