?Qu¨¦ hace una bailaora sevillana entre un grupo de ¡®dantzaris¡¯ de San Sebasti¨¢n?
El grupo donostiarra Altzaquillo fusiona en un espect¨¢culo el aurresku y el arin-arin con fandangos y sevillanas
Suena el txistu y repiquetean las casta?uelas. Los sonidos vascos se mezclan con los andaluces. Sobre el escenario, surge la complicidad entre dantzaris y bailaoras, tanto sea al ritmo de un tango flamenco, de un fandango, como de un arin-arin o un zortziko. Un grupo de danzas vascas y otro de flamenco, ambos de San Sebasti¨¢n, han creado un espect¨¢culo de calle que consigue fusionar dos bailes folcl¨®ricos aparentemente muy diferentes. Se llama Altzaquillo, y es otra forma de disfrutar de una sevillana o de un aurresku.
"Es un espect¨¢culo que combina a la perfecci¨®n dos folklores muy distintos. Se produce una conversaci¨®n permanente entre dos tipos de baile"
De arsa quillo surge Altzaquillo, el nombre de un original espect¨¢culo de danzas vasco-andaluzas. Es una ocurrente adaptaci¨®n de las expresiones andaluzas arsa (exclamaci¨®n gitana para jalear en los bailes flamencos) y quillo (diminutivo de chiquillo). El arsa andal¨² se ha sustituido por el Altza vasco, que es un populoso barrio donostiarra y viene al pelo como tarjeta de presentaci¨®n de una actuaci¨®n que funde el flamenco y bailes tradicionales vascos. Es una simbiosis que est¨¢ funcionando "muy bien", admiten sus impulsores.
En Altzaquillo intervienen diez dantzaris y otras tantas bailaoras. Les acompa?an tres guitarristas y un txistulari. Cuando suena un zortziko o la dantzari-dantza, aquellos comienzan a dar brincos y giros en el aire mientras ellas les acompa?an con las palmas. Los papeles se invierten cuando las bailaoras se arrancan con una buler¨ªa o ejecutan las cuatro coplas de una sevillana. "Es un espect¨¢culo que combina a la perfecci¨®n dos folklores muy distintos. Se produce una conversaci¨®n permanente entre dos tipos de baile", explica Aritz Salamanca, alma m¨¢ter del grupo junto a la bailaora Junkal Mart¨ªn. "Hemos dado con la varita m¨¢gica, porque el p¨²blico termina encantado, algunos con l¨¢grimas en los ojos", comenta ella.
La actuaci¨®n comienza con el tradicional aurresku, un baile vasco que sirve como saludo o reverencia. Es una pieza ic¨®nica del folclore vasco que los dantzaris del grupo Goizaldi ejecutan tal cual mientras las flamencas observan el rito. "Las m¨²sicas no se han desvirtuado nada. Suenan aut¨¦nticas, aunque las melod¨ªas han sido adaptadas para el espect¨¢culo por el txistulari Gaizka Sarasola", afirma Aritz. Durante los 40 minutos que dura el espect¨¢culo ¨Cel aurresku y ocho bailes¡ª, los ritmos se van acoplando, primero con movimientos de tanteo, despu¨¦s con aproximaciones, hasta acabar con una fusi¨®n total entre unos y otros.
Con los acordes de una habanera, llega el momento estelar, con Aritz y Junkal ocupando toda la atenci¨®n. ?l la engatusa con saltos y acercamientos insinuantes que ella despacha con los movimientos de un mant¨®n azul, como si estuviera tore¨¢ndole. "No se ha rizado el rizo, ni se busca el aplauso f¨¢cil. Son coreograf¨ªas que respetan la esencia de cada estilo pero permiten combinarlas. Hay mucha magia y todo fluye muy bien", afirma Aritz. Ellos visten trajes t¨ªpicos vascos; ellas van de negro y zapatos rojos, con una rosa en el pecho y abanicos colorados.
Altzaquillo no surge al calor del ¨¦xito cinematogr¨¢fico de Ocho apellidos vascos, ni de la exitosa serie televisiva All¨ª Abajo, en las que se recrean los t¨®picos de vascos y andaluces. Todo arranc¨® en 2014 cuando la direcci¨®n de la capitalidad europea de la cultura San Sebasti¨¢n 2016 propuso a los dos grupos de baile donostiarras que combinaran sus estilos en un espect¨¢culo conjunto. Hasta ahora solo han actuado en localidades del Pa¨ªs Vasco, con "muy buena aceptaci¨®n del p¨²blico", aseguran, y en una ocasi¨®n en un acto promocional en Madrid. Sus componentes mantienen la ilusi¨®n de exhibirse sobre un tablao en Andaluc¨ªa.
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