?Por qu¨¦ dejamos de llamar est¨ªo a la estaci¨®n m¨¢s calurosa del a?o?
En Espa?a, hasta el siglo XVIII, los 365 d¨ªas del a?o se divid¨ªan en cinco estaciones
Aunque parezca extra?o, en Espa?a no siempre?el verano se denomin¨® verano y no siempre hubo cuatro estaciones a lo largo del a?o. Hasta el siglo XVIII las estaciones eran cinco. El propio Cervantes reflej¨® en El Quijote los cambios estacionales de la siguiente manera: "La primavera sigue al verano, el verano al est¨ªo, el est¨ªo al oto?o, y el oto?o al invierno, y el invierno a la primavera, y as¨ª torna a andarse el tiempo con esta rueda continua¡±. La quinta estaci¨®n se refer¨ªa al est¨ªo, t¨¦rmino que actualmente utilizamos como sin¨®nimo de verano aunque no lo era en su origen.
El verano surgi¨® como quinta estaci¨®n al dividir una primavera que iba de enero a junio. As¨ª, se qued¨® con el nombre del periodo m¨¢s caluroso?
As¨ª, las estaciones se redujeron a cuatro gracias a los avances de la astronom¨ªa que permitieron fijar cuatro instantes astron¨®micos claros. Pese a todo, los nombres m¨¢s adecuados etimol¨®gicamente tendr¨ªan que haberse denominado primavera, est¨ªo, oto?o e invierno. El verano apareci¨® como quinta estaci¨®n al dividir una primavera que iba de enero a junio. De esta forma, se qued¨® con el nombre del periodo m¨¢s caluroso del a?o que le correspond¨ªa en justicia al est¨ªo.
Si regresamos al presente, y?contrariamente a lo que muchos creen, la distancia de la Tierra al Sol no tiene casi ninguna influencia en las estaciones. De hecho, el pr¨®ximo 3 de julio se producir¨¢ el fen¨®meno conocido como?afelio, momento en que estaremos m¨¢s distantes del Sol, en concreto, a unos 150 millones de kil¨®metros.
El cambio estacional se da gracias a la inclinaci¨®n del eje de la Tierra respecto a nuestra ¨®rbita solar. Esto hace que el n¨²mero de horas durante el d¨ªa haya crecido hasta el pasado mi¨¦rcoles, fecha en la que tuvo lugar el solsticio de verano. A partir de entonces, las horas en las que el Sol se sit¨²a sobre el horizonte disminuyen paulatinamente. La justificaci¨®n para que las temperaturas sigan subiendo en verano no est¨¢ en la longitud de los d¨ªas, sino en la inclinaci¨®n de los rayos solares. As¨ª, la atm¨®sfera terrestre debilita la cantidad de radiaci¨®n solar que nos llega. En verano, el Sol nos incide m¨¢s perpendicularmente y los rayos solares recorren menos camino dentro de la atm¨®sfera, por lo que se aten¨²an menos y aumenta la temperatura.
Verano clim¨¢tico frente a verano astron¨®mico
El verano clim¨¢tico y el astron¨®mico son dos variables distintas seg¨²n se estudien por meteor¨®logos o astr¨®nomos. Por eso, si nos atenemos al primero de ellos, solo tendremos que esperar hasta el 1 de septiembre para que finalice este largo verano, y hasta el 22 de septiembre ¡ªa eso de las diez de la noche¡ª si nos referimos al verano astron¨®mico. Este hecho nos permite a los meteor¨®logos y climat¨®logos llegar 504 horas antes al oto?o que los astr¨®nomos. La climatolog¨ªa define el verano como el trimestre de junio, julio y agosto, momento en el que aumentan las temperaturas; mientras que la astronom¨ªa lo define como el periodo que va entre el solsticio hasta el equinoccio.
Una forma de escapar del calor sofocante que est¨¢ azotando la Pen¨ªnsula en este mes de junio y de los estragos del verano es viajar a otros lugares. Si nos dirigimos a latitudes medias del hemisferio sur tendremos la suerte de estar comenzando el invierno austral. En cambio, si nos vamos a las zonas tropicales del hemisferio norte estaremos en mitad de la estaci¨®n h¨²meda y de la seca si lo hacemos al sur, pero en ambos casos no nos libraremos del calor. Tampoco escapar¨ªamos de ¨¦l en zonas ecuatoriales donde es m¨¢s dif¨ªcil definir estaciones. All¨ª la duraci¨®n d¨ªa/noche y la inclinaci¨®n de los rayos solares cambian muy poco a lo largo del a?o, lo que junto al elevado grado de humedad produce una sensaci¨®n t¨¦rmica asfixiante.
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