Esos montoncitos de piedras no los hagan en la playa, ¡°mejor en sus casas¡±
Ecologistas y agentes de Medio Ambiente balear piden a los turistas que eviten "esta moda absurda" que da?a la biodiversidad y deteriora el paisaje
Seguramente muchos de los que cada fin de semana pasean por las playas o parajes naturales de las Islas Baleares se han encontrado con los cada vez m¨¢s habituales montoncitos de piedras en forma de torre. Es una moda que desde hace un par de a?os abunda en las zonas costeras de las cuatro grandes islas del archipi¨¦lago balear y que ha comenzado a exportarse a otras ¨¢reas de la Pen¨ªnsula. Peque?as esculturas hechas con cantos que cada vez m¨¢s visitantes construyen para hacerse la foto y dejar huella de su paso por el lugar, pero luego no retiran. Cientos de torres de piedras apiladas que pueden parecer inofensivas. Aunque no lo son tanto.
Seg¨²n explica el bi¨®logo y portavoz del grupo ecologista GOB, Toni Mu?oz, el amontonamiento de piedras "genera un impacto muy claro sobre la biodiversidad de la costa", ya que al mover los guijarros se dejan al descubierto ra¨ªces de plantas y h¨¢bitats ocupados por animales invertebrados, sobre todo insectos y moluscos, lo que altera un entorno delicado "en el que viven especies vegetales que son ¨²nicas en el mundo y end¨¦micas de las islas".
Los montones de guijarros "generan un impacto sobre la biodiversidad de la costa"
Otro impacto que notan algunos ciudadanos es el que estas peque?as esculturas tienen sobre el paisaje. En ocasiones, los visitantes de un paraje natural se ven privados de tomar un foto de la costa porque est¨¢ lleno de mont¨ªculos de piedra "que aportan artificialidad y muestran la huella humana", seg¨²n el ecologista, que lamenta que algunos inc¨ªvicos no tengan en cuenta "el derecho de sus conciudadanos a disfrutar de un paisaje inalterado".
El origen de esta moda no est¨¢ claro, aunque puede provenir de las costumbres de amontonar piedras en forma c¨®nica o de torre de diversas culturas del planeta. Los pueblos ind¨ªgenas de los Andes denominaban a estos mont¨ªculos ¡°apachetas¡± y los constru¨ªan en los bordes de los caminos como ofrenda a los dioses para pedirles que les protegieran durante el viaje. En algunos pueblos del C¨ªrculo Polar ?rtico de la zona de Norteam¨¦rica levantaban los denominados inukshuk como punto de referencia en colinas y monta?as para guiar a los viajeros. Los cairns en Irlanda se utilizaban para marcar lugares de enterramiento, mientras que en la filosof¨ªa zen el apilado de cantos se relaciona con el equilibrio interior.
Sea cual sea su origen, desde el GOB advierten de su proliferaci¨®n por todos los tramos de costa rocosa, con especial incidencia en Cap de Ses Salines, punta de N'Amer y Cala Mesquida en Mallorca, S'Espalmador en Formentera y en Cala Binimel-la en Menorca, entre otras muchas zonas.
El problema no ha pasado desapercibido para las autoridades. El Consell insular de Formentera ha organizado en los ¨²ltimos a?os jornadas para retirar los montones de roca e intentar recuperar el estado natural de algunos tramos. El servicio de agentes de Medio Ambiente del Gobierno balear ha lanzado mensajes a trav¨¦s de las redes sociales en los que recomienda hacer los montones de piedras "mejor en casa" y no en parajes naturales. "Contempla, pasea y disfruta, pero deja el litoral tal y como es", recomiendan en un tuit.
Pero ?cu¨¢l es la mejor manera de actuar si nos encontramos con una de estas torres? Mu?oz aconseja retirarlas, pero con cautela porque se puede generar un impacto negativo "si se hace a lo bruto" y no se retiran los cantos con delicadeza. "Hay que desmontar la pila y colocar las piedras con cuidado en el terreno, sin tapar la vegetaci¨®n existente para no generar un nuevo impacto".
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