El tr¨¢gico final de un banquero detestado
Miguel Blesa pas¨® de ser un personaje casi de c¨®mic a verse rechazado por la clase pol¨ªtica
La crisis financiera ha pasado por todo tipo de cap¨ªtulos con graves efectos en la vida pol¨ªtica, social y econ¨®mica de Espa?a, pero nadie pod¨ªa esperar que uno de sus protagonistas acabara como lo ha hecho Miguel Blesa. Sin que se haya confirmado todav¨ªa la tesis del suicidio, su violenta muerte a?ade dramatismo al ocaso de este inspector de Hacienda que toc¨® el cielo financiero y social al presidir la cuarta entidad financiera espa?ola durante trece a?os para despu¨¦s caer en el mayor rechazo y desprecio ciudadano por los casos de las tarjetas black, la emisi¨®n de 3.000 millones en participaciones preferentes y por cobrar supuestos sobresueldos en Caja Madrid.
Sin embargo, Miguel Blesa de la Parra (Linares, Ja¨¦n, 1947) no fue el ¨²nico banquero con graves casos judiciales que afectaron a los ciudadanos. Lo que le hizo un personaje casi de c¨®mic como el banquero de chistera y puro, dilapidador del dinero como si fuera billetes del monopoly, fueron los mensajes que escribi¨® en unos correos electr¨®nicos. En sus ¨²ltimos a?os en Caja Madrid, Blesa describi¨® sus actividades l¨²dicas sin pudor y todo eso se hizo p¨²blico al incorporar los correos a la causa de las black. Blesa reflej¨® una vida de dispendio, derroche y despilfarro imposible de casar con la imagen del presidente de una caja de ahorros con fines sociales. All¨ª se conocieron sus cacer¨ªas africanas, sus caros rifles, sus viajes por todo el mundo y la afici¨®n por el lujo exclusivo, reflejado en vinos de precios astron¨®micos que adquir¨ªa para Caja Madrid. Por chocante que pareciera, lo que hac¨ªa Blesa quiz¨¢ era la vida normal de alguien que cobr¨® 12,44 millones entre 2007 y enero de 2010, sin que ninguna autoridad supervisora, ni la Comunidad de Madrid, lo impidiera.
Pero ahora su vida era radicalmente diferente. El banquero, amigo personal del expresidente Aznar, que hubiera cumplido 70 a?os el pr¨®ximo 8 de agosto, era rechazado por la misma clase pol¨ªtica del Partido Popular que le aup¨® al poder (ninguno de ellos fue a su boda) y con un completo rechazo social. Blesa no pod¨ªa ir a restaurantes o comercios sin percibir esa animadversi¨®n o recibir alg¨²n insulto. Para evitar ser reconocido, se hab¨ªa dejado barba y usaba gafas de sol con frecuencia. Su plan de vida era ir al campo, a las fincas de los amigos fieles que le quedaban, donde disfrutaba de la caza y de los paseos por la naturaleza, de la que era gran amante.
Sus amigos y allegados coinciden en que estos ¨²ltimos d¨ªas no hab¨ªa ca¨ªdo en depresi¨®n ni estaba especialmente pesimista por su situaci¨®n judicial. Es cierto que a la vuelta del verano se esperaba la resoluci¨®n del recurso al Tribunal Supremo con el que se quer¨ªa evitar la prisi¨®n tras la condena a seis a?os por las tarjetas black. Pero el propio Blesa parec¨ªa convencido de que el alto tribunal asumir¨ªa la tesis de su defensa y no llegar¨ªa a prisi¨®n, algo que ponen en duda otras fuentes judiciales. Ahora ya no se sabr¨¢ el veredicto, aunque el Supremo s¨ª juzgar¨¢ a Rodrigo Rato, condenado a cuatro a?os y medio en la misma causa. Incluso dicen que no le hizo especial mella el paso por la c¨¢rcel de Soto del Real en 2013 por el ya desaparecido caso de la compra del banco City Nacional of Florida.
Al margen del estado de ¨¢nimo, Blesa viv¨ªa con estrecheces econ¨®micas. Ten¨ªa su pensi¨®n de jubilaci¨®n embargada en parte, seg¨²n sus allegados que han pedido el anonimato, porque todas sus propiedades estaban embargadas al haberlas puesto como fianza de los diferentes casos judiciales. El pago de la luz, agua y otros gastos deb¨ªa justificarlos ante el juzgado.
En sus apariciones en p¨²blico, Blesa proyect¨® una imagen de ejecutivo seguro de s¨ª mismo, rayando en una actitud altiva, algo a lo que ayudaba su aspecto extremadamente cuidado y elegante. Fue conocida su frase de ¡°No me arrepiento de nada¡±, pronunciada en 2013 al salir de prisi¨®n. O la que respondi¨® al fiscal Alejandro Luz¨®n cuando le pregunt¨® por qu¨¦ no declar¨® los gastos de la tarjeta black: ¡°Pens¨¦ que s¨ª se declaraban. Nadie me dijo nada. Yo no me ocupaba de eso¡±. En la Audiencia Nacional, en el caso de las preferentes, fue conocida la sentencia: ¡°Un jubilado no es un analfabeto financiero¡±. En el caso del banco de Florida Blesa tuvo su mayor victoria al lograr la inhabilitaci¨®n del juez Elpidio Silva, por actuar ¡°con absoluta falta de competencia¡± en este caso, seg¨²n el Tribunal Supremo. La causa se archiv¨®.
Blesa repet¨ªa continuamente que hab¨ªa sido tratado ¡°injustamente¡± y recordaba tambi¨¦n el sufrimiento de su entorno por el v¨ªa crucis judicial. Lo cierto es que su ca¨ªda empez¨® muy arriba. Tras compartir oposici¨®n a inspector de Hacienda con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, trabaj¨® para la Administraci¨®n, estuvo en FAES, el laboratorio de ideas del PP, y luego en un despacho privado. En 1996, en aupado por el PP, lleg¨® al consejo de Caja Madrid, entidad que presidir¨ªa dos a?os despu¨¦s, gracias a un pacto con Izquierda Unida y Comisiones Obreras, un hecho parad¨®jico que marc¨® una presidencia sometida a grandes presiones pol¨ªticas. Convirti¨® la entidad en la segunda caja m¨¢s importante de Espa?a, con 190.000 millones de activos, y se embarc¨® en una expansi¨®n que funcion¨® bien hasta que se dio vuelta la econom¨ªa. La crisis cogi¨® a Caja Madrid con todas las velas desplegadas hacia la escollera. Cr¨¦ditos a inmobiliarias, promotores, empresarios muy arriesgados, hipotecas a inmigrantes que pronto se convirtieron en insolventes, mientras faltaban provisiones. Un dato refleja esta situaci¨®n: en 2010, el primer a?o de Rato, tuvo que destinar 4.000 millones del patrimonio de la caja para sanear cr¨¦ditos malos no declarados. La lucha fratricida contra Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, por mantenerse al frente de la entidad, que perdi¨®, marc¨® una deriva negativa de la nunca se recuperar¨ªa, aunque nadie pod¨ªa ni imaginar su final.
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