"No me arrepiento de nada"
Su padre, abogado burgu¨¦s y comunista, lo llam¨® Ilich Ram¨ªrez S¨¢nchez cuando naci¨® en Venezuela hace 59 a?os. Su madre, cat¨®lica y conservadora, prefiri¨® bautizarle como Carlos. La polic¨ªa, inspir¨¢ndose en una novela de la ¨¦poca, le apod¨® El Chacal. As¨ª pas¨® a la historia: Carlos El Chacal. En los a?os setenta se convirti¨® en el hombre m¨¢s buscado del mundo, con m¨¢s de 52 nombres diferentes repartidos en m¨¢s de 100 pasaportes. Dej¨® tras de s¨ª un rastro de 80 muertes, seg¨²n el Ministerio del Interior franc¨¦s.
Pas¨® parte de su adolescencia en Londres, donde simultane¨® su adhesi¨®n al comunismo con las fiestas a todo trapo pagadas por millonarios jeques ¨¢rabes. Estudi¨® en la Universidad de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ah¨ª conoci¨® a miembros de la resistencia palestina. Se uni¨® a ellos. Combati¨® contra el Ej¨¦rcito jordano en el denominado Septiembre Negro. Ten¨ªa 21 a?os. De all¨ª volvi¨® de nuevo a las fiestas de Londres, convertido ya en jefe de terroristas. Se le atribuyen asesinatos a punta de pistola, bombazos en tiendas en el centro de Par¨ªs, en trenes, colocaci¨®n de coches bomba... En 1975 secuestr¨®, al mando de otros cinco terroristas, una reuni¨®n entera en Viena de la OPEP: tom¨® como rehenes a 60 personas, entre los que se contaban 11 ministros. Uno de ¨¦stos le defini¨® como un tipo dotado de una inaudita capacidad mental para actuar bajo presi¨®n.
"A m¨ª no me localiz¨® Rondot. La seguridad sudanesa inform¨® a la CIA. Los de la CIA nos hicieron muchas fotos"
"La gente que iba en los trenes el 11-M era ajena a la agresi¨®n de los ej¨¦rcitos. Hay otros sitios donde hacer atentados"
"Mire, hermano, le digo una cosa: el 90% de las cosas de las que soy responsable ejecutivo no las mencionan nunca"
"Un d¨ªa prend¨ª la tele. Vi la vaina de la torre, y de pronto el otro avi¨®n y la otra torre. El 11-S fue un golpe extraordinario"
Se dice comunista desde 1964, profesa el islam, pero nunca fue ni espartano ni austero ni pobre: siempre gast¨® aires de dandi (incluso en la c¨¢rcel, donde va con un abrigo de cachemir). "Vestirse decentemente es una cuesti¨®n de origen de clase, compa?ero. No hay que renegar de los or¨ªgenes de cada uno", afirma.
Durante m¨¢s de 20 a?os de inc¨®gnito salt¨® de pa¨ªs en pa¨ªs, de Yemen a Uganda, de Siria a Argelia, de la Libia de Gaddafi a la Rumania de Ceausescu, hasta que fue detenido una madrugada de agosto de 1994 mientras dorm¨ªa en una urbanizaci¨®n a las afueras de Jart¨²n (Sud¨¢n), vendido por las autoridades sudanesas al famoso superesp¨ªa franc¨¦s Philippe Rondot. Desde entonces languidece en una c¨¢rcel francesa, donde, dice, "abunda la mediocridad". Est¨¢ condenado a cadena perpetua por asesinar a sangre fr¨ªa en un apartamento de Par¨ªs, en agosto de 1974, de tres balazos, tras invitarles a beber, a dos inspectores de polic¨ªa franceses y a un antiguo compa?ero terrorista liban¨¦s que, seg¨²n Carlos, le hab¨ªa traicionado. Acept¨® hablar con EL PA?S por tel¨¦fono desde la c¨¢rcel.
Pregunta. ?Por qu¨¦ dice que hay mucha mediocridad en la c¨¢rcel?
Respuesta. Porque hay muchos analfabetos. La gente aqu¨ª no tiene intereses intelectuales, es dif¨ªcil sentarse a comentar una noticia. El inter¨¦s de muchos es simplemente fumar droga y cosas as¨ª.
P. ?Y usted qu¨¦ hace?
R. Trato de ayudar a mis abogados y sigo las noticias lo mejor que puedo, en los canales de televisi¨®n que me llegan. Uno de ellos es espa?ol, Telemadrid, que es mala, por cierto: all¨ª vi el otro d¨ªa a Fernando Silva Sande [ex jefe de los GRAPO], el chivato ese, y me dio tristeza. Y tambi¨¦n leo.
P. ?Es consciente de que puede morir en la c¨¢rcel?
R. La condena perpetua no quiere decir nada. Es un problema pol¨ªtico.
P. ?Han cambiado sus ideas pol¨ªticas?
R. ?Ah, caballero! Yo a los 14 a?os, en enero de 1964, entr¨¦ en las Juventudes Comunistas de Venezuela. Y hasta el d¨ªa de hoy no he cambiado un pelo. Sigo siendo comunista. No soy un tipo dogm¨¢tico, he estudiado, he conocido a gente importante en la direcci¨®n de pa¨ªses comunistas. Sigo fiel a los principios inmanentes leninistas: soy un comunista convencido y militante.
P. ?Y sigue defendiendo la utilizaci¨®n de las armas?
R. Seg¨²n la coyuntura. En situaciones determinadas. Como en Colombia, estos d¨ªas. O en Afganist¨¢n: eso es leg¨ªtimo.
P. Yo hablaba de terrorismo.
R. ?Qu¨¦ pasa con el terrorismo? Yo siempre he estado contra el terrorismo. Cuando se bombardea en Afganist¨¢n, eso es terrorismo.
P. Yo me refer¨ªa a usted: ha sido considerado el terrorista m¨¢s buscado del mundo.
R. Le voy a decir una cuesti¨®n: yo fui condenado por asesinato culposo, no premeditado. No por terrorista. O sea, acusarme de terrorismo es una patra?a, como llamarme El Chacal.
P. ?Qu¨¦ quiere decir?
R. La polic¨ªa inglesa encontr¨® esa novela de Frederic Forsyth encima de la chimenea de la casa de una muchacha que dec¨ªan que era amiga m¨ªa y que ten¨ªa pistolas y cosas as¨ª. Yo tengo el r¨¦cord de operaciones ejecutadas por la resistencia palestina. No digo dirigidas o planificadas: ejecutadas. En persona. Nadie ejecut¨® m¨¢s operaciones que yo. Y estoy orgulloso de ello. Y se me trata como a un chacal.
P. ?Cu¨¢ntas son?
R. Yo qu¨¦ s¨¦: cantidad, chico.
P. Esas operaciones, como las llama usted, acarreaban sangre y v¨ªctimas.
R. S¨ª, c¨®mo no. Pero pocas, pocas v¨ªctimas inocentes: el 10% de las bajas. El 10% no es nada, mi hermano. Yasir Arafat habl¨® en la ONU y fue con una rama de olivo en una mano y un fusil en la otra. Yo no tengo nada que a?adir a eso.
P. ?Cu¨¢ndo una persona decide matar a otra por una idea que considera justa?
R. ?C¨®mo justa? ?Y cu¨¢ntas personas han matado los espa?oles en Irak? ?Cu¨¢ntos afganos mueren diariamente? ?Cu¨¢ntos? ?Eso no le molesta? Luchar contra eso es glorioso y heroico.
P. ?Usted no se arrepiente de nada?
R. El arrepentimiento es un concepto religioso. Yo no digo que nunca haya pecado. Pero en la lucha militante revolucionaria, no. Uno es mujeriego, le gusta beber ca?a, ron, buen vino, y ahora que soy musulm¨¢n, no deber¨ªa hacerlo: de hecho, no lo hago porque estoy preso.
P. ?C¨®mo empez¨® todo? ?Con el ejemplo de su padre?
R. En Venezuela, yo era el responsable de la juventud comunista con 200 militantes bajo mis ¨®rdenes. Mi padre no estaba de acuerdo con la violencia, era abogado, ve¨ªa la toma del poder de otra manera.
P. ?Cu¨¢ndo decidi¨® usted tomar las armas?
R. Uno no decide, mi hermano, son las circunstancias las que deciden. En ese momento, uno se echa para atr¨¢s o sigue para adelante. Esos que se sientan en un caf¨¦ y deciden hacer esto o lo otro no tienen porvenir. Las circunstancias hist¨®ricas son las que deciden.
P. ?Pero cu¨¢l fue ese momento para usted?
R. En 1971, despu¨¦s de los combates del Septiembre Negro contra el Ej¨¦rcito jordano, un general me dijo: "Chico, te necesitamos en el extranjero". Yo ya me hab¨ªa batido con los soldados jordanos, que, ¨®yeme, eran unos tipos valientes, buenos combatientes, con cojones, que cre¨ªan en su rey, Hussein, que era un tipo no como esos reyecitos de zarzuela, era un rey de armas tomar, no era ning¨²n pendejo. As¨ª que me dijeron que me fuera a Londres y as¨ª comenzaron las cuestiones internacionales.
P. ?Y despu¨¦s?
R. Viaj¨¦ mucho. Pero eso no era nada nuevo para m¨ª. Conoc¨ª pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses comunistas.
P. ?Qu¨¦ pensaba cuando le¨ªa que era el terrorista m¨¢s buscado del mundo?
R. Pues a veces me daba la risa. Porque sab¨ªa que ten¨ªan buenas fotos de m¨ª y pon¨ªan fotos chuecas.
P. ?Nunca dud¨® al ver que hab¨ªa v¨ªctimas inocentes?
R. Cuando hay operaciones con explosiones, bombas, fuego, ese tipo de cosas, a veces hay gente que no tiene nada que ver y pasa por ah¨ª, ya lo dije, es un 10%.
P. En una entrevista en el peri¨®dico Al Watan en 1979, usted reconoc¨ªa un conjunto de atentados...
R. Esa entrevista se hizo de buena fe, pero fue manipulada, llena de errores.
P. No los asume entonces...
R. Mire, hermano, le voy a decir una cuesti¨®n: el 90% de las cosas de las que soy responsable ejecutivo no las mencionan nunca.
P. ?Por qu¨¦?
R. Tendr¨¢n sus razones. Todo se sabr¨¢ en su momento. Cuando publique mis memorias. Todav¨ªa es temprano. Las escrib¨ª en noviembre de 1992, en Amm¨¢n, e hice dos copias dactilografiadas que envi¨¦ a dos personas que no se conocen. A¨²n no es el momento. Yo no me voy a meter a sapo, que es como en Venezuela llamamos a los chivatos ahora. Hay jefes de Estado que est¨¢n implicados, hasta en Francia.
P. ?En qu¨¦ particip¨®?
R. Hombre, no voy a hacer de chivato contra m¨ª mismo. Si estuvi¨¦ramos tomando un caf¨¦ o una guaraquita al borde de la piscina, en Caracas, podr¨ªamos hablar de una manera m¨¢s libre, indudablemente. Pero en estas condiciones, puede comprender...
P. Le acusan de trabajar despu¨¦s de vulgar mercenario, sobre todo en Rumania, con Ceausescu.
R. Yo le ten¨ªa cari?o y respeto a Ceausescu. Era un poco iluminado, un tipo de la monta?a, que ven¨ªa de una familia muy pobre. Gran patriota, muy solidario. Nos recibi¨® de una manera muy calurosa. Est¨¢bamos all¨ª con todos los honores: vivienda, medios para viajar, pero no recibimos ni un centavo de esa gente. Se lo digo: todos los atentados contra exiliados rumanos fueron hechos por la polic¨ªa, estando todav¨ªa vivo Ceausescu. Porque, puestos a ser mercenarios, qu¨¦ co?o trabajar para Rumania, ?habr¨ªamos trabajado para EE UU! ?T¨² crees que yo pod¨ªa decirles a mis compa?eros: "Oye, vamos a matar al profesor tal o al periodista cual" porque nos lo manda Ceausescu? Me habr¨ªan escupido en la cara. Nosotros no ped¨ªamos dinero: lo exig¨ªamos. Los Estados pagaban en millones de d¨®lares, y yo estoy orgulloso de haber desempe?ado en esa cuesti¨®n un papel fundamental. Y no solamente a estados "amigos", entre comillas, sino a estados enemigos: y pagaban. Los franceses nos pagaron cinco millones de d¨®lares, s¨ª, estando yo en Argel, en el a?o 1976, por un avi¨®n de Air France que nos llevamos hasta Entebe, el aeropuerto de Uganda. Todo el mundo paga, hermano.
P. ?C¨®mo se hace para secuestrar un avi¨®n?
R. Yo nunca he secuestrado personalmente aviones. Soy inocente, mi hermano. En todo caso, no es una cuesti¨®n t¨¦cnica.
P. ?C¨®mo le arrestaron?
R. Una noche, despu¨¦s de hacerme una operaci¨®n en la ingle, en una urbanizaci¨®n cercana al Nilo Azul, a las dos de la madrugada, entr¨® un teniente de la guardia sudanesa hist¨¦rico acompa?ado de un grupo de guardias armados llorando. Uno de ellos dijo: "Tenemos ¨®rdenes, comandante". No sab¨ªan ni c¨®mo maniatarme con esas tiras de pl¨¢stico que les hab¨ªan dado los franceses. Se lo expliqu¨¦ yo. Aun as¨ª, hicieron una vaina mal hecha. Me pusieron una capucha y me llevaron al aeropuerto. All¨ª estaba Rondot.
P. ?C¨®mo lo localiz¨® Rondot?
R. A m¨ª no me localiz¨® Rondot. La seguridad sudanesa inform¨® a la CIA. Los tipos de la CIA nos hicieron muchas fotos varias veces. No les echamos plomo porque est¨¢bamos en un pa¨ªs amigo. Los saud¨ªes pagaron con sus petrod¨®lares al Gobierno de Jart¨²n.
P. ?Qu¨¦ piensa de Bin Laden?
R. Hay muchos hijos de estos ¨¢rabes que son de lo m¨¢s corruptos: herederos, ricos que no viven sino en la sinvergonzoner¨ªa y la droga. Y este muchacho, un hijo de un ¨¢rabe rico, es un idealista, hizo la yihad. Respeto para esa gente.
P. Ide¨® e inspir¨® el 11 de Septiembre y el 11 de Marzo...
R. Son dos cosas distintas.
P. Son dos atentados
R. No mezcle las cosas. A m¨ª lo del 11-M me dio tristeza.
P. ?Y el 11-S no?
R. En el 11-S yo me ca¨ª en el culo, como el que dice.
P. ?C¨®mo?
R. Un d¨ªa prend¨ª la televisi¨®n y vi la vaina de la torre, y de pronto el otro avi¨®n y la otra torre, y me sent¨¦ en la cama de la celda y dije Alahu-akbar, fue un golpe extraordinario contra el imperialismo.
P. Esas torres estaban llenas de personas inocentes...
R. ?Una fracci¨®n de las personas que han asesinado los americanos en Medio Oriente!
P. Eso mismo pensaban los que atentaron en los trenes de Madrid.
R. Hay una diferencia: la gente que iba en los trenes no ten¨ªa nada que ver con la agresi¨®n de los ej¨¦rcitos. Hay otros sitios donde se pod¨ªan hacer atentados y eliminar a cierta clase aristocr¨¢tica, burguesa, sin matar a tanta gente inocente que circulaba por ah¨ª, incluidos varios musulmanes. Me da la sensaci¨®n de que les faltaba experiencia...
P. En el juicio en Par¨ªs dijo: "Hasta el criminal m¨¢s abominable puede reconvertirse. Salvo el caso extremo del monstruo, todo el mundo puede corregirse".
R. ?Yo dije eso?
P. S¨ª. ?Se refer¨ªa a usted mismo?
R. No; yo no soy un monstruo. Yo soy muy humano.
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