El Gobierno gasta 400.000 euros en ayudar a espa?oles encarcelados en el extranjero

El Gobierno emple¨® 410.610 euros en 2016 para atender a los 1.328 presos espa?oles que est¨¢n encarcelados en el extranjero, seg¨²n una respuesta parlamentaria remitida al Congreso de los diputados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Es la cifra m¨¢s baja del ¨²ltimo lustro. La poblaci¨®n reclusa espa?ola en el extranjero rompi¨® todos sus r¨¦cords con la crisis econ¨®mica, que coincidi¨® con un aumento de las detenciones de espa?oles acusados de tr¨¢fico de drogas. En 2011 hab¨ªa m¨¢s de 2.500 encarcelados fuera de Espa?a, fundamentalmente en Per¨², Brasil, Marruecos y Francia. Desde entonces, la estad¨ªstica se ha reducido a?o a a?o, y con ella el dinero que emplea el Gobierno en ayudar a los reclusos a trav¨¦s de embajadas y consulados.

"En consulados como el de Lima solo se dan 60 euros al mes, cuando el tope legal es de 120, porque dicen que no hay Presupuesto. Es la diferencia entre malvivir y vivir un poco, porque all¨ª se paga hasta por dormir", dice Javier Casado, presidente de la Fundaci¨®n +34, especializada en atender al colectivo de espa?oles privados de libertad. "En los Presupuestos hay una partida de m¨¢s de dos millones para la asistencia de los espa?oles en el exterior, lo que no recoge solo la ayuda a los privados de libertad, sino a cualquiera de los 800.000 espa?oles que est¨¦n fuera", a?ade Casado. "La gran mayor¨ªa [de los prisioneros espa?oles en el extranjero] son mulas sin antecedentes penales que fueron captadas en las listas del paro o cuando iban a perder su casa".

La ley tasa a cu¨¢nto puede ascender la ayuda que proporcionan consulados y embajadas a los presos: 120 euros al mes y 1.440 al a?o; salvo que tengan hijos a su cargo en el mismo centro penitenciario, en cuyo caso pueden lograr 150 y 1.800, respectivamente. Esas cantidades, sin embargo, son topes m¨¢ximos. Nada impide que los presos reciban menos dinero.

Muchos de los reclusos espa?oles en el extranjero tiene que pagar para comer, a cambio de una cama en la que dormir, o para no vivir hacinados en una celda compartida con decenas de condenados. La mayor¨ªa no tienen recursos para contratar un abogado, e incluso dependen de la caridad para ser repatriados una vez cumplen su condena. As¨ª, Espa?a se vio obligada a fletar en marzo un avi¨®n para repatriar a una treintena de presos espa?oles desde Per¨². No viajaron solos: les acompa?aron otros 19 espa?oles en precaria situaci¨®n econ¨®mica que no pod¨ªan volver por sus propios medios.