Laureano Oubi?a: ¡°Gan¨¦ mucho dinero y llegu¨¦ a esconderlo en cajas de tomates¡±
El narcotraficante ha vuelto a Galicia despu¨¦s de saldar sus deudas con la justicia
El narcotraficante Laureano Oubi?a ha vuelto a Galicia despu¨¦s de saldar sus deudas con la justicia, aunque su nombre sigue siendo un recuerdo lacerante para muchas familias que sufrieron en sus carnes el azote de la droga. No le ser¨¢ tan f¨¢cil saldar cuentas con la sociedad a la que vuelve. La c¨¢rcel fue su domicilio durante dos d¨¦cadas. Ha salido como el transportista de hach¨ªs m¨¢s castigado en Espa?a al cumplir ¨ªntegramente tres de sus cinco condenas por narcotr¨¢fico, delito fiscal, cohecho y blanqueo. Ahora disfruta de la etapa m¨¢s esperada de su turbulenta vida y habla, sin barreras, de su mundo al otro lado de la ley que tanto inter¨¦s despierta al resto de los mortales. ¡°Soy libre, he pedido perd¨®n y estoy arrepentido de lo que hice, pero en mis adentros me siento un reh¨¦n del Estado porque nadie ha pagado con la c¨¢rcel ni ha apoquinado hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo como yo, ni siquiera traficantes como Pablo Escobar o El Chapo. Y me sigo preguntando por qu¨¦ a un condenado por transportar hach¨ªs le han hecho esto¡±, proclama.
Oubi?a, considerado s¨ªmbolo de la ostentaci¨®n, del blanqueo (tras comprar el famoso Pazo de Bai¨®n) y responsable de traer con sus negocios la ruina a miles de familias tambi¨¦n puso en pie de guerra a las asociaciones de madres contra la droga.
Como un testigo de cargo, Oubi?a, que el mes pasado cumpli¨® 71 a?os, se traslada al origen del crimen organizado en Espa?a para exponer su particular teor¨ªa de que los responsables del narcotr¨¢fico han sido ¡°los pol¨ªticos¡± de la ¨¦poca. ¡°Mi pregunta es: ?por qu¨¦ le declararon la guerra a los contrabandistas como si fu¨¦semos terroristas? Porque ah¨ª est¨¢ la clave y el fallo de los pol¨ªticos de turno¡±, opina. ¡°Para m¨ª, los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez cometieron un error de c¨¢lculo y la historia tendr¨¢ que reconocerlo as¨ª. Me parece bien que persiguieran el contrabando porque no recaudaban, pero en Galicia hab¨ªa una componenda pol¨ªtica de fondo, porque muchos tabaqueros financi¨¢bamos la causa de Alianza Popular y erraron al endurecer las penas del tabaco, mayores que para el hach¨ªs¡±, apunta el hombre que amas¨® con el narcotr¨¢fico una fortuna dif¨ªcil de calcular.
Oubi?a asegura que est¨¢ retirado del narcotr¨¢fico. ¡°Gan¨¦ mucho dinero, yo lo llegu¨¦ a guardar en cajas de tomates, hab¨ªa que tener cash para pagar a los proveedores¡±, recuerda el rey del hach¨ªs. ¡°Estoy convencido de que la legalizaci¨®n de las drogas es el ¨²nico camino para acabar con esto. Pero no, ?legalizan el consumo!¡±, exclama. ¡°Pero oigan se?ores pol¨ªticos, ?a qu¨¦ tienda creen que va a ir a comprar el que consume? Va al tenderete del narcotraficante, al mercado negro que tanto persiguen ustedes, esta es la gran contradicci¨®n¡±, enfatiza.
Con su arrolladora vehemencia, insiste en hablar de su largo periplo carcelario ahora que ha salido de la c¨¢rcel de Navalcarnero (a la que siempre se refiere como Navalcatraz). ¡°Es que hay que decirlo: la reinserci¨®n es una gran mentira, el que entra bueno sale malo y el que entra malo sale peor, solo sirve de depuradora porque all¨ª sabes qui¨¦n es tu amigo o tu enemigo¡±, sostiene el narcotraficante.
Oubi?a cuenta que aprob¨® el Bachillerato en prisi¨®n y en 2004 se matricul¨® en Derecho en la UNED, carrera que no lleg¨® a terminar. ¡°De prisi¨®n en prisi¨®n era imposible y fui perdiendo convocatorias de ex¨¢menes¡±. ¡°Ahora quiero vivir los a?os que me queden con la salud a medias, y poder contar mi verdad porque hay mucha mentira detr¨¢s que ya empieza a salir, gracias a Dios, porque soy creyente¡±, insiste mientras muestra las tres cruces y dos v¨ªrgenes, una de ellas r¨¦plica de la Pilarica, que le cuelgan del cuello.
Cree que la Operaci¨®n N¨¦cora ¡°fue una pantomima reconocida por el mal llamado arrepentido Ricardo Portabales, que ahora dice que minti¨® y denuncia al juez Garz¨®n y al fiscal Javier Zaragoza, los que le creyeron. Y despu¨¦s de todo esto, ?c¨®mo no voy a escribir un libro?¡±, apunta Oubi?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.