La dificultad de defender a un violador
Los cinco acusados de agredir a una joven en Pamplona siguen en prisi¨®n. Sus abogados desvelan sus estrategias
Hace un a?o que el mundo entero descubri¨® a ¡°La Manada¡±, como se llamaban entre s¨ª los cinco amigos sevillanos que protagonizaron presuntamente una ¡°violaci¨®n m¨²ltiple¡± ¡ªas¨ª lo calific¨® el juez¡ª a una chica de 18 a?os en las fiestas pamplonicas de San Ferm¨ªn. Todos contin¨²an en prisi¨®n preventiva desde ese mismo 7 de julio. El guardia civil ¡ªsuspendido durante este proceso judicial¡ª Antonio Manuel Guerrero Escudero, alias Anto, y el militar Alfonso Jes¨²s Cabezuelo (Arfon), est¨¢n presos en la c¨¢rcel de Alcal¨¢ Meco de Madrid, en un m¨®dulo de especial seguimiento por pertenecer a cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. El resto, Jes¨²s Escudero (Escu), Jose ?ngel Prenda (Gordo) y Angel Boza, permanecen en la prisi¨®n Pamplona-1 a la espera de que salga un juicio que, los m¨¢s optimistas, fechan para noviembre. Entonces llegar¨¢ la hora de defender jur¨ªdicamente a quienes ya han vivido un atronador juicio p¨²blico, amplificado por una fiesta taurina de proyecci¨®n planetaria. La imagen de La Manada dio la vuelta al mundo como la imagen de unos violadores. La Fiscal¨ªa pide para ellos 22 a?os. La Comunidad Foral, 25.
Tres abogados sevillanos han asumido su defensa: Agust¨ªn Mart¨ªnez, que defiende a Escudero, Prenda y Boza. Y Jesus P¨¦rez y Juan Canales, que defienden respectivamente a Guerrero (el guardia civil) y Cabezuelo (el militar). Solo Martinez ha optado por defender a sus clientes medi¨¢ticamente por considerar que se enfrentan a un ¡°juicio medi¨¢tico, con una enorme carga pol¨ªtica: si el juez les hubiese dejado en libertad a la espera de juicio, como a otros violadores y delincuentes, el que se tiene que ir de Pamplona es el juez¡±.
¡°Un escarmiento para acabar con el desmadre de una fiesta¡±
Con los Sanfermines viene pasando como con Magaluf en Baleares, se venden paquetes de "fiesta con todo incluido". La imagen de cientos de personas tiradas por los parques en todo tipo de actitudes se normaliz¨®. Evidenciaba la incapacidad de una peque?a ciudad para asumir una avalancha humana dispuesta a unirse a una celebraci¨®n que cada a?o adquir¨ªa peligrosos tintes sexistas. Y comenzaron las campa?as desde las instituciones. "Mi clientes son los chivos expiatorios de una fiesta que es un desmadre", dice el abogado Agust¨ªn Mart¨ªnez. "Ni en Las Fallas ni en la Feria de Sevilla la gente pernocta en cualquier parte de cualquier modo; pol¨ªticamente les interesaba acabar con esa imagen sexista de la fiesta y qu¨¦ mejor que un buen escarmiento".
Por el camino de la defnsa se qued¨® Carmen Sala, abogada penalista pamplonica: ¡°No era posible establecer una estrategia un¨ªvoca, discreta y basada en las pruebas t¨¦cnicas existentes¡±, asegura. Canales dice que tiene orden expresa de su cliente de ¡°no dar publicidad al tema¡±. Y P¨¦rez entiende que ¡°la mejor defensa que se puede hacer ante la animadversi¨®n generalizada es pasar lo m¨¢s desapercibidos posible, no entrar en la batalla medi¨¢tica porque es una batalla siempre perdida mil a uno por la avalancha de opiniones contrarias¡±.
La estrategia del letrado Mart¨ªnez es negar la mayor: ¡°No hubo violaci¨®n, fue una relaci¨®n sexual m¨²ltiple consentida puesto que no hay el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de violencia en los siete v¨ªdeos esgrimidos como prueba, ni en los audios, ni tampoco hay amenazas ¡ªtal y como reconoci¨® la propia denunciante¡ª, ni negativa expresa por parte de la presunta v¨ªctima, ni se perciben gestos que muestren rechazo, asco, miedo, dolor¡ nada¡±, argumenta, recordando lo recogido en los informes de la Polic¨ªa Foral: ¡°A nivel de interacci¨®n corporal/f¨ªsica con los investigados, se observa que la denunciante adopta un rol pasivo y neutro con respecto a los actos y juegos de naturaleza sexual de los investigados. Solamente en una escena se ha detectado cierta iniciativa [la denunciante toca las partes ¨ªntimas de uno de los investigados], no pudiendo precisar si obedece m¨¢s bien a una reacci¨®n instintiva o autom¨¢tica que a un acto consciente y deliberado¡±.
La relaci¨®n entre todos los implicados en los hechos, los cinco acusados y la v¨ªctima, dur¨® un total de 35 minutos, desde que se conocieron hacia las 3.00 de la madrugada de ese 7 de julio hasta que se separaron para siempre. La prueba m¨¢s fuerte son un total de 97 segundos grabados por dos de los acusados mientras ocurr¨ªan los hechos, que ellos mismos enviaron despu¨¦s a dos grupos de amigos de WhatsApp: ¡°Foll¨¢ndonos a una entre los cinco, puta pasada de viaje. Hay v¨ªdeo¡±.
La fiscal, Maria Elena Sarasate, que pide 22 a?os para ellos, mantiene, bas¨¢ndose en la versi¨®n de la denunciante, que ¡°los acusados le dijeron que la acompa?aban al coche, pero su intenci¨®n era buscar un lugar donde mantener relaciones en grupo con ella¡±. Incluso, recuerda en su escrito, pararon en el Hotel Europa para preguntar por una habitaci¨®n ¡°para follar¡±. Hasta que, siempre seg¨²n la fiscal, aprovecharon que una mujer llamaba a un telefonillo del portal n¨²mero 5 de la calle Paulino Caballero para que uno se colase (Prenda), ¡°simulando que estaba alojado en uno de los domicilios¡±. Subi¨® al segundo piso y volvi¨® a bajar para abrir paso al resto de La Manada.
La fiscal omite, seg¨²n el abogado Mart¨ªnez, que ¡°la chica, con 0,9 miligramos de alcohol en sangre, estuvo hablando de sexo con los chicos ¡ª¡°yo puedo con uno, con dos o con los cinco¡±¡ª, que eso fue lo que despert¨® la idea de una relaci¨®n sexual colectiva¡±.
Sarasate recoge en su escrito que ¡°dos de ellos la cogieron por los brazos y la metieron en el portal, tap¨¢ndole la boca y dici¨¦ndole que no gritara¡±. Y ¡°la llevaron¡± hasta el cuartito de los contadores. "Una vez all¨ª, la rodearon entre cinco, le quitaron la ri?onera y el jersey le bajaron los leggins y el tanga".
A lo que Mart¨ªnez ¡ª¡°destripando su defensa, seg¨²n otros abogados¡±¡ª, responde que ¡°ella les acompa?¨® voluntariamente en la b¨²squeda de un lugar apto para llevarlo a cabo. Y que comenz¨® a besarse con uno de ellos antes de entrar al portal con el resto. ¡°Nadie la agarr¨®, nadie le tap¨® la boca, nadie la oblig¨® a nada¡±, les defiende Mart¨ªnez a sabiendas de que no hay v¨ªdeo de todo eso y que es la versi¨®n de la chica contra los acusados.
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