Los 12.000 de L¨®pez y alg¨²n despistado
La batalla de los avales se ha convertido en una primera vuelta de las primarias con consecuencias dif¨ªciles de predecir
No son un simple tr¨¢mite de procedimiento, ni mucho menos una garant¨ªa de la solvencia o seriedad del candidato. A estas alturas, casi resultaba superfluo exigir avalistas a tres figuras como Susana D¨ªaz, Pedro S¨¢nchez o Patxi L¨®pez. Hace tiempo que en el imaginario p¨²blico son los tres contendientes que representan las tres visiones del PSOE. Y sin embargo, la batalla de los avales se ha convertido en una primera vuelta de las primarias con consecuencias dif¨ªciles de predecir. Pueden ser una oportunidad, o el preludio de un duelo a garrotazos del que nadie salga bien parado.
A pesar de la pasi¨®n volcada en esta lucha interna, resultaba dif¨ªcil suponer que m¨¢s de un 70% de los militantes comprometieran p¨²blicamente su nombre al lado del de alg¨²n candidato. Son m¨¢s de los que fueron incluso a votar en las ¨²ltimas primarias, y doblan la cifra de avales que recaudaron en 2014 Pedro S¨¢nchez y Eduardo Madina, cuando ya se plantearon como una demostraci¨®n de fuerza. ?Queda alguien por hablar entre los militantes del PSOE? ?Alg¨²n despistado no se ha enterado todav¨ªa de lo que est¨¢ en juego?
M¨¢s all¨¢ de las estrategias e intoxicaciones de los equipos de campa?a, es cuestionable que quien dice una cosa haga la contraria: los avales no se recogen a punta de pistola. Es posible que las razones para estampar la firma en respaldo de un candidato no sean angelicales: pueden obedecer a intereses personales, a lealtades condicionadas o a c¨¢lculos a medio plazo. Pero si han servido para motivar un respaldo p¨²blico, sirven tambi¨¦n para justificar un voto secreto.
Exprimida hasta el l¨ªmite la exhibici¨®n de las respectivas fuerzas, el terreno de juego se concentra inevitablemente en los 12.000 militantes que decidieron colocarse detr¨¢s de L¨®pez porque, como se dijo en un principio, ¡°ni su ni sa¡±.
Har¨ªan bien D¨ªaz y S¨¢nchez en explorar la fuerza sentimental que ha propulsado esa candidatura: L¨®pez tiene el respeto de muchos dirigentes socialistas. Pueden pensar que se equivoc¨® en su decisi¨®n, pero ¡°es uno de los nuestros¡±, reconoc¨ªa hace unos meses uno de los barones. Sus or¨ªgenes y su trayectoria representan el socialismo vasco de las ¨²ltimas d¨¦cadas, bronco y noble. Ha reclamado, casi como Sim¨®n del desierto, la unidad del partido por encima de todas las cosas. Fue leal hasta el ¨²ltimo minuto al ¨²ltimo secretario general, y nunca se ha planteado que el juego termine con la aniquilaci¨®n del contrario. Sigue pensando que en el PSOE caben todos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.