Resurge la pesadilla para Rajoy
El presidente pretende seguir la pauta de otros casos de corrupci¨®n y esperar a que escampe, pero la Operaci¨®n Lezo amenaza con desestabilizar las instituciones
Las hemerotecas no son muy aleccionadoras a la hora de ver c¨®mo reacciona el l¨ªder del PP cuando las denuncias de corrupci¨®n le desbordan. El 1 de agosto de 2013, cuando era de dominio p¨²blico que el exgerente y extesorero del partido durante d¨¦cadas, Luis B¨¢rcenas, manejaba cuentas millonarias en Suiza que, en el peor de los casos, hab¨ªan permanecido ocultas a la Hacienda P¨²blica, el presidente del Gobierno compareci¨® en el Congreso para dar explicaciones. ¡°Me equivoqu¨¦, se?or¨ªas. Lo lamento, pero as¨ª fue. Me equivoqu¨¦ al mantener la confianza en alguien que ahora sabemos que no la merec¨ªa¡±, Y a?adi¨®: ¡°Y ese ha sido todo mi papel en esta historia¡±.
No era esa culpa in vigilando que se atribuy¨® el pasado 25 de abril Esperanza Aguirre, al conocerse el juego sucio de su mano derecha, Ignacio Gonz¨¢lez, en la Comunidad de Madrid; ni siquiera la culpa in eligendo, o culpa en la elecci¨®n del cargo, que los tribunales utilizan en ocasiones para extender hacia arriba las responsabilidades. Rajoy le hab¨ªa ascendido a tesorero del PP aunque, se justific¨®, ¡°desde mucho antes hab¨ªa tenido responsabilidades importantes como gerente¡±. Fue en la ¨¦poca en la que el matrimonio Rajoy acud¨ªa con el matrimonio B¨¢rcenas a cenas muy reservadas en el chalet de Ana Mato y su entonces esposo, Jes¨²s Sep¨²lveda, tambi¨¦n imputado por G¨¹rtel. A lo m¨¢ximo que lleg¨® el presidente del Gobierno fue a admitir una culpa in confiando, a modo de categor¨ªa jur¨ªdica improvisada para definir las trampas de la buena fe. ¡°Cre¨ª en la inocencia de esta persona como creer¨ªa en la de cualquiera de ustedes que se encontrara en un trance semejante, mientras los hechos no desvirtuaran esa presunci¨®n de inocencia¡±.
Se repite el patr¨®n
El bochorno, solo en privado
En el PP ha emergido una nueva generaci¨®n de dirigentes que no se quiere tragar sin m¨¢s los errores del pasado y se atreven a exigir, por ahora con la boca peque?a, nuevos gestos y estilos. Antes, ante la aparici¨®n de alg¨²n esc¨¢ndalo, desaparec¨ªan y hasta lo justificaban. Ahora no se rebelan pero comparecen y expresan en privado su bochorno, indignaci¨®n y malestar. Y en su estructura s¨ª se ha producido una verdadera renovaci¨®n.
Desde aquella dura comparecencia ante el Congreso, la reacci¨®n de Rajoy ante cualquier nuevo caso de corrupci¨®n repite el mismo patr¨®n: resta importancia, mira hacia otro lado y espera a que la tormenta escampe. Hasta que la presi¨®n es insoportable. Es entonces cuando alude a aquel pleno, y se?ala que ya dio all¨ª todas las explicaciones y reconoci¨® todos los errores.
¡°Son muy pocas las personas que se atreven a decirle la verdad a la cara a Rajoy. Algunas ya no est¨¢n a su lado, y las que quedan, saben que pueden entrar una vez al despacho a partirse la cara, pero no una segunda¡±, confiesa alguien que cuenta con la confianza del l¨ªder del PP. El partido y sus dirigentes responden siempre a la defensiva, cuando sube la marea. Esta vez ha sido el caso Lezo, que en un plazo rel¨¢mpago ¡ªa medida que iban explotando las bombas que contiene el sumario judicial¡ª, dej¨® de ser otro episodio de corrupci¨®n contenido en los l¨ªmites de una regi¨®n, la Comunidad de Madrid, para convertirse a los ojos de los ciudadanos en una trama que amenaza con desestabilizar las instituciones.
Mariano Rajoy ha dado ante este caso nuevas instrucciones precisas a su equipo, seg¨²n han reconocido a EL PA?S fuentes de la direcci¨®n nacional, para no cometer los errores m¨¢s evidentes del pasado reciente. Sometimiento pleno a cualquier exigencia de explicaciones pol¨ªticas y judiciales; evitar a toda costa cualquier imagen de huida o de subterfugio parlamentario; si la oposici¨®n quiere una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre la financiaci¨®n ilegal del PP, su grupo parlamentario dejar¨¢ de poner obst¨¢culos; si se pide la comparecencia en el Congreso de ministros o secretarios de Estado, all¨ª estar¨¢n; si la Justicia reclama que el presidente del Gobierno declare como testigo por el caso G¨¹rtel ¡ªla primera vez en democracia que se ve obligado a hacerlo un presidente en ejercicio¡ª, que as¨ª sea. Ha pedido a sus ministros que vayan m¨¢s a los medios, que concedan m¨¢s entrevistas y al PP que no deje huecos en ninguna tertulia o plat¨® televisivo. Hay que evitar la sensaci¨®n p¨²blica de acoso y acorralamiento aunque las maniobras de fondo vayan por otro lado.
De nuevo un intento de poner la casa en orden, dos pasos por detr¨¢s y con las manos atadas a la espalda. Como cuando se intent¨® dar explicaciones, en un primer momento, a los manejos de Luis B¨¢rcenas. De creer a los que llevaban entonces los mandos del partido, resultaba imposible definir siquiera de modo convincente la relaci¨®n contractual entre el tesorero y la organizaci¨®n cuando ni siquiera a ellos les hab¨ªan sido dados ni los detalles, ni la verdad de las cosas. Cada comparecencia ante la prensa era un salto al vac¨ªo. En el peor de los casos, un ejercicio de transparencia poco cre¨ªble dados los antecedentes: la destrucci¨®n por el propio partido del disco duro del ordenador de B¨¢rcenas, o el ingente desempe?o en obstruir la tarea de jueces y fiscales por parte del equipo jur¨ªdico que comand¨® en los inicios de todo el exministro Federico Trillo.
Resurge la pesadilla de corrupci¨®n, adem¨¢s, en un momento dulce para Rajoy. Gobierna en la tranquilidad, y observa desde la barrera una oposici¨®n deshilachada. La econom¨ªa mejora, su papel en Europa se refuerza. Mantiene el rumbo a velocidad de crucero y espera al 21 mayo. Sabe que los grandes retos ¡ªpensiones, financiaci¨®n auton¨®mica, Catalu?a¡ª solo puede hacerlos de la mano del PSOE. Del desenlace de las primarias socialistas, dicen en su entorno, depender¨¢ la siguiente decisi¨®n: impulsar iniciativas de calado o apretar el bot¨®n electoral.
La consigna es gestionar bien, y permitir que el vapor se vaya liberando. No cabe esperar muchas m¨¢s medidas contra la corrupci¨®n por parte de Rajoy y su Gobierno. Esperar a que los espa?oles noten que su situaci¨®n, ¡°su bolsillo¡±, mejora.
¡°Comenzamos una nueva etapa, en la que vamos a pasar de ser denunciados a denunciantes¡±, proclamaba recientemente con ilusi¨®n uno de los principales nuevos dirigentes del PP. Un prop¨®sito de enmienda para encarar el futuro que resulta por ahora in¨²til cuando ese pasado surge a cada vuelta de la esquina, y se promueve incluso la idea de que Rajoy vuelva a ser de nuevo el pr¨®ximo candidato electoral.
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